¡Alaba’o!
- Por María Karla Abreu Sablón / estudiante de Periodismo
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Fotos: Cortesía de la entrevistada.
Si bien Chuncha lucha todos los días con los problemas que vive en su comunidad, es un ejemplo a seguir. Es un dibujo animado o muñequito, como el buen cubano dice, que ha marcado generaciones de niños que hoy ya son adultos y profesionales. Cada vez que grita un ¡Alaba'o! es un problema inminente pero ¿quiénes estuvieron detrás de tanta dulzura y entretenimiento?
La gibareña Elia Rosa García Rodríguez fue una de las editoras, junto a su director Gaspar González, de ese personaje tan curioso. Vivió en los años fundacionales de los Estudios de Animación y Cinematográficos de la Televisión Cubana, y tiene un conocimiento exquisito sobre cómo se cocinaba esta caldosa cederista cada semana, para un nuevo capítulo.
La historia de esta mujer no solo es una vista leve de la animación cubana tras el triunfo de La Revolución, sino de toda la trayectoria que vivieron la televisión y animación en Cuba a partir de sus inicios. Su experiencia personal nos acerca a los pasillos del 23 y M. Convencida y satisfecha con su trabajo, ella cuenta toda su trayectoria profesional.
Desde niña, Elia amaba dibujar, incluso las cosas más comunes: "Veía un perro y lo dibujaba" , afirma sobre su pasión. Para comenzar de manera profesional, tomó un curso de dibujo comercial por correspondencia, del que se graduó con 12, aproximadamente. La continuación de estudio se redirigía a la cabecera provincial, a lo que su padre se negó. La lectura formó una parte importante de su adolescencia y, con la supervisión de un profesor particular, florecieron los primeros pasos universitarios.
El matrimonio llegó a una edad temprana y, con él, una mudanza muy conveniente hacia la capital, en el año 1964. La maternidad y el compromiso no borraron las ganas de dibujar el mundo, y en las noches, cuando todos descansaban, sus horas de sueño se convirtieron en las de creación.
Por esos años, el Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR) convocó un concurso para dibujos animados y animación. La tentación de hacer lo que realmente le gustaba y vivir de ello fue demasiado excitante, aprobó las exámenes que propiciaban un curso de capacitación, quedó como dibujante de animación y, después, fue al área de línea y relleno. Allí se crearon los primeros story board de los nacientes Estudios de Animación Fílmicos.
Una gotica de petróleo fue el personaje creado por Elia para incursar en el guionismo, principalmente didáctico. Por el año 1969, se estaba preparando el futuro Departamento de Animación en el inmueble de la funeraria Caballero. Allí radicaban todas las especialidades de la animación moderna de aquellos tiempos. "Un cuarto de cámara de animación, el taller y el departamento de marionetas, las áreas de animación, línea y relleno, fondos, las oficinas de postfilmación, las de coordinación de animaciones, las de producción e, incluso, un pequeño estudio de grabaciones. También, los archivos de la televisión y seis cubículos de edición con moviolas, cuatro soviéticas y dos alemanas, a una de las cuales llamaban la moviola de Elia Rosa, entre muchos más locales", cuenta con gratitud, mientras explica detalladamente la ubicación de cada local.
El Departamento de Cinematografía hizo una convocatoria para aprender a hacer cine. Seleccionaron a cinco personas. Dentro de ellas se encontraba Elia. "Pasé por todos los procesos cinematográficos hasta que me quedé en edición, lo que más me gustó, enamorada de él gracias a mi profesor, que recuerdo con ternura, José Taboada". Así comenzó su vida editorial.
Dos años después, se unificaron los Estudios de Animación y los Cinematográficos, con tecnología avanzada para el séptimo arte y un laboratorio fílmico de 16 milímetros.
Al fundarse los Estudios Cinematográficos, Elia siguió editando animados, por la complicidad que había construído con algunos realizadores. El cine llegó a su vida laboral y comenzó a hacer documentales, cortometrajes e intercuts. Trabajó con los directores de Televisión: Antonio Vázquez Gallo, Erick Kaupp y Rolando Ávalos. La edición amplió sus apuestas y ya no solo era animación, sino otros campos más complejos, pero espléndidos.
El caricaturista, ilustrador, historietista y guionista Gaspar, creador de Chuncha, es uno de los compañeros que recuerda con admiración. La libertad que tenía para hacer cortes, editar sonidos , buscar bandas sonoras exclusivas y ponerle a esa viejita cederista cualquier situación real en un muñequito, fue una de las posibilidades más abiertas que Elia vivió. Aunque editó muchos animados, confiesa que ese es su preferido, por el carisma y el toque personal de cada uno de sus creadores, que el personaje demuestra en cada una de sus aventuras. Entre ellas cabe mencionar su participación en el montaje de varios cortos realizados por Gaspar: “Chuncha se muda”, “Chuncha engorda” y “Un día en la playa”.
No solo Chuncha marcó la trayectoria editorial de esta talentosa mujer, sino una lista de colaboraciones, que marcaron la infancia de los cubanos. Ejemplos de estos títulos son “El caballito cerde” (dir. Luis Castillo); “El vaso” (dir. David Jaime Veitía); “Del Mundo Animal” (corto dirigido por Bernardo Cordero); “Tin tin, la lluvia” y “Feliz, feliz”, ambos del director Reinaldo Alfonso; además, las canciones infantiles "El burrito" y "La Calabacita" (dir. Félix Rodríguez). Con Hugo Alea y Reinaldo Alfonso, montó el corto "El negrito", y con Jorge Pérez, "Juan me tiene sin cuidado".
De la serie de los perritos Guaso y Carburo (personajes creados por Luis Castillo), editó los cortometrajes "Guaso contra los hurones" y "Guaso y el rey Hurón"; y de la serie de los cuentos de la Señora Santana, “El jardín de Mustafá”, dirigido por Juana Aguión.
Además, refiere su participación en documentales importantes, como Celotipia, con su esposo, el cineasta Manolo Redondo. De todos y cada uno de ellos recuerda la simpatía y la confianza con la que trabajaban.
Un sinfín de diplomas y reconocimientos ha obtenido la editora holguinera. Entre ellos, están la medalla Raúl Gómez García, el Aldabón de La Periquera, las medallas 23 de Agosto y la de fundadora de los CDR, el premio 26 de Julio, el de la UNEAC, el premio José Martí, de la UPEC, e incluso un paloma de oro en el festival del AISA, entre muchos otros.
La inmersión continua de Rosa solo hace crecer su amor por la profesión. Según ella, mientras más la estudia, más descubre y más despierta su interés. Además, la gran satisfacción que deja ver el resultado de la edición de algún vídeo o audiovisual, la hace admirarla aun más. Pudo también enseñar edición en Telecristal y en Instituto Superior de Arte, tras su jubilación, lo que recuerda como una etapa de docencia plena pues forjó buenos profesionales. "La edición es un trofeo y una satisfacción inmensa, me ayudó a vencer mi timidez y a desarrollar mi pasión", describe así su labor.
Su padre, Francisco García Gómez, fue un poeta del campesinado, no reconocido; por eso, su propósito actual es editar como libro la recopilación de sus décimas. Se encuentra en versión digital y disponible en Amazon, pero busca que alguna editorial cubana lo publique y reconozca como un poeta holguinero. En la pasada Feria del Libro se realizó su presentación, y Elia espera que, para el próximo año, esté a la venta en librerías.
La inspiración, como bien diría su padre en una de sus décimas, "es la agilidad mental que va señalando el mal como la satisfacción" ; de ahí viene la de Elia, de sus raíces, de ver erguirse los Estudios Cinematográficos, de los primeros dibujos animados tras el triunfo de la Revolución, de los jóvenes que se formaron en sus clases, de las canas que ya comparte con Chuncha, de las ocurrencias de Guaso y Carburo, del burrito que ya le dio la vuelta a todo el mundo. Viene de una mujer fuerte y orgullosa de haber sido lo que su inspiración le dictaba.