Lourdes Vera Rodríguez: Perseverancia de mujer
- Por Roxana Bárbara Almaguer Alemán
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La conocí en la asamblea de balance municipal de las federadas en el municipio de Banes. Contaba su experiencia personal y comunitaria como federada del bloque 79, delegación 2 del barrio La Musen en ese municipio costero. Me impactó la sencillez, constancia y naturalidad de su testimonio.
Lourdes Vera Rodríguez tiene 60 años y es retirada. Trabajó en los sectores de la cultura y el arte, acueducto y alcantarillado, y como cuidadora de niños por cuenta propia. Fue instructora de teatro y jefa de los promotores culturales en la Casa de Cultura “Juan Marinello” del municipio, y también directora municipal de cine.
“Por cosas de la vida, que a veces nos pone a prueba, decido dejar de trabajar. En el 2014, mi nieta de tres años, fue diagnosticada con carcinoma mucoepidermoide de parótida, por lo que dediqué todo mi tiempo a cuidarla. Actualmente tiene 13 años, está controlada de salud y es seguida a través de consultas anuales. Yo siento que soy una súper abuela (sonríe) y vivo orgullosa de mis tres nietas.”
Recuperada su nieta, se reincorpora al trabajo, primero como cuidadora y después como tramitadora de los servicios hidráulicos en Banes, hasta alcanzar la edad de retiro. Hoy dedica su tiempo a las tareas de la casa, a ayudar a su familia y los vecinos de su comunidad, desde su posición como mujer.
“Mis días transcurren como los de cualquier mujer de estos difíciles tiempos q nos ha tocado vivir; hago las tareas del hogar, ayudo en la educación de mis nietas. Mi tiempo libre lo dedico a la lectura de un buen libro, las redes sociales, la televisión. Y consagro unas cuantas horas en la semana a enseñar a los más jóvenes los conocimientos, que durante mi niñez y mi juventud aprendí, para que no se pierdan las lindas tradiciones de nuestras abuelas”, explica.
“La FMC en mi vida ocupa un lugar muy importante. Como mujer de estos tiempos es primordial defender la organización que nos representa y nos da el lugar que realmente nos merecemos. Vivimos en una sociedad machista, que, aunque ha mejorado con los años y con el nuevo Código de las Familias, aún persisten conductas inadecuadas. Y nuestra federación siempre está en defensa de nuestros derechos.
“A la organización llego desde muy jovencita, guiada de la mano de una señora llamada Margot Guerrero, quien me inculca el amor hacia la organización y me enseña el lugar que debe ocupar una mujer en la sociedad.”
¿Cómo defines a la organización femenina?
“Con la palabra FUERZA”, asegura.
“Fuerza para luchar por nuestros derechos, para mantenernos en la vanguardia durante tantos años, para seguir haciendo cambios que ayuden a nuestras mujeres a vivir en un mundo de desigualdades. En fin, fuerza para defendernos cuando nos llaman el sexo débil. No somos el sexo débil, somos el sexo delicado, pero fuerte donde se forma la vida.”
Le gusta mucho trabajar para los más pequeños de casa. Mediante la narración oral y la práctica de juegos tradicionales, los enseña y educa en el amor y el respeto. A ellos les brinda pautas para ejercer el cuidado del medio ambiente, los adultos mayores y los animales.
Curiosidad y admiración sentí por los proyectos comunitarios, que Lourdes ha creado con la guía y asesoramiento de la FMC. Los describe, defiende e incentiva con ahínco. Pudiera parecer la típica idea habitual de transmisión y enseñanza de manualidades y conocimientos tradicionales, pero desde la creatividad, inclusión y laboriosidad hacen la diferencia.
“El proyecto de crochet surge a raíz de la pandemia, cuando durante la etapa de aislamiento me toca quedarme en casa y cuidar a los menores de la familia. Estaban las niñas en casa con pocas opciones de juego, sin poder salir al barrio a jugar con los amiguitos, o ir a la escuela. Algo tenía que inventar para mantenerlas ocupadas.
“Surge la idea de ponerlas a tejer. No tenía agujas para todas, pero, al pedido de ayuda, siempre hay alguien que colabora. Cuento con un vecino carpintero llamado Juan Mir que se le ocurre confeccionar las agujetas de madera, preferentemente de las más duras y resistentes. Así comenzamos las primeras clases.
“Cuando salimos del aislamiento se incorporan al grupo otras niñas y vecinas de la comunidad. También se incorpora Alfredo (Fredy), el único hombre tejedor que tengo dentro del grupo.
“Como casa taller comenzamos a funcionar a partir de una visita de nuestra antigua secretaria de la organización femenina en el municipio de Banes, Elsy Ávila, que al observar a nuestras arañitas propone concretar el proyecto. No solo tejemos. Además, empezamos a incursionar en la costura y en el trabajo con papier maché y el foamy.
“Vamos evolucionando según la materia prima que tengamos. Si aparece alguna tela pues nos inventamos agarraderas, paños de cocinas, si aparece estambre u otro tipo de hilo, alfombras, cojines, cintillos, en fin, todo lo que podamos crear con nuestras manos y con los materiales que reciclamos.
“Nos reunimos en el tiempo libre, sin descuidar los horarios de docencia de cada uno de nuestros niños. Comenzamos con cuatro niñas y hoy puedo decir que muchas adultas y como le dije hasta un hombre teje y lo hace muy bien.
Lourdes y sus “arañitas” no solo realizan artes manuales. Continúan integrándose a la comunidad y realizan acciones junto al grupo de trabajo comunitario. Unidos al personal médico del consultorio de su barrio crearon "Los yerberitos".
“Para inculcar en las personas el uso de las plantas medicinales y rescatar los jardines medicinales en los consultorios y parcelas particulares. Este taller se diferencia de otros en su composición, no es para un grupo etario definido es para cualquier persona de cualquier edad que se quiera sumar a nosotros. Nunca es tarde para adquirir conocimientos.”
¿Qué te propones, como mujer federada y empoderada, con estos proyectos comunitarios?
“Estos proyectos son la base de muchas fuentes de empleo. Además, cuando tienes a un grupo de niños reunidos, es espacio propicio para inculcar cosas positivas para la vida, normas de conductas, valores. Nos proponemos muchas metas, pero sobre todo seguir fomentando en las nuevas generaciones el amor por las pequeñas cosas que engrandecen el alma.”
El ser elegida como delegada a la asamblea provincial de la Federación de Mujeres Cubanas en representación de las federadas banenses, la llena de orgullo porque “todo lo que tenga relación con las mujeres me engrandece como persona”, complementa.
Desde su percepción ¿Cuáles son los retos futuros que tiene la organización femenina?
“A la organización le queda mucho por hacer, en nuestro municipio se ha trabajado incansablemente y hemos alcanzado muchos logros, pero aún falta. Una de las tareas fundamentales es lograr que todas las mujeres cubanas sean dueñas de su propio destino, que no exista la violencia hacia nuestras mujeres y que ninguna se quede callada ante algún acto de violencia. Nos quedan muchos retos, pero como dice el lema del 11no Congreso, somos ¡Mujeres, Vencedoras de Imposibles!
¿Con qué palabra te defines?
“Perseverancia”