Hospital Pediátrico de Holguín, recinto de amor y vida
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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Desde su surgimiento no ha dejado de ser, por un solo instante, un lugar de amor y vida la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), del hospital pediátrico Octavio de la Concepción de la Pedraja.
El amor es innato o resulta patrimonio en el más avezado de los profesores hasta en el personal de apoyo. Esa es una de las principales premisas, para que la supervivencia allí sea del 95 por ciento, indicador de excelencia si se tiene en cuenta, que a la UCI ingresan niños de más 29 días de nacidos hasta 18 años de edad en estado grave o crítico, con diferentes patologías.
Hace cuatro décadas nació, como fruto de otra de las tantas ideas geniales del Comandante en Jefe Fidel. Al ocurrir la epidemia de dengue hemorrágico en Cuba, que privó la vida a 158 personas, entre ellos 101 niños, él orientó la creación de estas unidades de atención pediátrica intensiva en todas las provincias del país.
Así, tras la reconversión de una amplia área del Pediátrico, el 17 de septiembre de 1982 abrió esta sala de terapia intensiva, de las más amplias de su tipo en el territorio nacional, con 10 camas, tres especialistas en Pediatría y un grupo pequeño de enfermeras, liderados todos por el profesor Luis Rodríguez Guerrero, como el jefe médico y la licenciada Silvia Valdés Curbelo.
Cuarenta años venciendo a la muerte

Es hora del necesario recuento de 40 años de lucha por la vida, desde una de las principales salas del Pediátrico. El doctor Carlos Alberto Córdova Vega, jefe de la UCI, ante todo recuerda a Luisito-como llaman al profe fallecido en abril pasado-, quien fuera alma, savia y padre del lugar durante sus 29 años al frente de ese colectivo. “Nunca podrá hablarse de este lugar sin tener presente sus enseñanzas a las nuevas generaciones, fue un maestro por excelencia y su mayor debilidad era tener un niño grave”.
Casi toda su vida profesional, Córdova la ha desarrollado en esa funcional unidad, concebida a partir de una moderna estructura, con cubículos espaciosos y largos cristales dentro y también en la parte de los pasillos laterales, por donde al correrse las cortinas verdes, es posible que el familiar pueda ver a su enfermo cuando se permite visita.
“Los inicios resultaron muy difíciles, porque no había la cantidad de médicos ni enfermeras como la hay hoy, ni tampoco la preparación era la misma; sin embargo, sus fundadores hicieron un trabajo heroico, porque en la primera mitad de la década de los ´80 no fueron pocos los casos de meningitis meningocócica requeridos de atenciones especiales, que gracias a la vacuna antimeningocócica disminuyeron de manera paulatina”, recuerda.
En el orden asistencial en esta sala se han atendido más de 20 mil niños, con una supervivencia del 95 por ciento, que según asegura Córdova es altísima, a partir de que los pacientes que allí ingresan tienen un estado grave o crítico, debido a las diferentes patologías presentadas, como las afecciones respiratorias agudas, infecciones del sistema nervioso central y de otro tipo; casos quirúrgicos complicados, diarreicas agudas y convulsiones de diversas causas y accidentados.
Además, hace un aparte para las anécdotas de los niños que han vivido allí años, fundamentalmente con enfermedades crónicas y menciona a uno de los más recientes, Francisco de Jesús, quien luego de un lustro de permanencia en la UCI está en su casa con respiración artificial, los demás equipos necesarios, medicamentos hasta un panel solar para que disponga de electricidad, pero este no es el único caso que una vez salvados van hacia sus hogares con los recursos necesarios para garantizarles su supervivencia.
Del costo de la estancia de un paciente es este servicio u otros del Pediátrico nadie se refiere, aunque se conoce lo altamente caro que hoy resulta para el país la compra y mantener equipos médicos de la más avanzada tecnología, medicamentos de última generación, insumos y otros recursos indispensables, porque para todos, lo más importante es la vida, más cuando se trata de un niño.
Esta Unidad está muy bien equipada, con ocho equipos de ventilación mecánica sofisticados, monitores cardiorespiratorios, bombas de infusión, jeringas perfusoras, aparatos de Rayos X, ultrasonido y encefalogramas; además de otros medios, que aseguran la atención, lo cual unido a la preparación del recurso humano, su profesionalidad y amor al paciente se hacen milagros. “No todo es color de rosa, pero están los aparatos para indispensables para enfrentar los graves y críticos”.
Pero aquí también el bloqueo se ensaña y no pocas veces el ingenio de unos y la cooperación de otros hacen que nada se detenga allí, para salvar a cualquiera de los pacientes.
Aporte a la formación profesional
Equipo de la Sala de Terapia. Foto: Alexis del Toro
De igual manera la UCI ha sido una unidad docente por excelencia, formando médicos y enfermeras de esta provincia y de otras de la región oriental. “Es algo extraordinario, porque si al principio comenzaron tres pediatras y algunas enfermeras, hoy contamos con un equipo de 10 especialistas, entre ellos un Doctor en Ciencias; varios residentes y 39 enfermeras, en su mayoría licenciadas o con determinada especialización, pero hemos formado un sinnúmero de pediatras, intensivistas y también contribuido con otras especialidades, porque durante la carrera los estudiantes deben pasar por aquí”, explica Córdova.
Con satisfacción habla de la continuidad que existe en este servicio, donde hay profesores de mucha experiencia, pero también jóvenes muy talentosos, por lo cual está garantizado el relevo, el futuro. “Hay un grupo de siete u ocho médicos haciendo la residencia y de igual manera en el personal de enfermería la superación es constante”.
Entonces revela detalles con orgullo y sentido de pertenencia de cada uno de su equipo. Dice que, sin desmeritar a otras de sus colegas, la seño Dayni Pupo Rodríguez, jefa de sala, es para él “la mejor del mundo, es brillante. La vena que no coge ella, no la logra nadie”; pero no deja pasar por alto a Lourdes Batista, auxiliar de limpieza, que “hasta el otro día, a las tres de la mañana podía vérsele limpiando los pisos” o a Rosa María de Fuentes, la única fundadora en activo. “Todos son valiosísimos y lo más importante es la unidad imperante y el humanismo, que hacen posible los logros que hoy tenemos”.
Servir al más necesitado
Cada niño ingresado tiene atención médica las 24 horas. Foto: Alexis del Toro
Con esa máxima también de la UCI varios profesionales han ido a prestar ayuda solidaria a 10 países de cuatro continentes. De los 25 médicos y enfermeras internacionalistas, algunos tienen más de una colaboración médica en su haber.
Por ejemplo, el primero en salir fue Profesor Luis, quien a Argelia; el doctor Ricardo Ricardo Gutiérrez (jubilado) estuvo en Pakistán, Nicaragua y otras naciones; otros han estado en Venezuela, el Congo y demás naciones, siempre poniendo en alto la especialidad.
De esta forma la UCI celebra sus 40 años, con la mayor satisfacción de presto a salvar vidas.
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