Las Cuatro Damas del Museo
- Por Calixto González Betancourt
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De izquierda a derecha: Zulema, Ailén, Mariela y Esther. Fotos: Elder Leyva
Siempre sonrientes y amables; el trato y disposición para satisfacer las preguntas y solicitud de los visitantes son sus sellos: Sara Zulema Muguercia Bouzas, Esther Hernández González, Mariela Velázquez Marrero y Ailén Cruz Ferrás, es decir, las cuatro damas del Museo Provincial del Deporte en Holguín, el primero de su tipo, inaugurado en este país.
Ese lugar me es muy familiar, desde que se gestó su constitución en una sala del Estadio Mayor General Calixto García; las dos instituciones abrieron sus puertas en la misma fecha, hace 43 años (10 de febrero de 1979). Muchas veces lo he visitado y también atravesado su recinto para llegar a mi palco de trabajo durante los juegos de las series nacionales de béisbol y nunca ha faltado la agradable presencia y bienvenida de las museólogas, como lo hacen con todas las personas que llegan o pasan por allí.
En otras ocasiones me he referido a la importante labor educativa e histórica y de los fondos museables deportivos del lugar, pero en esta oportunidad mi propósito, aunque muy relacionado con lo anterior, era otro. Las muchachas se sorprendieron cuando les dije que ahora, más que destacar la función social del Museo, quería conocer de ellas y sus experiencias profesionales.
Hace algunos meses, al comunicarle mi intención, la primera reacción de Sara Zulema, la directora, fue decir, con expresión de modestia y admirada, que no era necesario. La convencí, con mi argumento de que me proponía homenajearlas por el 18 de mayo, Día Internacional del Museo.
Zulema comenzó a laborar en esa institución en el 2003, como contrato, pero se quedó definitivamente, pues en poco tiempo ocupó una plaza fija como técnica. A su licenciatura en Educación en la especialidad de Marxismo, Leninismo e Historia, agregó un curso de museología y otros.
Seguramente sus cualidades de cumplimiento estricto de sus tareas y sentido de responsabilidad determinaron para ser designada directora del Museo en 2008. “Aquí me he superado y aprendido mucho, no solo de museóloga, sino de deportes y en organización de actividades”, afirma Zulema, debido a que su Sala ha sido escenario de diversos eventos teóricos deportivos y de otra índole; de abanderamientos de equipos y de actos por importantes efemérides, más certámenes propios del Museo y en todos ellos, Muguercia ha cumplido un importante rol.
Considera como aleccionadora experiencia la atención de personalidades que han visitado al Museo como el desaparecido revolucionario Armando Hart Dávalos y el Héroe de la República de Cuba Gerardo Hernández; también la labor de extensión para ir ofrecerles actividades a los niños en las escuelas y en las comunidades y el adiestramiento de estudiantes universitarios de historia.
Sara Zulema ha sido el alma, junto a la colaboración de sus compañeras, de los Simposios Provinciales de Historia del Deporte, que han mantenido vivas las acciones públicas en esa temática, en el organismo deportivo de la provincia.
La directora del Museo deportivo se distingue por su exigencia para que todo marche como debe; es detallista y muy enamorada de su labor.
Satisfecha por lo hecho y consciente de lo que le falta, por hacer. “Aquí estaré, aportando lo mejor posible hasta mi jubilación”, sentenció.
Esther es, de este cuarteto, la más veterana en el Museo, a donde llegó hace dos décadas, después de siete años fungiendo como profesora de Historia en secundarias básicas. Igualmente graduada en Marxismo, Leninismo e Historia y luego recibió cursos de Museología, Inglés y de Dirección.
Afable y dispuesta para la ayuda inmediata a quien la requiera, Esther muestra agradecimiento a Olga Muguercia, quien fuera directora allí, por lo mucho que le aportó en su formación como museóloga y lo tanto que le insistió para que se superara en asuntos de esa profesión.
Su principal función ha sido atender el almacen de fondos museables, pero son diversas las acciones cumplidas por Esther y con mucha experiencia acumulada en estos 20 años de trabajo ininterrumpido en esa institución, como visitas dirigidas y de extensión, charlas, conferencias, en los preparativos y jurado de los simposios de historia del deporte, dirección de un círculo de interés en la "Eide" y en el desarrollo de los antiguos talleres Celso Enrique. También en atención al público y las visitas de personalidades.
Comprensible y solidaria, asegura que las cuatro compañeras son como hermanas, el problemas de una es de todas. Esther es la esposa del ex destacado pitcher y actual entrenador de lanzador Oscar Gil. “Esta profesión y este museo me han marcado para siempre”, adujo.
A Mariela nunca se le había ocurrido que trabajaría de especialista en un museo. Llegó a esa Sala de Historia del Deporte en el 2004 como auxiliar de limpieza, pero solo desempeñó esa tarea un par de meses, pues seguidamente fue veladora de sala, función que ya no se realiza.
Lo que sucedía a su alrededor la atrapó y pronto hizo un curso de museología y más tarde otro de bibliotecología. A un año aproximadamente de su entrada al lugar ya era técnica. Atiende en el Museo, su Centro de Referencia, donde se acopian libros técnicos e históricos del deporte, las ponencias que se han presentado en todos los Simposios ya mencionados y diversos documentos.
Mariela recibe al público en ese Centro y es responsable de la organización y protección de sus fondos. Es una excelente anfitriona de todos los que llegan allí a buscar datos y a investigar. Ha sido muy receptiva, igual que sus compañeras, con este periodista cuando le he solicitado el local para realizar entrevistas.
Igualmente, agradece a Olga Miguercia su insistencia para que se superara, a tener el tacto y la paciencia correspondiente para atender a un variado público, de lo que guarda muchas anécdotas y recuerdos de momentos importantes, en la atención a gentes de pueblo y personalidades… de tantos eventos con realización en su espacio de labor y en extensión, y de las visitas de los alumnos de primer grado de la escuela Dagoberto Sanfield : ”Me encantan esos pequeños ¡cómo preguntan y saben!, es por eso y muchos poquitos más que me gusta tanto lo que hago”, concluyó la siempre alegre y bondadosa Mariela.
Ailén es la benjamina de las cuatro, aunque desde 2008 labora en ese Museo. Tal parece que el buen carácter y trato es contagioso en dicho recinto, pues la más joven es todo cariño en su acción comunicadora . “En esto yo estaba en cero, sin embargo, me habilité para ser museóloga, y mírame, aquí me he quedado”, afirmó riéndose.
Quien la observa callada y jovial, no pensará en su gran capacidad y habilidades para realizar distintas tareas. Es la organizadora de actividades en su institución, coordina en las escuelas las visitas a su Sala histórica; y organizadora de la sección sindical en la subdirección docente en Deportes de la provincia; además, reserva de cuadro de la directora Zulema.
Tampoco en Ailén faltan los recuerdos de acontecimientos y visitas a ese recinto y confirma lo mucho que le agrada su profesión.
Ya el tiempo apremia y luego el espacio, para plasmar todo lo expresado por estas carismáticas mujeres. Me hablaron de otros varios asuntos, del acontecer deportivo, de cómo ya reactivan el accionar de sus encomiendas, de familias, esposos e hijos y hasta de nietos como el de Esther. De las también magníficas compañeras y compañeros que las antecedieron en sus labores.
¡Es una suerte tener esas cuatro damas en el Museo Provincial del Deporte en Holguín!