Descodificar el futuro
- Por Ada Maria Bruceta Córdova/estudiante de Periodismo.
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Amelia y Jordan mantienen un matrimonio formalizado y son padres de dos pequeños. Visto así, la típica familia tradicional; sin embargo, para esta pareja una angustia la ronda hace unos días hasta algunas veces hacerle pensar ideas terribles.
En las últimas jornadas comenzó a circular en redes sociales informaciones de una supuesta página sobre el nuevo Código de las Familias, a propósito de someterse a evaluación por el pueblo cubano dicho documento.
Amelia quedó asombrada ante una de las publicaciones, en la cual se habla de que con la aprobación de la normativa sus hijos pasarían a ser propiedad del Gobierno, algo así como una segunda Operación Petter Pan. Parece “meme”, pero no lo es.
Los escenarios virtuales nos brindan toda la libertad posible para expresar opiniones, acertadas o no. De ahí que los padres de la historia, aterrorizados, se hicieron eco de lo leído y alejados de cualquier contraste de la información, decidieron emitir sus criterios, alegando un rotundo desacuerdo con el nuevo Código en Consulta Popular.
Este es un ejemplo de las tantas historias que abundan últimamente en Internet, o en cualquier lugar donde usted se encuentre, cuando el tema central es el documento de marras.
El 1ro de febrero del presente año, con la versión Número 24 del texto jurídico, comenzó, paulatinamente, el proceso de Consulta Popular en toda la isla caribeña. Se han puesto a disposición de las cubanas y cubanos materiales en formatos impresos y digitales para facilitar el alcance y estudio de la legislación.
Aun así, parece poco el esfuerzo realizado desde julio de 2019 por decenas de especialistas y académicos del país, pues son visibles los altos niveles de desconocimiento por parte del pueblo, máximo responsable y, a la vez, protagonista de todas las transformaciones recogidas en el proyecto de Ley.
¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Cuánto tiempo habrá que explicar lo mismo a las mismas personas?
Lo cierto es que la solución está en nuestras propias manos, sobre todo, cuando usted pretende aprobar o no un Código sin haberlo leído, o quiere juzgar sobre la base de bolas que pululan en los barrios, o como Amelia, en Internet.
En la red social Telegram, existe actualmente una página llamada Cuba-Nuevo Código de las Familias con casi un millón de suscriptores, desde donde se realiza una votación por la aceptación o no de este.
Hoy al consultar dicho cuestionario el porcentaje mayor es hacia el desacuerdo, y es ahí cuando nos preguntamos:
¿estando en la etapa de consulta popular ya se aprobó? ¿quién o quiénes están detrás de la página? Ni siquiera la Oficina de Estadística de Cuba tiene aún estos datos y el administrador de la votación, Sí.
Los aspectos que le prestamos mayor atención es al tan llevado y traído matrimonio entre dos personas del mismo sexo; la eliminación de la Patria Potestad, y la posibilidad de adopción, que no son los únicos temas contenidos en este documento, que consta de 461 artículos y otras disposiciones transitorias y finales, de vital importancia en la sociedad cubana actual.
Como dijimos anteriormente el futuro de nuestros hijos, nietos, es nuestra responsabilidad. Sin importar cuál sea su voto: positivo o negativo a la nueva legislación, debemos ganar en cultura política y no dejarnos manipular por todo lo que consumimos en el universo digital, que hoy en día desempeña un papel central en la vida del ser humano y sobre todo del cubano, como le sucedió a Amelia.
Para que su familia pueda disfrutar de mayores posibilidades, y contar con toda la representación ante organismos e instituciones, sin importar la composición que tenga. Ayudemos a desentrañar este nuevo reto que nos ocupa a todos, sin egoísmos, medias interpretaciones, o toma de partidos a conveniencia.
Cuando corresponda la consulta popular en su circunscripción exponga sus puntos de vista, intercambie y, a la vez, trasforme visiones, por supuesto, respetando la opinión diferente a la nuestra. Sobre la democracia y la expresión está sustentado nuestro estado socialista: con todos y para el bien de todos y por qué no, con una sociedad renovada y más inclusiva.
Las Comisiones Electorales en todos los territorios laboran en la preparación del proceso, para garantizar la mayor transparencia y calidad en este proceso. Recuerde que los prejuicios no nacen con las personas, sino que se aprenden en el ámbito familiar, y en no pocas ocasiones se imponen.
