Plan Turquino: historia y tradiciones
- Por Eglis Ricardo
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El 2 de junio de 1987 fue creado el Programa de Atención al Desarrollo Integral de las Regiones Montañosas, conocido como Plan Turquino, en alusión a la elevación más alta de la Isla. Esta iniciativa de la Revolución se encaminó, desde entonces, a priorizar los esfuerzos que, en tal sentido, se venían realizando, a partir del triunfo de enero de 1959, por el desarrollo económico y social de los territorios montañosos, así como para reforzar la defensa del país y contribuir a la conservación del medioambiente.
Antes del triunfo de la Revolución, muchos de los montañeses vivían en condiciones de aislamiento y precariedad casi absolutas. Con este propósito se comenzaron a sistematizar los esfuerzos para impulsar el desarrollo económico, político y medioambiental de esos territorios.
Este integra a 11 provincias, 54 municipios, más de 300 Consejos Populares, y abarca una extensión territorial de 22 877 kilómetros cuadrados. En las montañas cubanas reside aproximadamente el 12 por ciento de nuestra población, y el índice boscoso de las zonas comprendidas en el Plan es de 51,1 por ciento, por lo que el desarrollo sostenible de las montañas es la clave para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.
En estos territorios se desarrollan actividades agropecuarias, forestales y de aseguramiento, en las que participan todos los organismos de la Administración Central del Estado, los cuales cuentan con un sistema priorizado para su desarrollo.
Para el programa cafetalero, por ejemplo, se han instalado despulpadoras ecológicas, porque uno de los principales problemas de la montaña era el alto nivel de contaminación, a consecuencia del uso de las despulpadoras tradicionales, que utilizaban mucha agua, y los residuales se vertían a los ríos y cañadas.
Además es digno de destacar las acciones encaminadas a la electrificación en las zonas intricadas. El 99,6 % de las viviendas han sido favorecidas por el Sistema Electroenergético Nacional, grupos electrógenos o celdas fotovoltaicas, con un desarrollo incipiente de las minihidroeléctricas.
También, la empresa Radiocuba ha trabajado en la eliminación de zonas de silencio para viabilizar la captación de señales de radio y televisión. De igual modo, se incrementa el acceso a las comunicaciones en sus diferentes formas, desde la telefonía fija hasta el mejoramiento de la cobertura para el uso de celulares y el incremento de las zonas wifi.
Las comunicaciones fueron ampliadas por la Revolución en esas zonas. Un alto porcentaje de los asentamientos poblacionales están conectados telefónicamente. Desde 1987 comenzaron a ser comunes las oficinas de correo, los transmisores de radio y televisión, las salas de video y hasta una productora propia, la Televisión Serrana (TVS), que desde 1993 se ha propuesto el rescate de la cultura local a la vez que reflejar los intereses de la comunidad.
Fotos: Elder Leyva.
En lo referido al ámbito social, se reabrieron más de cien escuelas, y se mantienen activos todos los consultorios, policlínicos y hospitales de la montaña. Asimismo, la red de farmacias prioriza la venta de medicamentos a los pobladores comprendidos en el Plan.
La Revolución no solo centró sus esfuerzos en el desarrollo económico de las zonas del Plan Turquino, también impulsó la cultura, el deporte y la recreación y, además, conservó las tradiciones.
Estos parajes son reservas excepcionales de tradiciones culturales, como las que produjo la llegada a Cuba de la inmigración de miles de colonos franceses y franco-haitianos con sus esclavos africanos y criollos a inicios del siglo XIX, durante la Revolución de Haití.
Las montañas han sido los espacios naturales donde se ha tejido buena parte de nuestra historia, escenario principal de la última etapa de la gesta libertaria de Cuba, y actual retaguardia de un país que ha decidido preservar la naturaleza en hermandad con el hombre y la mujer que la habitan.
Otra de las prioridades del Plan Turquino era atraer fuerza laboral a las montañas, debido a la alta despoblación que sufrían. Para vincular cada vez más al hombre con su montaña era imprescindible mejorar las condiciones de vida. Se potenció la construcción de viviendas, las que cada año van en aumento.
También se conservan las tradicionales Tumba Francesa de Santa Catalina de Rissi, en Guantánamo; la de Bejuco, en Sagua de Tánamo, y La Caridad de Oriente, en Santiago de Cuba, algunas de las reliquias más importantes de las manifestaciones y expresiones del patrimonio en la cultura de la Isla.
Estas migraciones aportaron nuevas manifestaciones culturales, cuya trascendencia llega hasta nuestros días. son ejemplo de valor histórico, arquitectónico y arqueológico de esa zona perteneciente al Plan Turquino.
Se dice que la palabra Turquino proviene de las denominaciones aborígenes turey y quino. La primera designa al cielo y la segunda, a una persona o cosa importante o elevada. El Plan Turquino es colina y paraiso, un proyecto especial para lugares sagrados de la geografía, la historia y la cultura de Cuba