El jovial Infante de la Educación Física

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Como fiel seguidor del deporte, José Manuel Infante Cuenca, Infante para familiares y amistades, no se pierde una actividad deportiva que tenga como sede la ciudad de Holguín, siempre y cuando la distancia no sea ajena a los recorridos habituales de sus piernas, porque ya no utiliza su bicicleta, ni es paciente para hacer “botella” o esperar la guagua.


La actividad deportiva más cotidiana para el longevo profesor de Educación Física, es la caminata que cada día realiza desde su casa situada en el Reparto Ramón Quintana hasta la Escuela Secundaria Básica Urbana (ESBU) José Martí Pérez, donde trabaja, ubicada en la calle homónima de la ciudad de Holguín, centro al que visita dos y tres veces por jornada.


Contradictoriamente el único deporte que practicó en su vida fue el béisbol, de forma recreativa, en el cual, por cierto, los capitanes de equipos no contaban con él, porque sus habilidades eran muy escasas y su somatotipo no estaba diseñado para la práctica deportiva de alto rendimiento.


Por ello, una vez intentó entrenar fútbol y hubo que sacarlo de la cancha rápidamente, pues corría peligro su vida, no solo por la agresividad de la disciplina y sus rivales, sino por las barbaridades que hacía con la pelota, las cuales para nada favorecían en los resultados de su equipo.


Así lo cuenta el viejo Infante, quien con esa vis cómica que lo caracteriza, asiste a los encuentros deportivos, sin escatimar sexo, categoría o modalidad del certamen. Él siempre busca la vía para divertirse en los juegos y además, alegrarle el momento a los que lo rodean con bromas respetuosas e inteligentes que le recuerdan su efímera carrera deportiva como “carga aguas”.


Detrás de esa jovialidad que desborda su carácter, se esconde una oscura niñez de un pequeñín huérfano de padre, con apenas unos meses de vida y manchada por un régimen capitalista que lo obligó a trabajar desde los siete años, para poder contribuir en la alimentación de su hogar.


“Yo pude estudiar nada más hasta primer grado, porque en el año 1954 comencé a trabajar como repartidor de cantinas en la zona de Pueblo Nuevo, llevándole comida a las personas a sus casas o a la Fábrica de Caramelos, donde trabajaban unos obreros de Santiago de Cuba.


“Así estuve durante tres años hasta que empecé a trabajar en una minindustria de caramelos, cerca de la fábrica, donde ganaba dos pesos semanales. En ese periodo matriculé en un curso (1961) que desarrolló la naciente Revolución cubana, para los que se habían alfabetizado, que se llamaba Seguimiento, con el objetivo de culminar el sexto grado.


“En el año 1965 fui a cumplir con el Servicio Militar Activo (SMA), tarea que desarrollé en la segunda brigada de artillería del país, ubicada en Dos Caminos, San Luís, Santiago de Cuba, etapa muy importante en mi formación profesional y personal, que me encaminó hacia lo que soy hoy”, afirmó el septuagenario profesor.


Mientras cumplió con el SMA desarrolló un curso en el cual terminó como activista de deportes de la Unidad Militar (UM) a la que pertenecía. Allí recibió clases de béisbol y anotación de ese deporte, voleibol, baloncesto entre otras disciplinas que fueron claves en su superación. Además, tomó clases para culminar los estudios secundarios básicos.


Con un conocimiento básico de deportes y convencido de sus pocas actitudes para la práctica deportiva, asumió la dirección del equipo de béisbol de la Brigada de Artillería, el cual estaba implicado en las competencias organizadas entre las unidades militares de la región.

 

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“En el SMA yo permanecí un año de liniero y dos de radista en la unidad de comunicaciones, pero en mis tiempos libres era activista y le daba clases de preparación física a los soldados, compañeros míos, en el gimnasio de la instalación, todo eso me fue brindando cierta experiencia como profesor y entrenador deportivo.


“Cuando terminé el SMA me ubicaron a trabajar abriendo pozos, pero aquello no era para mí. Es entonces, cuando un amigo me brindó la genial idea de ir a la Región de Educación, como se llamaba en aquel momento, para hacer un contrato, aún sin estar graduado, simplemente un activista deportivo. Así fue.


“Comencé a trabajar en la escuela primaria José Maceo Grajales, ubicada en Vista Alegre, en el curso 1968-1969. Luego me enviaron a trabajar a la “Tony Alomá” donde solo estuve un mes, porque me llamaron de la Dirección Municipal de Educación que debía irme a trabajar para la localidad de Algodones, donde radicaba la Escuela Provincial de Maestros, pues yo era el único militante de la juventud que tenía la especialidad de Educación Física en el territorio. Allí estuve dos cursos.

 

“Regresé para Holguín y fui a trabajar en la escuela primaria Dagoberto Sanfield, luego fui para una escuela que el nombre no existe como mártir, se llamaba en ese entonces Jacinto Echavarría, donde trabajé un año allí y volví para la “Sanfield”, donde obtuve el título de Licenciado en Educación Física.


“En el año 1975 me seleccionaron para trabajar en la enseñanza secundaria y es cuando me envían a trabajar a la escuela José Martí, donde brindo mis conocimientos hasta la actualidad” aseveró el experimentado profesor, quien en 46 años de trabajo en ese centro, solo ha faltado a los turnos de clases, cuando fue intervenido quirúrgicamente en 1967.


Las otras ausencias se debieron al cumplimento de la misión en la República de Venezuela (2005-2007), en el estado de Anzoátegui, en Puerto la Cruz, donde obtuvo la evaluación de excelente, aunque su sufrió otra pérdida irreparable mientras ayudaba la hermana República, pues falleció su esposa, madre de dos, de sus tres hijas.


“Yo imparto todos los deportes, pero mi especialidad en realidad es el vóleibol, disciplina donde he alcanzado mis mejores resultados. En 1981 alcancé el primer lugar provincial con un equipo femenino de voleibol de la categoría 13-14 años, en una competencia que tuvo como sede el municipio de Sagua de Tánamo.


“Ya son 46 abriles en la misma escuela. Esa es mi casa. Yo voy todos los días del mundo allí. Estando de vacaciones yo voy, saludos a mis compañeros, converso un rato y sigo para algún evento deportivo o simplemente me siento en el parque a dialogar con los amigos.


Es común verlo en los estadios del combinado deportivo y bromear con los atletas y aficionados. Infante es del criterio que el equipo de softbol de la prensa es una excelente selección, sobre todo a la defensa, porque paga la MTT en el mes de enero y considera que los integrantes del plantel no fildeaban los fly, porque le daban mal bounce.


Infante, ya jubilado, se reincorporó hace doce años a sus labores porque la educación física forma parte de su personalidad, no obstante, ya tiene en su agenda de notas el retiro planificado, aunque continuará visitando su inolvidable centro laboral.

 

Flabio Gutiérrez Delgado
Author: Flabio Gutiérrez Delgado
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Licenciado en Comunicación Social. Soy un ferviente apasionado del mundo deportivo, atrapado por la magia del fútbol, pero no descuido la cultura general y siempre estoy dispuesto a aprender algo todos los días, cuando no lo hago, siento que he perdido el tiempo.

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Comentarios  

# Dorys Expósito 15-07-2021 23:03
Excelente escrito sobre el profesor Infante, es una maravillosa persona, educador y padre de familia.
Mucha salud para él y el eterno agradecimiento por su labor al deporte y educación física.
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# Lourdes Jiménez 16-07-2021 11:57
Fue profesor mio en la Secundaria Básica José Martí una persona muy especial que Dios lo colme de bendiciones y muchas cosas buenas
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