Grupo humorístico Etcétera estrena espectáculo en Holguín
- Por Rosana Rivero Ricardo
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Los artistas llegaron ya y casi se están al ir. Sí, porque aunque el grupo humorístico Etcétera es holguinero, hace un tiempo se fueron a “probar” suerte a La Habana y les gustó el sabor más que los del Coppelia.
En humor a la verdad, su actitud no es reprochable, máxime cuando mantienen cierta fidelidad amorosa con el oriental territorio. Sus estrenos se prueban en la tierra que los vio crecer que, como madre amorosa, “le ríe todas las gracias”.
El espectáculo “Los artistas llegaron ya” no es la excepción. Su estreno es noticia desde marzo de 2019, cuando el grupo puso uno de los actos en el Festival de Humor Satiricón y Eider Luis Pérez, su fundador, actor, escritor y, otros “or”, anunció que el paquete completo se presentaría en junio, en homenaje al aniversario 80 del Teatro Eddy Suñol.
Y cumplió su palabra. Este 20 de junio la Sala Raúl Camayd se llenó para ver a “Los artistas llegaron ya”. Y no se fueron sino hasta dos horas después, duración aproximada del show humorístico que, en su primera noche, dedicaron a los trabajadores del “Suñol”.
Pero vayamos al grano, como diría el pavo, y critiquemos la puesta, porque un artista sin crítico es como una tienda sin cola para el pollo. Eider Luis Pérez ha demostrado su talento para escribir humor, actuar, escoger a sus actores, dirigir y montar quirúrgicamente una obra humorística, con el mismo fundamento con que se piensa una pieza dramática.

En “Los artistas…” vuelve a echar garra a su talento para, a través de la ironía, la sátira, el juego de palabras, el absurdo y otros recursos propios del género, hacer una valoración del arte contemporáneo desde el humor.
Las dos mejores sketch fueron colocado al inicio y final de la puesta, en una bien pensada concepción dramatúrgica. El primero, aborda “La cadena evolutiva del arte”, desde la prehistoria, hasta lo contemporáneo.
A pesar de que los chistes se construyen sobre la base de los conocimientos de Historia del Arte del escritor, saberes que no están al alcance de la mayoría, la risa sí lo estuvo.
Llegar a todos los públicos sin bajar el nivel, ha caracterizado el trabajo de Etcétera por más de una década.
Lo mejor se reservó para el final, con la puesta, por tercera vez en Holguín, pero igualmente disfrutable, de la obra centrada en la música. La pieza está casi a la misma altura de la que considero la más integral pieza de Etcétera: “Descarga en la década”. Esta vez, un compositor convoca a sus musas, pero “le baja” un “muso” del género alternativo y otro del género urbano.
La obra trasciende el humor y se convierte en un experimento social. La canción que entre ambos componen tiene estribillos específicos de cada muso, sobre la misma base rítmica. Sin embargo, el público solo recuerda la letra del reguetonero. Como diría Taladrid: “Saque usted…”

Interesante resultó el sketch del Bar “La alegría viene en polvo”, donde se hace una abierta crítica a los ¿humoristas? de cabaret, muchos de los cuales se decantan por los chistes fáciles con base en la homofobia, el racismo, denigrantes hacia la mujer, los pinareños y una larga lista que más recientemente incluye jutías y cocodrilos.
Menos risibles, pero igualmente inteligentes, resultaron las piezas protagonizada por el artista de la plástica donde, por cierto, se critica la relación de los creadores con los críticos; y el sketch del Artista Total.
Lo mejor de Etcétera, después de los guiones de Eider, son las posibilidades escénicas de los dos actores que lo acompañan: Yasser Velázquez Fonseca y Luis Ángel Batista Bruzón. Sobre este último recayeron los mejores papeles, entre ellos el del muso reguetonero que el público holguinero reconoció con aplausos.
El humor teatral no está divorciado de las buenas puestas en escenas. Es más, en Etcétera es un matrimonio perfecto. Aunque sobrio, se cuidó el diseño escenográfico, de luces, vestuario y banda sonora.
Aún quedan tres actuaciones de Etcétera en el Teatro Suñol: viernes, sábado y domingo. La sugerencia es a no perderse la propuesta antes de que cambie su nombre a “Los artistas se fueron ya”, probablemente, a recibir los premios que merecen por esta obra.