Comprometida con el arte

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HCS ENTREVISTA MONIEREMilagros Monier Ribeaux. Foto: Heidi Calderón

La Monier, como cariñosamente la llaman, es defensora del aprendizaje personalizado, que ofrece al alumno competencias profesionales sólidas. Desde 1982, imparte clases con métodos innovadores, donde la búsqueda de la mejora permanente en el aprendizaje ha estado marcada por la apuesta por el protagonismo de las familias.

La lluvia pertinaz no impidió el diálogo concertado para la Escuela Elemental de Arte Raúl Gómez García, donde Milagros Monier Ribeaux nos ofreció lecciones de vida y las claves de su magisterio, que la revelan como profesora y directora, pero ante todo como una persona comprometida con el arte.

¿Cómo inicia en el mundo de la dirección coral e instrumental?

Inicié en la música cuando tenía ocho años, en la Escuela Elemental de Arte de Guantánamo Luis Artemio Carbó Ricardo, donde estudié piano básico. Después, pasé al nivel medio en dirección coral. Ahí me gradué en el año 1982. Tuve como maestros a Alina Orraca, Rita María Castro, Iliana García, la soviética Irina Martínova y Elvira Fuentes, entre otros.

En el Instituto Superior de Arte, matriculé en dirección coral y orquestal con los maestros Zenaida Romeu y Guido López Gavilán, quien me graduó en la dirección de orquesta. Hicimos muchísimas actividades, como conciertos en teatros, con Pablo Milanés, la Orquesta de Cámara y Frank Fernández. También, la obra de teatro Baltasar, de Gertrudis Gómez de Avellaneda, bajo la dirección del maestro Armando Suárez del Villar, y una gira artística por la ciudad de Nuril, bajo la dirección de la maestra Zenaida Romeu. En ese momento, cantaba en la agrupación Cohesión, de la cual fui fundadora. Fue muy hermoso, porque estuvimos en Moscú y otros lugares importantes de la Unión Soviética.

Sus hermanos también son músicos, ¿el arte les viene en la sangre?

Todos estudiamos música desde muy pequeñitos, yo soy la menor. Éramos cuatro hermanos, pero, lamentablemente, falleció uno de ellos, que era trompetista. Trabajó en esta escuela era mi hermano mayor, saxofonista y arreglista, cuyos arreglos cantan los coros en Cuba y el exterior, porque revolucionó el canto coral, después de Miguel García, Electo Silva y Nilo Rodríguez, esa generación de grandes maestros de la música. Sus arreglos maravillosos le han hecho ganar el segundo premio Coralina. Él fue iniciador de los arreglos corales actualizados desde el son, una manera diferente de cantar la música cubana.

¿Qué obstáculos ha tenido que afrontar en el mundo de la música?

Los obstáculos son propios del medio, sobre todo en nuestro país. Se está tratando de que sea una mirada más horizontal, no la supremacía de una o dos personas, sino el derecho a desarrollarte como cualquier persona preparada y, sobre todo, el respeto que una merece por sus conocimientos, por su experiencia, y no porque me caigas bien o lo diga alguien; porque una interpretación musical o teatral tiene tantas variantes como personas que existen en el mundo, que no te guste no quiere decir que esté incorrecto; pero, sobre todo, se debe respetar el nivel técnico que cada persona posee.

¿Qué momento importante la ha marcado para toda la vida?

Me llamó mucho la atención cuando la maestra Zenaida Romeu me aceptó en su clase, partiendo de cero, y descubrió, según ella, el músico que  llevo adentro. Esto demuestra que las apariencias engañan, que puedes encontrar talento donde menos esperas. Ella trabajó conmigo, me amplió el espectro de la música en la dirección, tanto así, que fui incorporando aspectos de la dirección orquestal. El maestro Guido López Gavilán, junto con el Consejo de Dirección del Instituto Superior de Arte, decidieron que mi primer año de dirección coral me sirviera, también, para la dirección orquestal.

¿Por qué decidió, además de ser músico, enseñar arte como docente?

Yo estoy ligada a la docencia desde que me gradué. Es un arte que tenemos: llegar al estudiante con pocas palabras, en poco tiempo, y sacar de ahí un provecho. No es que le des muchas clases, es que concentres los conocimientos para que el alumno entienda qué quieres. La enseñanza del arte es muy difícil porque a cada estudiante tienes que decirle algo diferente. Son personas con modos de aprendizaje particulares, no son asignaturas colectivas, sino individualidades, y la peculiaridad de que no sienten la música como tú y tienes que hacerles entender cómo hacer la música, buscando herramientas, como hicieron conmigo.

Además, el docente debe tener creatividad para lograr altos resultados. El canto es muy difícil, pero es gratificante, porque tú ves cómo los alumnos crecen, todos son diferentes. Cuando yo era profesora de la escuela de nivel medio, de todos los alumnos de dirección que gradué, ninguno se parece; una de ellos es mi sobrina. Tienes que partir de la individualidad y hacer de esa persona un artista; eso ha pasado con ella, hoy la tengo como compañera de trabajo y es quien me regaña, pues yo soy su subordinada. No hay problema en que puedas pasar de un lado para el otro, si de profesionalismo se trata.

¿Cuál es el requisito primordial para la dirección musical?

Primero, tienes que saber qué quieres y qué vas a hacer, para poderles pedir a tantas personas y aunar todos esos criterios a partir de lo que necesites. Cada persona es un mundo, piensa en la música de manera diferente. Eso pasa también en la orquesta, pero ese es el trabajo del director: unir los criterios; convencer a ese instrumento, que es humano, de cómo quieres ese fraseo, la emisión, la articulación… Tienes la imagen artística, el concepto acerca de determinada obra y, a partir de ahí, debes ir haciendo el trabajo musical técnico.

¿Cree que se ha perdido la tradición de los coros cubanos?

Para nada, los coros en Cuba se han rescatado. Sentimos la música cubana, porque el cubano es cantador, bailador, no concibe la música sin canto, desde nuestros ancestros de cualquier tipo de música folclórica campesina, dígase de descendencia africana. Es muy gratificante, porque la siente por naturaleza. A partir de ese formato universal, que es el coro, no solamente pasa en Cuba, todos los países, adaptan su canto. Es un proceso de estilización de los géneros, porque no es lo mismo cantar música popular como cantan las personas normalmente en la calle, que llevarlo a un proceso de teatro o a la sala de conciertos, como lo hizo Mozart. Gracias a esa gran escuela que tenemos, podemos ganar premios internacionalmente a partir de esa música cubana bien hecha, que compite con cualquier género y con cualquier coro del mundo.

A su modo de ver, ¿cuál es el arte de enseñar el arte?

Hay que ser paciente, ponerse en el lugar del estudiante que un día fuiste. Con talento y visión de futuro, debes ver cómo puede desarrollarse cada alumno. Entonces, puedes enseñar el arte, sin aferrarte a un camino que, a lo mejor, el estudiante no lo comprende; puedes cambiar el rumbo para llegar a tu objetivo.


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Comentarios  

# Sila 26-08-2023 13:59
Felicitaciones para la profe Monier, en este caso, Milagros, porque también está María, su talento en la música es grande, como grande es su buen corazón, por eso puede ponerse en el lugar del otro como si también siguiera siendo estudiante. Sus hijos, sobrinos y hermanos sienten orgullo, también de su sencillez y humildad en el trato.
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