La radio, santuario cultural de Martín Arranz
- Por Claudia Patricia Domínguez
- Hits: 3068
Fotos: Cortesía del entrevistado
La radio fue su santuario cultural. En una época en la que estudiar arte era un privilegio imposible de soñar. Martín Arranz llegó a la radio, primero, como uno de los nietecitos del abuelo Fermín Chelala, destacado promotor holguinero. Allí cantaba acompañado de la guitarra, sin imaginar, en la inocencia de sus ocho años, que ambas facetas lo marcarían definitivamente.
El niño Martín creció y evolucionó, como la radio, al compás de la vida. Durante más de medio siglo estuvo sobre las “tablas” como cantante y actor del Teatro Lirico Rodrigo Prats, incluso acompañó en la sub-dirección al gran Raúl Camayd, pero esa es otra historia muy bien contada en su libro El Teatro en Holguín. Apuntes e Imágenes, el cual espera por su publicación con el sello Ediciones Holguín.
La historia de hoy lo vincula a los primeros años del sistema radial holguinero, el cual este primero de agosto arriba a su 85 aniversario desde su primera salida al aire, gracias al empeño de Manuel Angulo Farrán, que en aquel entonces, situó su sede en el inmueble número 21 de la otrora calle Desamparado, frente al parque Martí, en la ciudad de Holguín.
Los recuerdos más nítidos de aquellos primeros tiempos, aseguró Martín, fueron los muchos espacios de programas de participación que potenciados por Manuel Angulo ofrecían un camino en el arte, a muchas personas que habían nacido para ello, sin embargo no habían podido formarse como tal.
Martín Arranz junto al operador musical Segundo Eladio Osorio, quien lo invitó a colaborar con tan solo 10 años en un programa de Carlos Gardel.
Ese era el caso de Mérido Gutiérrez, creador del multiversionado tema Mona Lisa, a quien conoció en estos espacios, junto a otros artistas holguineros que debutaron gracias a la magia del éter como: la cantante Ofelia Vicent, la súper abuela de Bàguanos Norma Peña, y Manolo Proenza, que barbero de oficio, tenía un programa dedicado al tango.
Y justamente relacionado con esta significativa expresión música danzaría fue la próxima incursión de Martín Arranz en la radio. Entonces, tendría unos 10 años, pero su colección de discos del artista Carlos Gardel era la envidia de cualquier fonoteca.
“Nací después de muerto Gardel, de modo que mis tíos y hermanos mayores, en vez de cantarme las tradicionales nanas, me cantaban sus tangos; y aquello se impregnó en mi de tal manera, que cuando mis padres viajaban fuera de la provincia y mi hermano menor les pedía juguetes, yo les pedía música argentina, principalmente de Gardel. Así me convertí en un discóbolo gardeliano”.
Esta pasión llamó la atención de Segundo Eladio Osorio, operador musical, que le pidió un buen día que colaborara en un programa que tenía la emisora sobre Gardel y aceptó gustoso, aunque para ello, debía “sobre-cargar” el maletín escolar, y correr a la salida de escuela, para llegar a tiempo a cada trasmisión.
Martín Arranz durante la locución de uno de sus programas en la CMKO Radio Angulo.
Martín no olvida el día que perdió algunos de estos discos, y que recuperó con el tiempo, cuando un oficial de la guardia rural irrumpió en el estudio y los confiscó, por considerarlo “música subversiva”. Entre aquellas producciones estaba Viva la patria, la cual aludía al primer grito de independencia de Argentina.
En los años ´60 con el triunfo de la Revolución Cubana Martín Arranz regresó a la radio con otro programa de Gardel, esta vez, junto al locutor Félix González Vega, al que sustituye al poco tiempo, y hasta el 2020, cuando la pandemia de la COVID-19 trastocó las rutinas de todos, se mantuvo fielmente dedicado a promover más allá de la figura del artista, nacionalizado en la Argentina, al tango como afición, que en Cuba llegó a tener más de un centenar de peñas registradas.
Domingo Lirico que alternó con Raúl Camayd, y que luego continuó, es otro de los espacios que tienen su impronta y que han sido escuchados, incluso más allá de la geografía holguinera, pues emisoras latinoamericanas, especialmente de Argentina, se hicieron eco de ellos, lo cual le ganó a Martín Arranz más que seguidores, cientos de amigos en esa nación sudamericana.
Suceso que tuvo como antecedente directo los tristes acontecimientos ocurridos en Tarará, en el año 1992, cuando el joven sargento del Ministerio del Interior, Rolando Pérez Quintosa, resultó herido, mientras sus otros tres compañeros fueron asesinados, por un grupo de personas inescrupulosas que perseguían el mal llamado “sueño americano”.
Martín Arranz durante su visita a Argentina en el año 1995, en la tumba de Carlos Gardel, colocó en su mano un cigarro cubano por del destacado músico Mérido Gutiérrez.
En aquellos días, Martín Arranz entró a la cabina, y compartió con los oyentes una información que publicada por el periódico Trabajadores, anunciaba que el turista argentino Eladio González (Toto), había acudido hasta el Hospital Naval para donar sangre al joven combatiente que luchaba por la vida, luego de recibir cuatro impactos de bala que perforaron sus intestinos, y exhortó a los oyentes a que le escribieran en agradecimiento.
“Al llegar a casa también le escribí a Eladio González. Le agradecí por su gesto y le hablé de mi simpatía por el pueblo argentino y su cultura. Un buen día, recibo respuesta y decido hacer otro programa de radio ya con esta misiva. Lo grabo y le comento al historiador José Novoa de mi interés por enviarle el casete a Argentina.
“Novoa me dice, que la oportunidad es a través del arquitecto, también argentino y amigo de Cuba, Rodolfo Livingston, quien accedió a llevarse la grabación y entregarla a Eladio con la única condición de grabar –también- el programa.
“Accedí agradecido, pero mi sorpresa fue mayor cuando supe que esta correspondencia establecida con Eladio, quien había recibido más de mil mensajes de agradecimientos desde Cuba, lo habían impulsado a crear el Primer Museo Sudamericano en honor al Comandante Che Guevara.
“Todo esto llamó la atención de Livingston, quien publicó, tiempo después, el libro Cuba existe, es socialista y no está en coma, en cuyas páginas aparece textualmente mi carta. Esa es la magia de la radio”.
El libro causó tal revuelo en la Patagonia, que los efectos llegaron hasta la mismísima casa de Martín Arranz, en la ciudad cubana de los parques, pues conocer a ese carismático cantante lirico, locutor, gardeliano de ley y apasionado de Cuba y Argentina, a la que considera la hermana mayor de la Isla, marcó el interés de muchos de los turistas argentinos.
Es de imaginarse como fue de calurosa la bienvenida a Martin Arranz en el Aeropuerto de Ezeiza, de Buenos Aires, visita de la que guarda muy buenos amigos y recuerdos, como el día que llegó hasta la tumba de Gardel y colocó en su escultura, un cigarro cubano, por petición del reconocido músico Mérido Gutiérrez.
En un parque de la ciudad de Mar de Plata, dedicado a Gardel, también se puede observar la placa que en homenaje a la emisora Radio Angulo y al artista y locutor holguinero Martín Arranz que reconoce su incansable labor en la promoción de la obra de Gardel, y del tango como género musical y danzario, junto a otras emisoras que en todo el mundo promueven a este clásico de la música.
Su mayor anhelo, para las próximas décadas que está por vivir ese Santuario Cultural que lo enamoró en los años `40 y que, a su juicio, constituye hoy el mayor desafío para los jóvenes radialistas, es continuar dando vida a programas para todo tipo de público y generaciones, tan singulares como aquellos que salieron al aire el primero de agosto de 1936, de la mano de Manuel Angulo Farrán.
Artículo relacionado:
El gurú del “Suñol”