Foto: Agencia Cubana de NoticiasUn buen día Miguel despertó y, como nunca, fue consciente de sus 89 años. El espejo le devolvía unos ojos llorosos y marchitos. La edad le pesaba y se aferraba a sus huesos como hierro fundido. Era un fósil. Así lo llamó ayer su nieto Jorgito, simplemente porque le pidió que bajara la música. “¡Qué muchacho ese, caray!” Ya no le teme a la oscuridad, ni llora para que lo lleve al parque o le haga un cuento antes de dormir. Ahora le grita que se vaya para un museo, donde están las “cosas de la prehistoria”.
Read more Historia de un fósil