Nueva normalidad, pero con prudencia
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
- Hits: 2174

Holguín junto a otras 11 provincias cubanas y el municipio especial Isla de la Juventud comienzan a recorrer el camino de la nueva normalidad, a partir de este 12 de octubre. Viaje que debemos emprender todos teniendo como máxima la responsabilidad.
Después de siete meses chocando cara a cara con la COVID-19, nadie mejor que cada persona para saber cómo le corresponde asumir su cuidado personal y colectivo, a partir de un nuevo estilo de vida y comportamiento que garanticen la salud.

Entonces, en lo adelante, nos corresponde cumplir con la medidas señaladas, entre ellas, el uso obligatorio del nasobuco en espacios cerrados, desde escuelas, centros de trabajo, instituciones de salud hasta en actividades religiosas y otras donde la prudencia nos indique la necesidad de mantener la mascarilla como eficaz medio de protección.
Además, tendrá total vigencia guardar distanciamiento físico, prohibición de entrada de personas con infecciones respiratorias y cualquier síntoma que indique la sospecha de COVID-19 a centros estudiantiles y laborales; así como, cumplir con la desinfección de las manos y de las superficies en cada institución y establecimiento, incluyendo los medios de transporte público, entre otras acciones.
Sobre la responsabilidad individual y colectiva frente a enfermedades y epidemias la doctora María Eugenia Escobar, especialista de Segundo Grado en Higiene y Epidemiología, afirma que todos tenemos un compromiso ante la sociedad, que “va mucho más allá de la observancia de obligaciones legales, está relacionada con nuestra actitud en el hogar, con nosotros mismos, con la familia, los amigos, con el ambiente y el trabajo, por lo cual conservar la salud es un encargo compartido entre la ciudadanía, la familia, la comunidad y el Gobierno a lo largo de toda la vida del ser humano”.
Pero, para la experta, la responsabilidad en el hogar es de un valor muy importante, pues es en ese marco donde se demuestra cuán responsables somos. “Todos los integrantes del seno familiar deben de colaborar de manera igual. Cuando la casa funciona y hacemos se cumplan las normas, también influimos para que en el trabajo, la escuela o en cualquier en el cual nos encontremos se hagan las cosas correctamente”.
“Las personas pueden sentirse bien y de buen ánimo durante largo tiempo y no percatarse ni hablar acerca de su estado de salud y mucho menos preocuparse por hacer algo sistemáticamente para conservar ese agradable y valioso estado. Solo se requiere que sienta la más mínima sensación de mareo, nausea, cefalea, entre otros síntomas, para que de pronto se preocupe o disponga a hacer algo para aliviar ese malestar; o sea, que se actúa mucho más fácil ante la impresión de padecer alguna enfermedad, que ante la sensación de bienestar y la necesidad de cuidar la salud”, especifica.
¿Qué ocurre si no me cuido?, pregunta la Profesora, para acto seguido responder: “Me enfermo y esto influye en la pérdida de mi calidad de vida. Pueden mermar las capacidades y alterar la vida cotidiana y la de los familiares y amigos que nos rodean. Pero, además, si enfermo puedo complicar el bienestar de los seres queridos, el de los compañeros de trabajo y vecinos”.
Por esto, su opinión especializada apunta a que en tiempos de epidemias y pandemias es tiene que ser más evidente la necesidad del cuidado de la salud personal y la colectiva.
Por ejemplo, en estos momentos es posible reducir la posibilidad de padecer el coronavirus y sus consecuencias si las personas actúan con responsabilidad, al no confiarse en circunstancias aparentemente inofensivas en esta etapa de nueva normalidad, cuando es preciso no subestimar al SARS-CoV2.
“Aún no contamos con vacunas para prevenir a la población de riesgo. Solo la responsabilidad individual, de la familia y, en general, la de todos es lo que podrá detener cualquier enfermedad trasmisible, sobre todo la COVID-19, ya que es única, con características también únicas”, alerta.
Artículos relacionados: