Apostemos por otra Conducta

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“¿Qué bolá?”, interrogó entrometido. La respuesta no se hizo esperar: “¿Qué bolá de que p….?”, y una “palabrota” selló el saludo. Los infantes intercambiaron miradas de odio descomunal y cada uno siguió su curso. La bienvenida a la escuela de conducta no podía ser otra, más cuando en ese punto de la cinta, ya se ha presentado un entorno vivencial sórdido y oscuro, sin problemas para dejar ver el “día a día” de Chala.

Lo cierto es que dos años después de su estreno, la película cubana Conducta sigue conmocionando a muchos espectadores holguineros, entre los que abundan aplausos, lágrimas y reflexiones, pues en ella se narra la historia de un niño marginal de 11 años de La Habana, y la relación con Carmela, su veterana maestra de sexto grado.

Con este segundo largometraje -Los Dioses rotos fue su ópera prima-, Ernesto Daranas confirma no solo el pleno dominio de la narración cinematográfica como director, sino su penetrante sensibilidad para, a través de un magnífico guion, abordar los espacios más complejos de nuestra realidad.

Por supuesto, la dirección de actores, en particular de los más pequeños, encabezados por Armando Valdés Freire en el papel de Chala, es sorprendente: sin experiencia escénica en su mayoría, sortean complicados estados de ánimo y transiciones con una naturalidad, que diríase documental y que envidiaría más de un actor de carrera.

Alejandro Pérez fue un maestro en la Fotografía y Pedro Suárez en el Montaje hizo maravillas, como ese tren andando con los niños debajo de los rieles y la caída de chapillas semejante a lluvia de estrellas, o en la escena de la muerte del perro de Chala.

Asimismo, la atmósfera se armoniza con la música de Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán, el diseño de banda sonora y mezcla de Osmany Olivare, la dirección artística de Erick Grass, y el diseño de vestuario y maquillaje de Vladimir Cuenca.

No obstante, los valores de Conducta -relatados por muchos y muchas y a los que me sumo-, son otros. A la luz del filme, considero que la catarsis de los ciudadanos es además por esa Cuba profunda -y para muchos ajena-, que plasma Daranas en su guion más allá de la escenografía: un pionero rebelde y su maestra; madre alcohólica; el casi padre que pelea perros; niños sumamente pícaros e inteligentes; los nacidos en Holguín pero ‛palestinos’ en La Habana; las imágenes de las calles de esa ciudad patrimonial; la juventud pedagógica incapaz de develar “esencias”.

Esto y más se reproduce y todos gritan ¡bravooo!, porque en Holguín también hay barrios donde se bebe ron del bueno y ‛del malo’, donde nacen y crecen personas que aman las palomas y los canes, seres humanos que intercambian puñetazos con la vida y que… cuidan de sus familias sin que nadie los obligue.

Mas los habitantes de esta tierra, los que procuramos dejar una huella en la nación y sus hijos, no podemos desatendernos de las realidades del territorio, muchas impuestas desde fuera, pero como humanos, otras cometidas también desde dentro.
Conducta es el centenar de adolescentes en las calles de la ciudad pasadas las diez de la noche, quizás falta de un consejo, una buena madre o una buena educadora. Conducta son los padres, que a viva voz, en el parque, el policlínico, incluso en el portal de la casa, dicen improperios y maldicen por doquier, sin reparar en que el afecto y el cariño son quizás, lo que mejor entienda su hijo. Conducta es salir por la calles y coleccionar jóvenes y adultos entregados al alcohol desde temprano en la mañana, sin producir, sin aportar a la sociedad.

La película nos deja un mensaje urgente en el rescate de la ética social y los valores morales: ¿en qué fallamos?, ¿cuánto hemos perdido?, ¿hacia dónde vamos? Por ello, es válido apostar por otro comportamiento conductual, ese que a niños como Chala, Mariela o Tony, ofrece otra oportunidad en cualquier escuela de la provincia y de la Isla, sin importar si es rico o es pobre, si su familia es o no funcional.

Apostemos por la conducta de este país que no se rinde, dispuesto a salvar a niños como Chala y a reconocer y admirar, a sus maestros, antes de que el joven relevo se pierda en los encontronazos con el mundo. La idea es, que con el tino y la misma honestidad del filme, nos encontremos para tratar de ser mejores ciudadanos y seres humanos.
Isis Sanchez Galano
Author: Isis Sanchez Galano
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Licenciada en Periodismo desde 2013 y puro sentimiento hace más de dos décadas.

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Comentarios  

# Oscar 27-01-2018 10:00
Muy bueno el articulo
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