Que no falte el Maestro
- Por Yanela Ruiz González
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Los padres se ponen las manos en la cabeza en gesto de desconcierto ante la noticia: la maestra decidió no volver más al aula. La misma reacción la tuvieron la jefa de ciclo y directora del centro. La pregunta retumbó en la mente. ¿Y ahora quién asume las clases del grupo?
La situación comenzó a suscitar comentarios y preocupación entre los progenitores, pues en los días siguientes aparecía en el aula una “seño” diferente. Todos saben lo que trae consigo la falta de la figura del maestro en el proceso de enseñanza-aprendizaje en tiempos en los que la cobertura docente “flaquea” cada vez más y se toman medidas como estas llamadas alternativas, cuyas consecuencias van en detrimento de la calidad.
Ya habían sobrevivido al trauma del cambio de maestro, pues la que les impartió el primer grado(una magnífica maestra en todos los sentidos de la palabra) no pudo continuar en el segundo, cuestión que fue superada durante las primeras semanas del curso escolar cuando la recién llegada docente, con 30 años de experiencia en Educación, comenzó a interactuar con los niños y fue ganando un clima favorable en el aula. Su presencia estable calmó los ánimos del colectivo de padres, quienes no dejaron nunca de apoyarla en todo lo necesario.
Sin embargo, un buen día, o mal día, ella no volvió. “Ahora sí que no se goza el grupo”, dijeron algunos, en tanto otros decidieron trasladar a sus hijos a otra aula o buscaron un repasador, con el fin de no dejar desprovistos a los niños que tienen examen final y no pueden quedar lagunas ni vacíos en los conocimientos de un año básico para el resto de sus vidas.
Similar ocurrió en otra escuela, donde un grupo de tercer grado en menos de un mes tuvo cuatro maestros rotando por el aula, como si aquello fuera una papa caliente. Los lamentos se oyeron hasta en el cosmos. De inmediato se convocó a reunión de padres con la directora de la escuela. Había que buscar una solución. La máxima responsable informó del cambio de maestro por la necesidad que tenía en el primer grado y garantizó la presencia de un nuevo docente que se encargaría del grupo.
Sin embargo, sucedió el desfile de maestros, que por x o y razones no mantuvieron su estabilidad. Entonces volaron los cuestionamientos y las preocupaciones engordaron mucho más. Se resolvió el problema de un aula y se creó uno peor en otra.
Una mala decisión, pensarían los afectados y no dejan de tener un poco de razón, pero qué difícil se hace para muchos de los que llevan el traje de la conducción de las escuelas, armar el rompecabezas mayor del sector educacional en la actualidad. Lograr la completa cobertura docente se ha convertido en “una tarea de choque”, una “prioridad priorizada”, “un reto”, y casi es una utopía.
Quizá mucho de los que lean esto pensarán que es una exageración, pero si se tiene en cuenta que, a pesar de que se ha ganado mucho en el ingreso a las carreras pedagógicas, se forman docentes para enseñanzas específicas, y se han brindando facilidades a quienes optan por la pedagogía, cuando se hace el análisis al final del curso son más los maestros que abandonan o piden la baja del sector que los que egresan y se incorporan a las aulas.
Por ejemplo en lo que va de curso escolar el éxodo de maestros en la provincia de Holguín se estima en más de 400 por diferentes motivos, entre estos abandono del puesto laboral.
Aunque la cifra es menor respecto a igual etapa del período anterior este problema no deja de tener un gran impacto. Si se analizan las estadísticas quizá Holguín no sea la de peor situación en el país, pero un solo maestro que falte al aula son 25 niños que no reciben conocimientos adecuadamente, 25 familias que tienen que inmolarse para atender al hijo en horario de trabajo, 25 personas que dejan de asistir a su puesto laboral, cuya repercusión es más amplia en dependencia de la función que realice y provoca otros tantos malestares y comentarios en la población.
Esta situación supone un análisis más profundo sobre el tema, muchos de los docentes se quejan por las exigencias que pesan sobre sus hombros, las responsabilidades con cada uno de los estudiantes, los problemas de disciplina y falta de respeto a causa del poco apoyo de padres, el salario que no compensa todo lo que encierra ser un Maestro de estos tiempos, el papeleo que deben llevar aparejado a las actividades que han asumido por la falta de auxiliares pedagógicas o personal de apoyo a la docencia y las condiciones de trabajo en las que se desenvuelven.
Urge tomar medidas superiores en el sector educacional. La situación de la cobertura docente es un tema delicado que va calando en la sociedad, si no contamos con maestros y maestros bien preparados se estará hipotecando el futuro y desarrollo de la nación.
Comentarios
Es que los actuales estudiantes son más indisciplinados que los de hace unos años atrás? No escogen la pedagogía por amor a esta profesión nuestros educadores? Sómos los padres en gran parte culpables del abandono de los maestros de las aulas?
Todo esto creo influye, además del salario que reciben, esto más que nada a mi modo de ver , en que una maestra que es, por ejemplo, madre soltera o divorciada, se vea con dos hjos que mantener, un salario para dar de comer, vestir, calzar, enviar al menos a uno de sus hijos diariamente a la Secundaria y garantizarle al otro la merienda diaria, sin contar sus necesidades. Es dura esta realidad, cuando hablamos de los profesionales que deben formar a los futuros técnicos, médicos, pedagogos, ingenieros. A mi modo de ver son los que llevan gran parte del futuro de este país en sus hombros. Todo no es el dinero, pero los tiempos nos llevan a pensar que es necesario.
Si a todo esto sumamos que se le exigen cosas para las que no se le dan condiciones y los vemos acudiendo a los padres para que le ayuden, por que hay que llevar una información, digital (ok) e impresa ( dónde está la impresora?).