La pijama de la inocencia
- Por Luly Legrá Pichs
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Somos parte de una sociedad en constante cambio, con un ritmo tan acelarado y con la adopción de patrones ajenos a nuestra idiosincrasia, lo cual conduce a que algunos valores sociales se pierdan poco a poco como polvo en el viento.
Los hijos se parecen más a su época que a sus padres, reza un viejo dicho; sin embargo, me preocupa, y mucho, lo poco que hacemos para revertir o frenar ese aforismo ante la exposición de nuestros niños a fenómenos como la hipersexualización de los chicos y chicas, por solo citar uno.
No obstante, esa tendencia en sí no me alarma tanto, como la actitud de un grupo importante padres de hoy, que sueltan las manos a sus vástagos demasiado pronto y se dejan llevar por “modas” para adultos convertidas en un “boom infantil”, que con un chazquido de dedos acaban con la inocencia.
El año pasado este periódico publicó un comentario preguntándose ¿Dónde están los padres? ante la permisividad de algunos al trabajo infantil, aun cuando ese hecho está prohibido en la Constitución de la República de Cuba.
Casi 12 meses después, yo me pregunto lo mismo, aunque también le agregaría ¿Qué pasa por la cabeza de algunos padres de estos tiempos?
Les pongo un ejemplo. Apenas finalizó el curso escolar muchas madres corrieron en bandadas a colocarle a las pequeñas hijas las “famosas” uñas de aclírico, depilarles las cejas hasta “ponerles” la keratina,mientras las nenas inocentes al fin, presumen su nuevo “look” con la misma ilusión que si mostraran un juguete nuevo.
Y cuestiono nuevamente, ¿por qué no enseñarles mejor que lo que las hace únicas y hermosas es lo natural? ¿Mamá, papá por qué le hacen eso a su hija? Sinceramente, una niña no se ve “bonita” así. En la sencillez está la belleza y toda moda tiene su tiempo, una edad, y más importante que la apariencia es la esencia de lo que somos y seremos. Bien aconsejaba nuestro Apóstol José Martí a María Mantilla: “Mucha tienda poca alma… Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro”.
Pero ahí no queda el asunto, a ellas las podemos ver vestidas con ropas diseñadas para jóvenes, como vestidos bien ceñidos con cortes laterales por encima de la rodilla, shores “cacheteros” y un sinfín de prendas que, obviamente, no se han confeccionado como una línea infantil o junior.
Hace unos días una colega del telecentro de la Isla de la Juventud publicó en su perfil de Facebook su asombro cuando en una parada de la guagua (ómnibus) vio a una niña de cuatro o cinco años de edad, aproximadamente, cantar una canción sobre un pijama y escribió ella: “Pensé que era una canción infantil -a mí la palabra pijama siempre me ha sonado muy infantil- pero cuando vi los movimientos que hacía la pequeña con la cintura agucé el oído y comprendí que la cosa iba "sin pijama"”.
Continuó su post así: “… la próxima estrofa vendría a matar toda mi fe en el mejoramiento humano: "siempre he sido una dama, pero soy una perra en la cama", cantaba la niña que todavía se asusta con el hombre del saco, se come los mocos, piensa que los condones son globos de cumpleaños y que su papá puso una semillita en la huerta de su mamá y creció ella...y todo el mundo la aplaudía...y entonces sentí miedo, mucho miedo por los hijos que aún no tengo”.
Al igual que ella, yo también entro en pánico,tanto por esa escena, que ya se ha convertido en habitual tanto en centros educativos como en fiestas de cumpleaños, fin de curso y otras actividades, como de esa percepción de que hablar, vestir o manifestarse como adultos es “normal”.
Para algunos, también es corriente que las niñas y niños de 12 o 13 años estén hasta alta horas de noche en la calle o en las esquinas, muchas veces los he visto fumando, “apretando” o en actitudes nada acordes a su edad.
No es una cuestión de mojigatería, sino de respetar y defender su derecho a ser infantes hasta el último momento.
Considero como anormal e ilógico que a los 13 años o menos inicien su actividad sexual o asuman la responsabilidad de ser padres, a mis ojos, aún les falta mucho por disfrutar y conocer antes de llegar a esas lides.
Hace poco leía en algún sitio que a los padres de hoy día les falta darse cuenta que son los pilares de la vida de sus hijos, que aprender a poner límites es fundamental para crearles una carretera en la que transiten con seguridad, aplomo y conscientes de las consecuencias de transgredir sus límites.
Debemos velar por la protección de la inocencia de nuestros chicos y chicas, de cada uno de ellos, de esa forma cuidamos su futuro, el de los que están por venir y el de la sociedad, para que como dijera Martí, sean hombres y mujeres de bien… todavía estamos a tiempo de corregir ese mal camino.
Comentarios
Muy bueno el artículo, gracias, muy real y actual, solo de doy un consejo: utilice citas objetivas y si es posible con el url de donde las conoció para que la veracidad de su argumento tenga mayor peso y credibilidad.
Cuando dice: "Hace poco leía en algún sitio que ......", a mi juicio no es correcto, pero mi opinión quizás no valga, solo le doy un consejo. ¿quien dice que no lo inventó para poner otro párrafo?, yo no, yo le creo, pero en este mundo, hay de todo y si de profesionalismo se trata, ese medio de ustedes, esa carrera que ud asumió, si algo NO PUEDE faltar, es eso, la profesionalidad de su escritura, el argumento, le desarrollo.
Felicitaciones