El “precio” de una mordida

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Comer alimentos o beber líquidos de dudosa procedencia puede propiciarle un susto a cualquiera, pero ojalá todo quedara en el sobresalto y no en graves consecuencias para la salud o la vida de algunos.

En los últimos tiempos no pocos llegan a una calle y con el mayor desenfado del mundo ingieren todo tipo de comestible aquí o allá sin poner reparos en elementales normas de higiene y seguridad. Otros reponden a cualquier vendedor ambulante de esos que pregonan o tocan a la puerta con sigilio para proponer productos que, para nadie es un secreto, resultan una bomba de tiempo.

Existen incontable casos por citar, como las intoxicaciones por ciguatera tras consumir pescado contaminado o las desencadenadas por dulces preparados a base de huevos; las ensaladas frías y arroz imperial, en los cuales se utilizó mayonesa casera, entre otros.

Sin embargo, un inusual hecho ocurrido hace muy poco en la comunidad rural La Damajagua, perteneciente al poblado Floro Pérez, en Gibara, reafirma la necesidad de cumplir con elementales normas de selectividad alimentaria y, más aún, con las de informar a las autoridades de Salud y otras competentes, sobre actividades de control sanitario, pecuario y de Higiene y Epidemiología requeridas de un tratamiento especial por su trascendencia.

En este caso, quizás por el desconocimientoentre algunos acerca de que el murciélago y la mangosta son los mayores reservorios de la rabia, infección viral que lesiona el sistema nervioso central, llevó a quebrantar el protocolo establecido ante la mordedura de que fue víctima un buey por una mangosta.

Ese pequeño mamífero carnívoro fue matado mientras pendía de la mandíbula del vacuno y, posteriormente, lanzado del lugar, pero se dio por callado el incidente, descartando que cuando la mangosta es positiva a la rabia se pega tras morder al afectado y que esa zoonosis tiene un largo período de incubación en dependencia del lugar anatómico de la lesión y carga vírica inoculada, trasmitida mediante la saliva infectada.

Durante conversación sostenida con el doctor Humberto Rivera Almaguer, responsable de los programas de Zoonosis en el Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, el experto explicó, que de acuerdo con elementos recogidos con los implicados en el suceso, el rumiante comenzó a presentar cambios de conducta pasados unos 29 días, como movimientos bruscos y salivación profusa hasta morir. “Un veterinario ofreció auxilio pensando que era una gastritis, aunque orientó incinerar al buey; sin embargo, no se cumplió estrictamente con lo ordenado, por lo cual resultó imposible tomar muestras del animal, aunque por elementos de la clínica y epidemiológicos todo indica que falleció por rabia”.

Empero, la historia a contar sería otra, si por vías extraoficiales especialistas de Higiene y Epidemiología no hubieran conocido del incidente, que llevó a movilizar inmediatamente un equipo multidisciplinario de expertosque, en el lugar de los hechos, contactó con 18 personas, las cuales tras pesquisa minuciosa asumieron haber tenido contacto con la sangre y otros fluidos del animal, aunque-según ellos- ninguno consumió de la carne.

Tal sitiuación llevó a que en el hospital clínico quirúrgico Lucía Íñiguez y el pediátrico Octavio de la Concepción de la Pedraja permanecieran ingresados y bajo vigilancia médica la totalidad del grupo, al tiempo que fue creado un puesto de vacunación en el Consultorio Médico de Floro Pérez, para propiciar seguimiento a esos pacientes, a la población en general y control sanitario de la zona, “porque pudieran quedar animales positivos y existir el riesgo de trasmisión de esta zoonosis mortal a las personas”.

Si bien la rabia humana no constituye un problema de salud en nuestra provincia es necesario extremar medidas ante la detección de algunos animales con esa zoonosis en determinado territorio de nuestra geografía en este año, el incremento personas mordidas o arañadas por perros y gatos y que cualquier mamífero puede contraer ese virus y una vez infectado trasmitir la enfermedad a las personas y a otras especies susceptibles.

Por eso nadie puede quedar en casa sin acudir al médico ante el ataque de un animal o no informar a las autoridades correspondiente de observar cambios bruscos en sus mascotas u otros animales, “porque la rabia es una enfermedad vírica infecciosa que resulta mortal en casi todos los casos una vez aparecidos los síntomas clínicos, como define la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.
 
 

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Comentarios  

# Ventura Carballido Pupo 16-08-2018 23:06
Para concretar este valioso trabajo Lourdes Pichs Rodríguez, seguro hizo una amplia investigación que permitio a juzgar por la narraativas de los hechos lograr una rica e interesante informacion de mucho valor para los lectores. Esperemos que sea publicado en el Semanrio, ya que aui llegamos muy pocos. El parrafo ultimo lo cuelgo como elemento de alerta muy clara: '' nadie puede quedar en casa sin acudir al médico ante el ataque de un animal o no informar a las autoridades correspondiente de observar cambios bruscos en sus mascotas u otros animales, “porque la rabia es una enfermedad vírica infecciosa que resulta mortal en casi todos los casos una vez aparecidos los síntomas clínicos, como define la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. Un trabajo de investigacion, que clasifica para Premio.
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# #lourdes 21-08-2018 12:26
Gracias Carballido por siempre leernos y comentar los trabajador de !ahora!
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