La Patria sigue en combate
- Por Liban Fernando Espinosa Hechavarría
- Hits: 108

Al despuntar el último día de 2025, Cuba no hace simplemente un balance; realiza una revisión de trincheras. El año que termina ha sido, una vez más, un campo de batalla. No solo contra la escasez material, el azote del clima o las persistentes limitaciones de una economía asfixiada, sino por la preservación misma de un proyecto soberano. Los números hablarán de desafíos económicos, de una recuperación en ciernes y de los efectos del recrudecimiento del bloqueo, ese viejo enemigo que se niega a claudicar. Pero la verdadera contabilidad está en el espíritu de un pueblo que, fiel al legado histórico, sigue combatiendo.
La resistencia revolucionaria no es un concepto abstracto en los anales de la Isla; es la savia práctica de cada jornada. Es la del maestro que instruye a las nuevas generaciones en el valor de la patria, la del científico que busca soluciones nacionales a problemas globales, la del trabajador que, frente a las carencias, defiende la dignidad de su producción. Esta resistencia, forjada en décadas de retos, es el escudo que ha protegido la independencia y es también el motor que impulsa la búsqueda incesante de soluciones propias, creativas y solidarias. El 2025 ha sido un año más donde ese escudo ha sido puesto a prueba, y ha prevalecido.
Esa fortaleza individual, sin embargo, cobra su verdadero poder en la unidad. La unidad consciente, militante y estratégica en torno a los principios de la Revolución. Es la que se teje en los centros de trabajo, en los barrios desde las organizaciones de masas, en el debate franco y colectivo para enmendar lo que no funciona y potenciar lo que sí. Frente a las campañas mediáticas y las presiones de todo tipo, la unidad del pueblo cubano y su vanguardia ha sido el baluarte inquebrantable. Es la misma que permitió las victorias históricas y la que hoy se requiere para ganar las batallas complejas del desarrollo, la eficiencia y el bienestar.
Por ello, al cruzar el umbral del 2026, no lo hacemos con una mirada ingenua. Los desafíos son monumentales. La guerra económica se intensifica, y la exigencia interna por avanzar, por lograr una vida próspera y sostenible, es el mandato principal. Pero se avanza con la certeza de que el pueblo cubano sigue en pie de lucha. Combate por perfeccionar su socialismo, por defender sus conquistas sociales irrenunciables, por construir, ladrillo a ladrillo, la prosperidad que merece.
El 2026 no es, pues, un simple cambio de dígito. Es una nueva etapa de la Revolución en continuo combate. Llegamos con las lecciones del año pasado, con las heridas cicatrizadas convertidas en coraza, y con la moral en alto de quien defiende una causa justa. La trinchera es hoy la fábrica, el campo, el hospital, el aula, el barrio. Y desde cada una de ellas, con la fuerza de la unidad y la tenacidad de una resistencia probada, Cuba no claudica. Mira al futuro con la firmeza de quien sabe que la historia de la Patria se escribe, precisamente, en estos momentos de definición.
El pueblo cubano sigue combatiendo. Su lucha hoy es por la productividad que sustente el bienestar, por la innovación que rompa inercias, por la calidad de los servicios que dignifiquen la vida. Combate con el estudio, con el ahorro, con la disciplina. Es un combate civil, silencioso y monumental, por hacer realidad la promesa de prosperidad dentro del sistema socialista que ha defendido a costa de tanto.
El 2026 es un nuevo capítulo en la larga marcha de la Revolución. Un capítulo que exige, con urgencia, traducir la resistencia heroica en victorias económicas sostenibles, y convertir la unidad inquebrantable en energía productiva multiplicada. Se mira al futuro sin triunfalismos ingenuos, pero con una certeza histórica: la misma fuerza que ha permitido resistir seis décadas de desafíos es la que tiene la capacidad de construir, paso a paso, el porvenir. La consigna no es solo "resistir", sino, con la misma tenacidad, "avanzar y vencer". La Patria, otra vez, se apresta a la tarea.
