Una especie en movimiento

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portada culturaFoto: Holguín en fotos

Cuando me encomendaron escribir sobre el día de la cultura nacional, estaba indecisa sobre el contenido del texto. No quería ser redundante acerca de la efeméride que todos conocemos; aunque es de gran importancia para la gestación de la nacionalidad cubana, nuestra identidad es mucho más que eso.

Pensé en investigar sobre las características que definen a un cubano, pero luego de reflexionar la idea entendí que era algo innecesario, lo tengo frente a mis ojos. Decidí observar a los míos, a mi gente, para terminar entendiendo aquello que dice el uruguayo Jorge Drexler: somos (el ser humano) una especie en viaje que está viva porque está en movimiento.

Los cubanos —los de aquí y los de allá— somos herederos de la cultura de nuestros ancestros. Desde la Colonia, donde se comenzaron a identificar como criollos, el cubano se ha alimentado de diferentes etnias para ser lo que es hoy.

El 18 de enero de 1920 emigraron mis bisabuelos maternos a Cuba. Venían de Tenerife, Islas Canarias, y cargaban consigo a sus tres hijos. Asentados en la provincia de Camagüey, compraron tierras y empezaron a criar animales. En 1926 nació mi abuela, con el tiempo se casó y tuvo a mi madre. Asimismo, ocurrió con mi familia paterna, quienes también venían de la península ibérica. Como yo, la mayoría de los cubanos descienden de otras culturas.

Recientemente visité el Museo de Artes Decorativas de Gibara y fue el claro ejemplo de la mezcla del cubano, precisamente en el siglo XIX. El inmueble fue construido en 1866, siendo una importante representación de un contexto histórico donde comerciantes de distintos países venían a la isla por motivos mercantiles o huyendo de guerras en sus continentes.

En su diseño destacan variaciones estilísticas, principalmente de Europa, desde grandes lámparas de techo de cristal y bronce, vasos decorativos de cristal de bohemia, figuras de porcelana biscuit de origen alemán, hasta representaciones del Art Nouveau.

Allí parada, mientras la guía del museo relataba la historia de cada artefacto, solo podía pensar en lo que es ser cubano. Y sí, tenemos nuestras propias costumbres, pero la realidad es que bebemos de un pasado lleno de luchas y migraciones.

Me siento cubana por la historia de mis ancestros, la historia de mis padres y la de todos los que me rodean. Actualmente, algunos cubanos se encuentran en otros lugares, llevando su cultura más allá, y es que no tenemos pertenencias, sino equipaje. En un futuro, las tradiciones cubanas se investigarán como cuna de nuevas culturas.

Es agosto, pleno Festival Internacional de Cine Pobre, canto junto a unos desconocidos una canción de Habana Abierta y me siento más cubana (viva) que nunca. Me preparo para salir a la calle, mi madre me recuerda recitar una bendición para estar protegida y me vuelvo a sentir cubana. Me siento parte de esto, aunque a veces duela aceptar las distancias.

Atravesamos desiertos, glaciares, continentes. El mundo entero de extremo a extremo... Cargamos con nuestras guerras. Nuestras canciones de cuna. Nuestro rumbo hecho de versos. Y así ha sido desde siempre, desde el infinito.

Somos cubanos —somos humanos— una especie en movimiento.

Milo García
Author: Milo García
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Periodista pero un poco artista; creo en la omnipotencia del performance para contar historias.

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