Vigencia de un concepto a 25 años: Corazón y compromiso con Fidel

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conceptorevolucionFoto: Roberto Chile

A 25 años del Concepto Revolución de Fidel es el mayor reto para la actualidad mantenerlo, cada vez, más vivo, radiante en la conciencia de cada uno como guía para el trabajo reflexivo, de unidad entre todos, con un activo y crítico debate sobre la dura cotidianidad de hoy, como ejemplo del trabajo político.

El discurso de Fidel Castro Ruz, en la Tribuna Abierta de la juventud, los estudiantes y los trabajadores por el Día Internacional del Proletariado, en la Plaza de la Revolución José Martí, el Primero de Mayo del 2000, es el escenario idóneo escogido para dar a conocer el Concepto de Revolución, que es la síntesis de toda su experiencia de revolucionario íntegro a lo largo de su vida.

Un año después precisa la síntesis de cada uno de los 14 elementos que resumen, precisamente, ese conjunto de ideas que hacen perceptible e invencible a la Revolución Cubana, como uno de los legados más relevantes de su liderazgo a la teoría y la práctica socialistas, tanto por la riqueza de su contenido como por su significado histórico para las presentes y futuras generaciones de cubanos agradecidos.

Es la alerta permanente sobre los peligros de la superficialidad y la improvisación, la importancia de la responsabilidad política en cualesquiera de los roles que nos corresponda en el entramado social, tener siempre en cuenta la dialéctica entre táctica y estrategia, entre lo eventual y lo permanente, lo aparente y lo real.

Esto es esencial en el derrotero de los cambios imprescindibles para el perfeccionamiento del modelo socialista cubano para evitar errores lamentables originados por la precipitación y la inmadurez.

También es un llamado a enfrentar la inercia, el inmovilismo y el anquilosamiento en el análisis de la realidad, la consolidación permanente de la unidad y la cohesión social.

A no perder de vista los posibles efectos de la gradación social ajustada por situaciones económicas y, sobre todo, a no permitir la introducción de modelos y modos diferentes a la naturaleza del proceso cubano y preservar siempre la ética.

Así lo afirma el Comandante en Jefe y que los cubanos(as) revolucionarios firmamos: Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.

Es trascendental tener bien definido y enriquecer constantemente cada uno de los 14 conceptos, desde la dialéctica y cientificidad marxista.

Como lo sentencia Martí: “Debe hacerse en cada momento, lo que en cada momento es necesario” con lucidez, pureza, sinceridad, honradez, responsabilidad y saber hacer lo que corresponde en cada situación.

Antes del triunfo de 1959 y luego con más constancia, Fidel define qué es la Revolución Cubana y a solo 15 días del triunfo explica: “Las leyes de la Revolución son, fundamentalmente, principios morales. Los propósitos por los cuales se está luchando, esos propósitos son los que guían y trazan el derrotero de la Revolución. La Revolución no es una cosa loca, la Revolución es algo que tiene una ruta trazada, una serie de principios a los cuales se ajusta y, además, una serie de principios fundamentales que son necesario dejar bien sentados para que la Revolución se pueda desarrollar pacífica y ordenadamente”.

Y siempre inspirado en la trascendental obra martiana, como cuando desconcierta a la tiranía batistiana cuando sentencia que el Apóstol es el autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada, siempre lleva su máxima que es base esencial en el Concepto Revolución: “Una idea justa desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército… La palabra es para decir la verdad, no para encubrirla”, de ahí su confianza en que la batalla de ideas no se puede relegar a un segundo plano respecto a la batalla económica; han de marchar juntas y en total sinergia.

Defiende el carácter democrático de la Revolución en el poder cuya característica tiene que ser necesariamente la interpretación de los deseos, de los anhelos de la mayoría del pueblo, que es el que gobierna y no un grupo de hombres. Todo lo que la Revolución haga, tiene que ser realidad primero en la conciencia del pueblo.

Si quisiéramos medir el mérito de nuestra Revolución y el valor de nuestra Revolución, bastaría observar el odio que contra ella sienten los grandes intereses reaccionarios del mundo; bastaría observar el odio que contra ella siente el peor y más explotador de los imperialismos modernos; bastaría observar el odio que contra ella siente la prensa más reaccionaria del mundo, la campaña tremenda de calumnias que se comenzó a realizar desde el primer día contra ella, para comprender, para satisfacción de nuestro pueblo, que nuestra Revolución pasará también a la historia como una gran Revolución.

Muy importante reflexionar con Eusebio Leal: “Cuando releí esas palabras vi que muchos se detienen en el concepto de que hay que cambiar todo lo que sea necesario cambiar, pero hay una que es un poco más críptica y enigmática: “había que enfrentar poderosas fuerzas externas e internas”. ¿Cuáles eran las internas? Los que están con la cabeza, pero no con el corazón. Un día le preguntaba un diputado al doctor Raúl Roa en la Asamblea: “¿Qué quiere decir usted, doctor, cuando habla ‘estar concorde’?” Estar concorde quiere decir “estar con el corazón”. Viene del latín corde, y quiere decir concorde, quiere decir fraternidad. Pero también quiere decir compromiso.

Rodobaldo Martínez Pérez
Author: Rodobaldo Martínez Pérez
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Máster en Comunicación Social, autor del blog Holguín Ahora.

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