Tras la formación de una cultura histórica
- Por Liam de Jesús Bornot, estudiante de periodismo.
- Hits: 1356

Para entender la historia de Cuba, su proceso y razones, debemos conocer la historia del mundo, y es una afirmación insoslayable. Aun así, la idea no es enseñar la historia a través de la memorización y la repetición de fechas y hechos, sin comprender el encadenamiento de procesos que precede a cada acontecimiento.
En el socialismo, como en cualquier otra sociedad, asegurar los bienes materiales de la familia, sea vivienda, calzado y ropa, alimentación, transporte entre otros, es imprescindible para el desarrollo y el progreso de cualquier nación. Sin embargo, a una sociedad socialista, que aspira desde luego a la sociedad comunista, sea cual sea la interpretación que tenga en el siglo XXI, le es necesaria que el pueblo en su amplia mayoría sea dueño de una rica cultura política, y una de sus bases, es la comprensión de la historia, por ser su objetivo lograr una conciencia social capaz de trascender.
Cuba, a pesar de realizar un trabajo historiográfico importante, con miradas críticas y desde puntos de vista alejados del eurocentrismo; ha decaído en la enseñanza de esta materia. En la enseñanza primaria, media y media superior es más evidente el hecho.
Por otro lado, en las Universidades se imparte una historia con otra didáctica, lo cual no cambia el resultado de años de mala pedagogía: muchos son los estudiantes universitarios, incluso después de un examen de ingreso de historia de Cuba, que no poseen un mínimo de conciencia histórica, ni siquiera cultura política.
Josefa Azel Jiménez y Ángel Guido Navarro Otero comentan en su artículo Análisis histórico de la enseñanza de la Historia de Cuba: trascendencia en la actualidad: A partir de 1996, la enseñanza de la Historia de Cuba se declaró como una prioridad (...) del trabajo metodológico para el Sistema Nacional de Educación con vistas a fortalecer la formación integral de los niños y jóvenes, la identidad nacional (...) La clase de Historia debe dejar una lección: contribuir a elevar la condición humana y se puede lograr mediante una autopreparación efectiva del docente, con una cultura histórica necesaria para tomar las decisiones didácticas más acertadas y de un aprendizaje reflexivo (...)
¿Esta condición se puede sostener en el tiempo? ¿Cómo se puede fomentar el interés de los estudiantes por la historia?
En la enseñanza media y media superior los estudiantes afirman dar más prioridad a las asignaturas de ciencias exactas que a las de ciencias sociales por ser "más fáciles a la hora de estudiar", por solo tener que memorizar unos cuantos hechos y valoraciones caducas, que entorpecen el libre criterio de los jóvenes. ¿A dónde ha quedado la valoración de las personalidades históricas?
Para valorar, el pensamiento crítico es imprescindible, por ser en sí el análisis del mundo a través de la percepción del individuo. No obstante, debe de ser un análisis sin prejuicios y sin estigmas. ¿Está preparado hoy día un alumno de preuniversitario para criticar la decisión de un general de las guerras de independencia, más allá de comentar "fue muy valiente"?
Al llegar a la Universidad los estudiantes, tanto de ciencias médicas, ciencias exactas, ciencias sociales, se sienten incómodos al conocer que tendrán otra tanda de historia. ¿Pero qué hago dando historia si voy a ser médico, si voy a ser ingeniero, arquitecto, físico, matemático, actor? Se preguntan. Es evidente que les resulta tediosa, aunque en muchos casos con la didáctica universitaria su percepción sobre la materia tiene un cambio positivo.
Acerca de esto, Ileana García López, Maritza Amechazurra Oliva y Noemy La Rosa Hernández, comentan en su artículo: Algunas consideraciones sobre la enseñanza de la Historia de Cuba en educación superior, que: Aquilatando el valor de la historia como parte esencial de la formación cultural de todo joven matriculado en la educación superior, la inclusión de la Historia de Cuba en este nivel de enseñanza responde a la necesidad de contribuir a la formación de una cultura histórica en todos los profesionales como parte de su formación humanística, al garantizar el fortalecimiento de sus valores patrióticos y antiimperialistas, entre otros. Para transformar su proceso enseñanza aprendizaje con un carácter desarrollador, se necesita apropiarse de la herencia cultural acumulada por las generaciones mayores y transmitirla a cada educando, de acuerdo con su nivel de desarrollo y sus condiciones (...).
La tarea que le queda al sistema educativo cubano podría calificarse de titánica: formar profesores, que a su vez formen generaciones capaces de generar cambios objetivos en un país como Cuba, víctima de la colonización cultural, en medio de un mundo cada vez más estigmatizado, individual y alienado; con la influencia de las redes sociales que bombardean cada día la cabeza de los usuarios con nuevas informaciones, la mayoría sin evidencia empírica. Formar profesores que enseñen a pensar, para que cuando en la Universidad cuestionen las razones de los mambises, no respondan con otra pregunta: ¿Por la salud y la educación gratuitas, profe?