Olga Alonso: afirmarse en lo grande, enaltecerse y vivir
- Por Carlos Velázquez Álvarez / Estudiante de Periodismo
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El 4 de marzo de 1964, la Instructora de Arte y profesora Olga Alonso González viajaba al cerco de los alzados que había en el Escambray, para impartirle clases a un grupo de campesinos. Pero el vehículo donde iba sufrió desperfectos y se volcó.
La joven de procedencia obrera, que semanas antes escribiera en su diario “Sólo tenemos derecho a morir, cuando entreguemos a nuestros hijos el boceto del comunismo”, murió al instante con apenas 19 años.
Aunque se encontraba a más de 300 km de su familia, era feliz. Con una sonrisa en los labios y el corazón palpitante de amor en Fomento, Sancti Spíritus, perteneciente en aquel entonces a la antigua provincia de las Villas, creó grupos de aficionados integrados por niños y adultos (Vladimir Maiakovski, Folclore, Chaplin, Ismaelillos y Pantomimas, entre otros).
También realizó campañas de buen hablar entre el campesinado, propició la creación de los Consejos Populares de Cultura, se integró como maestra en las aulas de seguimiento, desarrolló a los jóvenes con mayores posibilidades como monitores para extender las ramas del Arte y fundó bibliotecas.
En abril de 1961, había ingresado en la Escuela Nacional de Instructores de Arte, graduándose después en la especialidad de Teatro como primer expediente. Tenía grandes condiciones, además de teatrista, como intérprete de danza moderna y una gran pasión por la literatura.
No era una muchacha cualquiera. Rebosaba ganas de vivir: dinámica, imaginativa, pícara, muy sensible, alegre y, a la vez, con un carácter asombrosamente maduro para su edad. Con razón muchos afirman que no conocía fronteras.
En el año 1960, el líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz hizo un llamado para que los jóvenes se incorporaran a la tarea de la enseñanza artística en las granjas y cooperativas de todo el país. Olga, aunque se encontraba estudiando en la escuela de Comercio de Ayestarán, sintió que debía probar sus fuerzas, aprender de los hombres del campo y crecer como persona junto al surco de la patria. Por tanto, sin pensarlo dos veces, inicia su formación como Instructora de Arte.
En 1959 se suma a la asociación de Jóvenes Rebeldes, la Federación de Mujeres Cubanas y los Comités de Defensa de la Revolución. Luego participa en la primera zafra del pueblo.
Así, en honor a su emblemática labor revolucionaria, varias instituciones culturales llevan su nombre y cada 18 de febrero, en el aniversario de su natalicio, se celebra el día del Instructor de Arte. Según nuestro Apóstol José Martí, Arte es huir de lo mezquino, afirmarse en lo grande, olvidarse, enaltecerse y vivir.
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