Iván Prieto: Lección por aprender
- Por Calixto González Betancourt
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Cátcher Iván Prieto. Foto: Archivo
El caso Iván Prieto regresó otra vez al primer plano de la actualidad deportiva y como uno de los temas polémicos en las redes sociales, luego de que el estelar receptor pidió su liberación definitiva del béisbol holguinero, para continuar su vida de pelotero en Granma, cuyo equipo le permitió mostrar sus cualidades y consagrarse como cátcher.
Realmente la decisión de Prieto no me sorprendió, la esperaba, después que en 2021 solicitó- y se le concedió- mantenerse por un año más en esa vecina provincia, donde actualmente es protagonista del plantel granmense en los play offs, al continuar evidenciando los atributos en el mascoteo y la ofensiva, que lo han convertido en uno de los mejores receptores del país.
La dirección de Deportes en Holguín valora el pedido de Iván… Como holguinero quisiera que volviera a las huestes de los Cachorros, pero a “esta altura del campeonato” se impone el deseo de Prieto, quien, sin olvidarse de sus raíces, se siente de Granma, donde ha triunfado en su deporte, más allá de otras consideraciones personales y familiares que pueda plantear este beisbolista.
Nació y se hizo pelotero en Holguín, donde mostró sus aptitudes, pero aquí no recibió las oportunidades que merecía, mientras el tiempo pasaba, entonces buscó y encontró otros horizontes. Sucesos similares han ocurrido en el historial de las series nacionales de béisbol (SN).
No creo que deba hacerse del asunto una crisis, como ha ocurrido en otros lares, ni insistir en un regreso que no hará Iván.
El hecho debe ser una lección para el béisbol holguinero. No hubo una acción adecuada en el tratamiento de un prometedor jugador, ni visión de futuro, pero eso no es un problema nuevo en este territorio.
Si ahondamos en los aconteceres de la pelota holguinera, vamos a encontrar más de un ejemplo de peloteros que retrasaron su desarrollo, que no pudieron materializar todo su potencial o se perdieron, por una incorrecta estrategia, enfoque equivocado o decisiones técnicas inadecuadas. Ha ocurrido en todo el mecanismo, desde la base hasta la nómina del plantel para la SN.
Ojalá el caso Prieto no se repita, ni haya otra promesa frustrada para el aporte al béisbol de esta comarca. Hay que aprender a lidiar, en una misma posición o rol, con el pelotero establecido y el de futuro, o con dos o más del mismo nivel.
Varios directores de SN me han dicho, más o menos: “Me pusieron aquí para ganar (o buscar un buen resultado) no para desarrollar, esa tarea es de las otras categorías”. Sin embargo, todo el mundo quiere ganar, en las diversas lides y en muchas ocasiones eso conlleva a comprometer el porvenir.
Los manageres, particularmente los de SN, tienen gran parte de la razón. Hay que buscar la victoria, es lo primero, además están comprometidos en lograr una loable actuación. Pero en un campeonato extenso se dan muchas situaciones de juego, marcadores desproporcionados, características del rival de turno, ubicación en la tabla de posiciones, sin olvidar la capacidad de ver más lejos, es decir, oportunidades para examinar al bisoño, para darles chances al joven o novato, quien con sus posibles positivas demostraciones podría convertirse en regular o ser tenido más en cuenta.
Por supuesto, lo de desarrollar empieza en el área y es tarea primordial de las categorías inferiores, encomienda reforzada en los últimos tiempos con los torneos sub-23, mas esa realidad no niega que la mejor aula está en la “candela”, jugar y jugar lo más posible en el máximo nivel de su contorno.
“No hay un tablero más complicado que un terreno de béisbol, ni ajedrez más difícil que la pelota”. Y en ese mundo, una jugada maestra y continuada, no fácil de lograr, es armonizar presente y futuro, campeonismo y desarrollo.