Hacer con amor

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hacer las cosas con amor


Déjate seducir y sentir felicidad por lo que haces y, como aconseja la siempre sorprendente, Madre Teresa de Calcuta: “No hagas nada por obligación, ni por compromiso, sino por amor”.


Maestros, padres, personas mayores y muchos otros defienden, principalmente psicólogos, que la felicidad es relativa, es un estado interior que debemos saber cultivar, regar y desarrollar, claro depende de cada quien, porque hay quienes se sienten constantemente mal hasta rodeado de total prosperidad.


El modo de cumplir con las expectativas de sentirte a gusto, conforme y no renegado con lo que haces es: Ponerle corazón a tus acciones, con pasión motivadora, para conseguir, con energías positivas, con bellos detalles, que nadie ve y solo tú sabes, para embellecer los actos de tus cotidianos deberes, por duro que sean los sacrificios y extraordinarios los esfuerzos.


Si logras una conexión reconfortante y efectiva en cualquiera de tus labores, con un constante auto orgullo y alegría son fundamentales para lograr actuar con placidez, aún en los momentos y sucesos más complejos, que te hacen crecer como ser humano.


Cuando procedes con la emoción de regocijarse en la importancia, fundamentalmente, de tu trabajo por ser de utilidad para los demás, puede crecer la motivación cada día.


Ahora, mucho cuidado con el llamado síndrome burnout, por exceso de labor o del trabajador quemado, que según la OMS tiene tres elementos: sensación de agotamiento, desapego mental del trabajo y peor desempeño en el quehacer.


Y refiere la cronicidad del estrés laboral, por un estado de agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo y llega a alterar la personalidad y autoestima de la persona.


Es la expresión de total falta de amor y felicidad por lo hecho, al reflejar casi como un castigo, sin placer en lo realizado, ni disposición de ser emprendedor, proactivo, arriesgar para hacer más y tener un alto conformismo `por no disfruta nada de lo que haces, al sentir, muy lejos, las oportunidades para ti y temer buscarlas.


El llamado “trabajador quemado” no halla felicidad en su labor, el amor marchita, sin ninguna vocación de crecer en sus acciones, al no llenar sus satisfacciones, además, sin importante la ayuda de los demás en sus actividades cotidianas.


En el poema “Soy un maestro”, del productor y director de televisión estadounidense, John Schlatter dice: “Soy el más afortunado de todos los que trabajan. La sensación de felicidad y alegría que siento cuando colaboro para que mis alumnos puedan usar sus talentos y desarrollarlos es única…”.


Podemos reflexionar con la Madre Teresa de Calcuta: “El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito. Haz sólo lo que amas y serás feliz” y con Lucian Leape profesor de la Escuela de Salud Pública, de la Universidad de Harvar “Las personas que son felices, en el trabajo y en la vida, tienen una firme intención de serlo”.

 

 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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