Cachorros ahogados en el camino
- Por Calixto González Betancourt
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Al estar entre los equipos que se robaron la arrancada, Holguín (31-44, duodécimo) parecía anunciar una halagüeña temporada en la LX Serie Nacional de Béisbol, pero no tardó mucho tiempo para que los Cachorros comenzaran a mostrar grietas inquietantes, fundamentalmente en el pitcheo; aun así mantuvieron durante un trecho un aceptable paso, hasta que se ahogaron en el camino.
Hubo un breve repunte que les permitió jugar para el 50 por ciento (22-22), sin embargo, el momento de la inflexión definitiva llegó desde que perdieron la subserie 1-2 frente a Isla de la Juventud en esa sede.
A continuación los holguineros fueron en picada y solo ganaron nueve partidos y perdieron 21, incluyendo siete subseries perdidas (tres barridas), cuatro igualadas y una ganada.
A continuación los holguineros fueron en picada y solo ganaron nueve partidos y perdieron 21, incluyendo siete subseries perdidas (tres barridas), cuatro igualadas y una ganada.
En total, sucumbieron en 10 compromisos particulares y se impusieron en cinco. El cuestionamiento al plantel holguinero no es particularmente por quedar fuera de los ocho, pues no estaba entre los más favoritos de acceder a los play off, pero sí tenía opciones, por lo menos para pelear por ese objetivo.

Debido a eso, al calificar de pálido su desempeño lo hacemos por su amplio desbalance entre victorias y derrotas y sus deficiencias cualitativas, que le impidieron dar más batalla.
En el pitcheo descansaba la mejor arma para las aspiraciones holguineras, mas esta se encasquilló y hasta los lanzadores de mejores rendimientos mostraron alti bajos y baches, como posibles lagunas de la preparación, agudizadas en monticulistas de menos recorridos, con una insuficiente labor de los abridores: 5.25 promedio de carreras limpias (pcl) (duodécimo), whip de 1,65 (onceno),116 ponches (último), cuartos más bateados (317) , aunque mejor en menos boletos concedidos,145 (cuarto).

Los relevistas estuvieron peor: 6.31 pcl (decimocuarto), 1.96 whip (decimoquinto), 142 ponches (octavo), 175 boletos (duodécimo) y cuartos más bateados (319). Pitcheo general de 5,70 pcl (13/14) y los más bateados, compartido (318).
En varias ocasiones los sustitutos llegaban al box con una alarmante desconcentración, descontrol y hasta sin saber qué hacer, por lo cual se impone la interrogante: ¿qué sucedía en el bullpen o qué faltó?
En lo individual José Antonio Sánchez (2-6) tuvo el mejor pcl (3.74), le conectaron para 314, con seis positivas aperturas de siete; cuatro ineficientes relevos seguidos, luego mejoró.

Los lanzadores de cabecera con buenos inicios, pero marcados por la inestabilidad: Rubén Rodríguez (cinco ganados, cuatro perdidos; 5,11 p/cl, le batearon 336), Luis Ángel Gómez (4-6; 5,29; 317), Wilson Paredes (7-5; 4.16; 280, bien como relevista) y Carlos Alberto Santiesteban (4-4; 4.64 y 301).
No respondieron como iniciadores Meracles Oris (0-4; 7.53; 359) y Yusmel Velázquez (7-6; 7.23; 288); el primero tampoco como relevista y el segundo sí resolvió varias veces en el rol de sustituto (cinco salvados). Aceptables en esa función Jesús Enrique Pérez y Norge Luis Cobas.
Sin avances, más bien mostrarom involución, los talentos (como relevistas y/o iniciadores) Rafael Sánchez (1-1; 5,59; 321), Enmanuel Chapman (0-1; 6.99; 311) y Michel Cabrera (0-5; 7,23; 384), lo que enciende un bombillo rojo para ellos y sus preparadores. Mal, además, Yoidel Castañeda, Carlos E. Vera y el jovencito José A. Rodríguez, con facultades para futuro.
¿Qué realmente pasó con el pitcheo y su entrenamiento (atípico para todos los equipos)?. Si se quieren encontrar posibles verdades, que sirvan para enmendar y crecer, les toca actuar a especialistas y la comisión técnica.
En el bateo pueden existir altas cifras y destacadas individualidades, aunque si eso no se traduce en suficientes carreras, la ofensiva no es meritoria. Hubo dislocación en el corrido de las bases y en oportunidades faltó puntería para detener al corredor en tercera o mandarlo hacia home.
Holguín conectó para un buen 296, noveno en el contexto; con 733 hits (noveno) y 55 jonrones (cuarto-quinto), pero fue duodécimo en carreras impulsadas (317) y anotadas (351), con un OBP de 358 (12/13) y OPS de 772(onceno); el tercero con más ponches (377) y décimo en robos (33)… Tuvo en posiciones anotadoras a mil 13 corredores, de los cuales fueron impulsados 223 (decimotercero en ambos aspectos)…
Los altos averages de los bateadores, incluso, en algún momento, los seis primeros en la alineación conectando sobre 300, sin correspondencia debida con la productividad (producción de carreras). No deben omitirse las afectaciones que causaron las lesiones sufridas por Jorge Luis Peña (pelotazo-operación; nueve jonrones y 30 impulsadas) y Yosvani Millán, cuando ambos estaban en su mejor momento en el bateo.
Muchas jugadas ofensivas no fructificaron y a veces me pareció que se actuó demasiado conservadoramente, buscando poco en circunstancias que debía buscarse más, aún con los riesgos que eso implica. Hubo situaciones en que se abusó del toque de bola (a veces por decisión del pelotero) y faltó en ocasiones más agresividad en el juego.
Laindel Leyva (338 de average, con 12 dobles) fue un grata revelación como primer bate, jardinero izquierdo y en otras funciones; se distinguieron el estelar Manduley (350 de average, nueve dobles, nueve cuadrangulares y 43 impulsadas), inicialista Yéison Pacheco en su reaparición (323,10, 13 y 58), Michel Gorgüet (316, 7,6 y 49) y Noel González (321), muy técnico en su comportamiento en home, a veces limitado o ausente por lesiones.
El prometedor Yaisel González (283,12, 4 y 29, jardinero derecho) por ratos mostró sus dotes en el bateo y la defensa, que deben convertirlo en un gran pelotero, con su esfuerzo y mayor confianza. El portento Leandro Aguilera necesita limar defectos y más insistencia de los técnicos. Hubo muchos cambios en la antesala, por el limitado ataque de sus defensores. Los sustitutos de Manduley y Peña (contratados en Venezuela) lo hicieron con dignidad, cuando el mal ya estaba hecho.
Integralmente la defensa fue aceptable, con buen average de 975 (del cuarto al sexto), por 72 errores en dos mil 905 lances; añadir los desajustes que no se cuentan como pifias, por fallos en la mecánica de juego. La receptoría es uno de los fuertes del colectivo, pero esta vez le robaron 38 bases en 59 intentos (a Franklin Aballe, 25 robadas y 15 cogidos). A veces hubo lunares en el infield, con incidencias en las derrotas. Por motivo de errores a los lanzadores le anotaron 50 carrera sucias.
Además de lo dicho sobre el alto mando, no hubo grandes estridencias negativas y positivas de la dirección, aunque, por supuesto, esta carga con toda la responsabilidad de lo hecho por el conjunto.
Para Francisco Martínez, en su debut como mentor, ha significado una gran experiencia, que seguramente el sabrá aprovechar con el tino característico de su actuar.
Nadie mejor que él, junto a sus compañeros, para mirar críticamente por dentro al equipo y analizar disciplina integral y personal, cohesión, ver qué falló y cambios posibles, pues, a no dudarlo , en esa nómina están la inmensa mayoría de los componentes del próximo plantel, que debe tener no solo aspiraciones, sino también materializarlas.
No debe faltar el seguimiento y tratamiento individual y personalizado de los beisbolistas, especialmente de los jóvenes. Pensar y hacer no solo para el próximo equipo, mucho más para el futuro, lo que obliga a mejorar el trabajo y la calidad del béisbol holguinero, en lo técnico, estructura competitiva, aseguramientos y atención abarcadora.
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