La ruta de los medicamentos

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Farmacia_01.jpgHoy existe un alto número de medicamentos en falta y otros se reciben en baja cobertura en la red de farmacias de Holguín, lo cual demanda de una acción de mayor control y fiscalización, ética y responsabilidad para lograr uso racional de los fármacos y llegue a los verdaderos enfermos las medicinas de primera mano.

“Desde el segundo semestre de 2016 la falta de medicamentos ha ido en aumento en el país, principalmente por problemas afrontados en la industria farmacéutica cubana con el financiamiento necesario para pagar deudas contraídas y así lograr la estabilidad del suministro, a pesar de tener todas las materias primas, recursos y materiales de envases contratados desde diciembre del 2015”, informó Teresita Rodríguez Cabrera, vicepresidenta de BioCubaFarma, al periódico Granma en octubre pasado.

su parte, esta semana Yoel López Gamboa, director general de Farmox en Holguín, confirmó que la inestabilidad en la producción, distribución y venta de fármacos persiste en este año, debido a que los problemas con el financiamiento se mantienen, pues aunque en Cuba se produce más del 90 por ciento de los renglones, todas las materias primas son importadas.

La muestra es que de los 370 medicamentos del cuadro básico de la red de farmacias del territorio holguinero, 129 están afectados, de los cuales 51 son faltas provinciales, 47 tienen pronóstico de déficit y 12 poseen baja cobertura o no tienen ninguna.

En ese grupo hay 17 medicinas de las controladas a través de Tarjetón, pero de ellas las de mayores incidencias se concentran en tabletas de Alopurinol, Clonazepan, Lamotrigina, Levodopa+carvidopa y Metformina, así como el Salbutamol spray. Además de las tiras reactivas para la determinación de glucosa en sangre (Biosensores), Valproato de magnesio (tab), Valproato de sodio jarabe y tableta, Digoxina, Dobesilato de calcio, todas por falta de materia prima y material de envase, y en algunos casos, por dificultades tecnológicas de la industria.

Aunque, lamentablemente, a estos problemas objetivos enfrentados en los últimos tiempos se han sumado otros subjetivos para agravar la compleja situación y crear un desfavorable estado de opinión entre la población.

Estos van desde el descontrol, falta de fiscalización y exigencia consecuente en el sistema de trabajo hasta prescripciones médicas sin apego a los protocolos y tratamientos previstos, emisión de recetas por complacencia y sin respaldo de método ni cuño médico o falsificadas, que han propiciado en muchos lugares la violación del Programa Nacional de Medicamentos, para dar caldo de cultivo al mercado negro de productos farmacéuticos y otros recursos, como instrumentos médicos y materiales gastables, que hoy se venden impunemente en nuestros barrios.

Así fue corroborado por varios holguineros durante el Programa Al Corriente del sábado 18 de febrero, cuando se analizó como tema principal los servicios básicos en el municipio de Holguín. La Salud Pública y, especialmente, el trabajo de la red de farmacias, fueron blancos del cuestionamiento popular por lo sensible del problema para la población.

Por tal motivo este equipo anduvo esta semana por varias de las 49 farmacias comunitarias del municipio cabecera, para comprobar in situ la complicada ruta de los medicamentos y conocer de primera mano acciones administrativas para revertir la problemática que ronda la actividad.

Con o sin baja cobertura

De lo que nadie o muy pocos pueden quejarse de la red de farmacias de Holguín es del estado de la infraestructura de la casi totalidad de los inmuebles, mobiliario, estanterías, correcta distribución de cajas, frascos y tarjetas; iluminación, limpieza y organización de las unidades o del porte y aspecto de las empleadas.

Sin embargo, de llegar a cualquiera de estas unidades el día de entrada de mercancía o a la siguiente jornada del aprovisionamiento sabrá que deberá estar preparado para presenciar escenas nada agradables u oír las más inimaginables historias, como que: “Fulanito(a) me contó o dice que Menganito(a) vende Dipirona, Clorpromazina, Benadrilina o Gravinol a 10 pesos el blíster”, pero pocos señalan con el dedo índice al revendedor mirándolo al rostro o dicen el nombre y apellidos de quiénes trafican medicamentos y muchos menos de cuál es el modus operandi.

Por ejemplo, Nurian Vilariño, del reparto Alcides Pino, confesó que “en la calle Áreas venden medicamentos entre 10 a 15 pesos la tirilla”, pero al preguntarle qué lugar de esa larga calle no supo precisar la dirección exacta, mientras que Neris Ávila, vecina de Villa Nueva afirmó: “A mí me han llevado a la casa Clorpromazina a 10 pesos el paquetico”, pero “no sabe quién es la persona”.

Muchos comentaron que nunca han tenido que comprar en el mercado negro, aunque otros aseguran que de ser necesario, si no hubiera en la farmacia, recurrirían a los vendedores ilegales para adquirir algún medicamento, pues en ello le va la vida.

Precisamente, en la farmacia de la Avenida Capitán Urbino, una de las cuestionadas en “Al Corriente”, Beatriz Hernández Pérez, técnica del Programa de Medicamentos y al frente de la unidad en esos momentos, dijo que los problemas de indisciplinas más comunes allí ocurren los lunes y martes de cada semana cuando llegan los suministros. “Personas que traen varias recetas médicas del mismo fármaco, como Dipirona, Gravinol y Benadrilina en tabletas; cremas y otros renglones altamente codiciados, pero emitidas a favor de diferentes pacientes; impedidos físicos con dos y más Tarjetones; facultativos que no expiden métodos o es ilegible el cuño; así como alcohólicos, pacientes con Vih/Sida y personas con antecedentes penales, que de negárseles el expendio por diferentes motivos emiten ofensas y hasta amenazas”.

Allí dependientas se han percatado que muchos de los recetarios provienen del Cuerpo de Guardia del Hospital Lenin, a la vez que hay medicamentos como el Gravinol, cuya indicación ahora no lleva implícitos datos personales del paciente, lo cual se presta para manejos oscuros.

Pero sin dudas, una de las opiniones recogidas entre la población que más llamó la atención a este equipo es que “personas que se van del país definitivamente dejan su Tarjetón y carné de identidad y sus familiares aquí se las ingenian y siguen renovando ese documento y enviando sus medicinas, algo parecido sucede con miles que mantienen su cuota de arroz, frijoles y azúcar por la Libreta de Abastecimientos a pesar de que hace años viven lejos de aquí”.

Otro de los problemas detectados de manera general en la red de farmacias es la no participación permanente de representantes de la comunidad el día en que las unidades recepcionan los medicamentos. Según el Director Provincial de Farmox esas personas son designadas por el Grupo Comunitario de la zona para tener “voz y voto” dentro de la llamada Comisión de Entrega en Confianza.

Sin embargo, estas personas desconocen que su función va más allá de estar presente en ese acto, también les corresponde informar a su comunidad sobre los medicamentos recibidos y la cantidad específica. Por otro lado, la población entrevistada coincide en que desconoce esa figura y la labor del representante de la comunidad, ni existe un espacio donde estos les informen sobre tales cuestiones.

Para facilitar la adquisición de medicamentos a un segmento sensible de la población y así también amortiguar las pérdidas, que 134 medicamentos provocan a la Empresa fue previsto el servicio de mensajería. A un precio de 6,65 pesos y con un contrato previo se puede recibir a domicilio el medicamento necesitado. Los propios trabajadores de las unidades al terminar su jornada laboral se dirigen a los hogares de los pacientes, aunque con la situación actual, esta actividad se ha restringido.

Sobre el particular llamó la atención a este equipo el número de pacientes acogidos a ese programa en algunas unidades, como en la de la calle Frexes y Pepe Torres (más de 30) o en la Avenida Capitán Urbino (37) y en la 719 del reparto Pedro Díaz Coello (20), pues esta modalidad constituye una vulnerabilidad en estos momentos para el control exacto de los medicamentos.

Para Keilyn Rodríguez Morales, administradora de la Unidad 743 de Pueblo Nuevo Correo, “todos los problemas que han surgido se derivan de la escasez de medicamentos, hay personas que duermen frente a la farmacia, otras hacen colas interminables”; sin embargo, la Dirección de Salud Pública Provincial como la de Farmox reconocen y tienen identificadas otras puntuales deficiencias detectadas a través de acciones de control.

Y si bien esas no han sido consecuentes ni son suficientes, las 853 fiscalizaciones realizadas en 2016 por cuadros y especialistas a la red de 181 farmacias comunitarias del territorio holguinero, sí apuntaron fisuras imperdonables en el Programa de Medicamentos.

Todavía hay venta de recetas vencidas o adulteradas, farmacéuticas con recetarios médicos, facultativos que prescriben en el mostrador o dentro de las propias unidades o entran en confabulación con dependientas, falta de monitoreo sistemático de las áreas de salud a las farmacias, subutilización de la libreta de incidencias, no se localiza y coordinan medicinas, entre otros problemas que llevaron a la aplicación de 112 medidas disciplinarias, de ellas 21 separaciones definitivas, 23 multas, 62 amonestaciones públicas y tres traslados temporales a otras plazas de menor remuneración.

Ante tal situación, como expresara Luis Antonio Torres Iríbar, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia, durante el Programa Al Corriente, se hace necesario adoptar medidas de control más eficientes y ejemplarizantes por los directivos de Salud Pública y Farmox, y combatir en todos los escenarios por parte de trabajadores del sector, medios de prensa y población en general a los revendedores de medicamentos, cuya acción afecta a nuestro pueblo.


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