Ada Caballero: unir a las generaciones

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Ada entrevista CDRFoto: del autor
 
Habla de la Revolución con un deseo infinito. La Revolución no como concepto, sino como hecho. Ada no es una mujer triste, aunque perfectamente pudiera serlo. Demasiado pronto se fueron su hijo y esposo, demasiado pasó y luchó. Llora y los recuerda: las horas en el hospital, el luto, las fotos, los malestares, el dolor…aquellos días inciertos. Siente (siento) profundamente la ausencia. Pero Ada es una mujer fuerte, fuerte en mayúsculas, comprometida con su tiempo y su Isla. Hay que escucharla, recorrer su historia y contarla. Se lo debo, por ser valiente. 
 
Tenía solo 13 años cuando comenzó a trabajar en Educación y lo hizo de forma voluntaria, porque Fidel llamó, porque era necesario. Se graduó de maestra y luego alcanzó dos licenciaturas: Psicopedagogía y Educadora de Círculo Infantil.

Dedicó 42 años al magisterio y de no estar limitada físicamente, a sus 68 años, todavía continuara con la tiza y el borrador. Ada Elia Caballero Murt nació para enseñar, instruir. Nació, también, para dirgir, pero con convicción y confianza.

En la sala de su casa hay un cuadro enorme de la Virgen de la Caridad, es lo que más resalta. Esta mujer cree en Dios, palpo su fe. En otra de las paredes cuelga un retrato de su hijo, que ya no está. Lo describe con orgullo, pero con la voz desnuda, rota. Ada cree en su familia; una familia, ahora, de mujeres.

Hace 38 años vive en el reparto Villa Nueva. Allí, ha creado, ha insitido, ha sufrido, ha amado también. Allí fundó y dirigió su CDR 1 de la Zona 296, un Comité que ha sido vanguardia durante mucho tiempo, que cree en la juventud, que no mata la ilusión y el aliento de seguir este proyecto revolucionario.

Hoy, es su organizadora y refleja: “Para mí no ha sido nada difícil. He tenido la virtud de poder aglutinar a las masas. Me siguen desde los más viejos, hasta los más jóvenes. No he tenido problemas ante ninguna tarea. Ha sido un privilegio”.

Ser pedagoga, precisamente, la ha ayudado mucho a enfrentar esta misión: “Me ha servido para aplicar diferentes métodos como el consejo, la persuasión, el estímulo. Para conocer las particularidades del niño, tanto en la edad infantil como la del adolescente”.

Ada, con los años, no ha perdido la energía y los deseos de mantener este sueño de muchos:
 
“Ya te sientes comprometida con tu pueblo, con la Revolución y contigo misma.
 
Para poder dirigir una organización de base como esta, que no paga, lo debes hacer por vocación, por amor, eso te hace sentir feliz. Tienes que ser ejemplo ante la sociedad, en cualquier lugar donde te pares”.

Afirma, desde su experiencia, que para el buen funcionamiento de la organización debe existir una estructura bien formada. Además de un CDR pioneril, y así formar la cantera de una generacion a otra, para que desde pequeños, comiencen a tener liderazgo.

“Tenemos que formar valores en los jóvenes, ética, profesionalismo, conducción dentro de la sociedad. Ligar la experiencia con la juventud”. Esta mujer tiene claro que se deben involucrar a los cederistas en las acciones: “Si yo no te pongo a prueba no sé como tú respondes, si no te doy una tarea, estás en tu casa con los brazos cruzados y no te ocupo, tú no te preocupas, pero si te ocupo, tú te preocupas por lo que se te oriente”.

Mucho se habla de la pérdida del protagonismo de los CDR: que el ambiente en los barrios ya no es el mismo, que la caldosa del “26” se olvidó, que la gente no va a las reuniones… Ada cree que eso está en la famila, pero confía en la nueva generación, confía, todavía, en su generación: “Los jóvenes crecen en un medio ambiente en que no todas las familias siguen la organización. Lo hacen esporádicamante, como un compromiso. La familia influye mucho en la formacion del individuo.

Hay ocasiones en que el joven desde el mismo centro de estudio viene con el ímpetu de cumplir con las tareas, pero desde la casa le dicen: ‘No, no tienes que hacer guardia porque tú estudias’. No le quites a tu hijo el interés de cumplir.

“Creo que los CDR se mantienen por nuestra generación. Ante el llamado de cualquier tarea decíamos presente como jóvenes, no importaba la edad. Hoy día el muchacho se siente más cohibido. El decaimiento y la falta de acción de muchos cederistas están dados porque han perdido la motivación”, revela en ese sentido.

“La guardia cederista se ha dejado de hacer y ¿por qué se creó esta organización? para la vigilancia revolucionaria; ¿quiénes protegíamos la sociedad en nuestra barrio?”, y recuerda aquel himno de Sara Gónzalez: En cada cuadra... Muy pronto recibirá la Medalla Conmemorativa “28 de septiembre”, cuando se cumplan 58 años de la fundación de los CDR. Es un orgullo para ella, implica más compromiso.

Le pregunto del futuro de la organización. No titubea, es una mujer sincera, segura, convincente. Ada sabe que este país cambia, y lo tiene que hacer, pero tiene que mantener su esencia, sus principios: “Las anteriores generaciones debemos jugar un papel fundamental, no acomodarnos en nuestro hogar, no pensar que ya no podemos, no servimos porque nos jubilamos, ¡si cuando más uno puede darle a la sociedad es cuando te jubilas!, porque tienes todo el tiempo del mundo. A la organización sí la veo con futuro, los jóvenes no van caer esto tan lindo que hemos logrado”.

Sueña continuar con esta misión hasta su último aliento, es una mujer incansable, profunda. Ella viste de blanco, pero no lo hace por el simple hecho de que el color inspire paz y armonía, lo hace por su hijo. Hace cuatro años falleció. Dice que fueron solo 3 horas, las más duras de su vida. Tenía Angel Pérez 45 años:

“Era un ejemplo ante la sociedad, oficial del Minint. Cuando lo fueron a enterrar en el Panteón de los Combatientes pregunté si nadie iba a decir por qué mi hijo se enterraba en ese lugar. Sentí un silencio rotundo. Tomé la palabra y despedí el duelo de mi hijo.

Lo hago porque juré como madre pura y sincera, que siempre he dado el ejemplo, me quitaría el luto de su padre, que había fallecido hacía 10 años, y vestiría de blanco mientras viviera”. Ada es una madre sin límites.

Tiene miedo a no poder seguir haciendo lo que ha hecho hasta ahora, tiene miedo a perder la razón: “La persona cuando se enferma de los nervios le dicen ‘está loca’ y entonces, cuando está hablando le faltan el respeto por detrás, esté diciendo la verdad más linda del mundo. No soportaría una cosa igual”.

Cree, plenamente, en la posibilidad de un mundo mejor:
 
“Hay que tratar de que esto no muera, una vez nos entreguemos, estamos entregando la sangre, el sacrificio, el sudor de los que lucharon. Dejamos de respirar antes de entregarlo todo”.
 
Es Cuba la que la inspira, el suelo en que vive, su barrio.
 
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Jorge Suñol Robles
Author: Jorge Suñol Robles
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Periodista, hasta cuando duermo. Escribo porque las palabras pueden construir caminos y describir realidades, pueden cambiar el mundo. Melómano excesivo. Cubano, de pies a cabeza.

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Comentarios  

# yara 28-09-2018 11:23
me encantan tus articulos sobre todo el lenguaje claro y palabras concretas pero q emocionan, Felicidades
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