Holguín tiene a su Lucía
- Por Yani Martínez Peña
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Foto: Elder Leyva
Conocí a Lucía en septiembre. Fue durante el Pleno del Comité Provincial del Partido al que asistió como invitada para brindar información sobre una vaguada, que en aquel momento, amenazaba con complicar la situación hidrometeorológica de la provincia.
Mientras hablaba pensé esa combinación entre precisión y serenidad debe ser la mezcla perfecta en una meteoróloga, idea que quedó ratificada en las palabras de Joel Queipo Ruiz, primer secretario del Partido en la provincia, al agradecerle: "Cuba tiene a su Rubiera, pero Holguín tiene a su Lucía".
De modo que cuando el paso devastador del huracán Melissa por nuestro territorio se hizo inminente, supe exactamente el color de los ojos que estarían en perenne desvelo detrás de mapas y radares en el Centro Provincial de Meteorología, para ofrecer a los holguineros la información más precisa posible sobre este fenómeno.
Lucía García Naranjo es otra de esas holguineras atrevidas que, junto a su equipo de trabajo, desempeña de manera permanente una labor indispensable para la sociedad, la mayor parte del tiempo de manera silenciosa, pero ante cualquier amenaza climatológica retoman su protagonismo y se convierten en blanco del reconocimiento y la gratitud popular.
¿Cómo llegó Lucía a la meteorología?
La Meteorología era una carrera que me apasionaba desde niña, pero en realidad nunca había pensado en la oportunidad de estudiarla hasta que en el segundo semestre del 12mo grado, en el año 1980, llegó la opción dentro de las ofertas de carrera. Era una sola plaza para estudiar en la antigua URSS, dudé si me llegaría o no, porque yo estudiaba en el IPUEC Manuel Guillermo González Polanco, un preuniversitario en el campo del municipio de Contramaestre, en la provincia Santiago de Cuba y el listado de carreras era para toda la provincia, imagínese, pensar que entre tantos preuniversitarios me llegaría la carrera, era totalmente un sueño.
Pero la esperanza es lo último que se pierde, la puse en primera opción y me llegó. De ahí vino un camino largo: la preparatoria de Ruso en una institución de la Universidad de Oriente, cerca de Playa Mar Verde y luego la carrera por cinco años en el Instituto Superior Hidrometeorológico de Odessa, perteneciente a la República de Ucrania.
¿Qué lugar ocupa Holguín en su vocación profesional y humana?
Mi vida profesional ha estado compartida en dos provincias: el mayor periodo lo desarrollé en Santiago de Cuba, allí me ubicaron cuando me gradué en 1986, en el 2007-2011 trabajé en el CMP Holguín y luego tuve un periodo que por la cercanía a mis padres, quienes ya requerían de cuidado y compañía, volví para Santiago de Cuba hasta el 2019 que regresé a Holguín, siempre como especialista en pronósticos. De modo que Holguín al igual que Santiago de Cuba siempre han estado en el día a día de mi profesión, aun cuando estoy lejos me mantengo al tanto de las condiciones meteorológicas de las dos provincias.
¿Cómo asumió, en lo humano, cuando desde su conocimiento tuvo la certeza de que el Huracán Melissa sería tan devastador para Holguín y su gente?
Es algo contradictorio, porque una nunca quisiera que fenómenos tan devastadores afectaran a nuestro país en sentido general, pero está la parte de la responsabilidad de brindar toda la información necesaria, tanto a los órganos decisores como a la población en general y desde la profesión siempre se trata de ser lo más certero posible a la hora de pronosticar los impactos que un fenómeno como este pueda dejar a su paso, para que se tomen oportunamente todas las medidas necesarias y que los daños y las pérdidas sean las mínimas. Evidentemente para ello se hacen todos los análisis y consultas pertinentes desde las herramientas de información meteorológica con la que contamos.
¿Cómo fue la dinámica de trabajo durante esas horas intensas de vigilancia meteorológica?
La dinámica ante eventos como estos se torna muy compleja e intensa, hay que brindar mucha información; tanto a los que se encargan de adoptar las medidas, a los medios de información y de manera particular a todo el que llama interesado por saber lo que puede pasar. En todos los casos hay que hacerlo con la mayor ética y responsabilidad, porque de eso depende las decisiones a adoptar para la protección y salvaguarda de los bienes de la economía en el entorno estatal y familiar, así como la preparación de las familias para hacer frente al evento y poner a salvo lo más preciado, que es la vida.
¿Cuál cree que fue su mayor aporte —personal o profesional— en ese escenario?
En lo personal y profesional, traté por todas las vías posibles que la información sobre los posibles impactos que traería para la provincia este fenómeno meteorológico llegara de manera oportuna a la mayor cantidad de pobladores. Lo hice por varias vías: a través del Consejo de Defensa Provincial, por medio de grupos de Whatsapp en los que estoy y mediante los medios de comunicación masiva, siempre aportando el criterio personal.
¿Qué evento meteorológico, aparte de Melissa, la ha marcado profesionalmente?
Me marcó el huracán Ike a su paso por la provincia, estando yo presente y laborando en el CMP Holguín. Fue el primer organismo que viví en plena faena laboral. El otro fue el huracán Sandy, también me tocó vivirlo en Santiago de Cuba y en ambos casos fueron experiencias muy estresantes, pero a la vez enriquecedoras para mi profesión.
¿Qué papel juega la intuición en un campo tan técnico como este?
La intuición en este caso casi siempre viene por la experiencia que ya se tiene en el tema, pero de todos modos siempre está primero lo que te sugieren los modelos de pronósticos y de ahí los análisis que como experto usted pueda hacer del caso en cuestión.
¿Cómo ha sido ser mujer en un campo donde históricamente ha predominado la figura masculina?
Ha requerido de consagración, porque he tenido que llevar las tareas domésticas, cuidado y educación de los hijos y en la última etapa cuidado y acompañamiento de los padres, todo ello al tiempo con la profesión, sin perder el amor por la misma y siempre con la misma entrega. En mi caso ser mujer nunca ha sido una barrera, quizá porque cuando me gradué había pocos especialistas en Meteorología en el país, era una carrera que solo se estudiaba en la antigua URSS. Luego fueron apareciendo nuevos profesionales ya graduados en Cuba, pero son jóvenes.
¿Quiénes han sido sus principales referentes en este campo?
Mis primeros referentes fueron mis profesores de las materias básicas de la carrera, profesores rusos de mucha experiencia, algunos de ellos han escrito libros que son de obligada consulta. Ya con los años en Cuba siempre tuve al Dr. José Rubiera, al M. Sc. Armando Lima Ojito (ya fallecido) y al M. Sc. Armando Caymares como referentes en la especialidad de pronósticos, son los de mayor experiencia y excelentes comunicadores.
¿Qué mensaje le daría a las jóvenes que hoy se interesan por las ciencias atmosféricas?
Les diría que para ser meteorólogo lo primero que debe tener es el amor a la profesión. Es una carrera difícil, con mucho contenido de ecuaciones matemáticas, pero es una carrera preciosa y además es un servicio que usted ofrece y del que solo espera una buena evaluación por parte del cliente.
En Cuba existe una elevada cultura meteorológica y de prevención ante riesgos de desastre, por ello también es altísima la presión social sobre los pronósticos ante huracanes y otros eventos
¿Cree que las personas comprenden bien el rol de la meteorología en la prevención de desastres y cómo lidia con la posibilidad de equivocarse en un pronóstico?
Sí, en realidad es un riesgo que se corre, pero por eso el meteorólogo, y específicamente el pronosticador siempre debe estar autosuperándose, solo una buena preparación le otorga un mayor nivel de confianza a su pronóstico, aunque como pronóstico al fin, siempre lleva su margen de error. Hay que tener en cuenta que los pronósticos del tiempo se basan en sistemas de ecuaciones complejas que modelan la dinámica atmosférica, donde por supuesto van incluidas las principales leyes físicas que rigen la dinámica de fluidos en la atmósfera y que no tienen soluciones exactas.
¿Qué importancia le concede a la comunicación en tiempo real en estos escenarios?
Es de suma importancia, yo diría que la comunicación en tiempo real es crucial para una adecuada gestión del riesgo de desastre. En este sentido creo que nuestro país es privilegiado. Cuando hay una situación meteorológica compleja, que puede generar desastre, hay que trasmitir a la población la magnitud del peligro e insistir en ello todas las veces posibles por los medios oficiales, porque siempre hay quien distorsiona la información o hace caso omiso de lo que se le está alertando, lo que puede traer consecuencias nefastas.
Hemos escuchado mucho en los últimos días sobre la confianza que existe en el equipo de pronósticos de Holguín, ¿qué representa esto en lo personal y lo profesional?
Es un alto compromiso y a la vez un reto porque como pronóstico al fin, siempre se puede errar. Por eso siempre trataremos de brindar la información con la mayor calidad y precisión posible.
¿Qué hace Lucía cuando no está frente a un mapa o un radar?
Me fascina hacer manualidades de tela en mi escaso tiempo libre. Pero tengo además otro oficio, soy profesora de idioma Ruso en la Escuela de Idiomas de Holguín.
Imagino que para los meteorólogos existe una especie de dilema entre el deseo de que no existan desastres naturales y la certeza de que, es ante estos fenómenos que sus conocimientos son más útiles y alcanzan su máxima realización profesional... ¿es así?
Sí, es real, nunca quisiéramos que eventos extremos nos afectaran, pero a la vez son los eventos que nos ponen a prueba y en los que el meteorólogo tiene que poner el máximo de su capacidad de análisis. Pero si ponemos ambas cosas en una balanza, evidentemente, es mejor no llegar a tener ese tipo de fenómenos, aunque lamentablemente cada vez sean más recurrentes debido al calentamiento global que ha generado cambios en los patrones del clima.
¿Qué sueño profesional alberga todavía?
Me gustaría que eliminaran el bloqueo norteamericano a nuestro país y nuestra sede de pronósticos pudiera contar con tecnología de punta para el perfeccionamiento de nuestra labor.
