El sesentón holguinero
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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Pocos olvidan la fecha de nacimiento de este sesentón. Todos recuerdan la asistencia de miles de personas al trascendental acontecimiento en una amplia explanada, pero pequeña para acoger a las más de 120 mil personas atraídas por el suceso. Unas llegadas allende de los mares, otras desde la Capital del país y la mayoría de todas partes de la provincia.
En los días precedentes al hecho, Holguín era un hervidero donde solo se hablaba del acontecimiento. El pueblo estaba de fiesta. Por fin era 7 de noviembre y el nombre de Lenin, escrito en letras blancas enormes en la cima de la Loma de la Cruz era visible desde cualquier punto de la ciudad engalanada, al igual que el otro escrito en la pared principal del imponente edificio por el cual existía toda esa algarabía en las calles.
Unido al suceso que convocaba a tantos estaba la noticia de la presencia de un visitante especial, que ya era seguido y aclamado por el pueblo a su paso: ¡Ahí va el Comandante!, gritaban unos; “el Comandante llegó”, aseguraban otros, “¡Por aquí pasó el Comandante!”, atestiguaban muchos de los que vieran al Líder de la Revolución Cubana poco antes de presidir el acto de la inauguración de la obra más importante que la Revolución había hecho hasta ese momento en el campo de la Salud Pública en el oriente cubano: el hospital Vladimir Ilich Lenin, fruto de la solidaridad entre los pueblos de la antigua Unión Soviética y Cuba.
Cuentan que había mucha expectativa y por eso desde horas muy tempranas del 7 de noviembre de 1965 personas de todas las edades y ambos sexos comenzaron a tomar sitio en los 22 mil metros cuadrados de la plaza acondicionada para la ocasión, donde hoy está la Universidad de Ciencias Médicas de Holguín.

Durante la espera no pocos hablaban del viejo hospital civil y sus poco más de 200 camas, hacinamiento de la institución; la falta de médicos, enfermeras y recursos para atender a una población que cada día crecía más. También rememoraban vicisitudes pasadas para recibir atención médica, hacerse una cirugía o traer una nueva vida al mundo…
Así fueron transcurriendo las horas del día memorable hasta que fuertes aplausos, exclamaciones y los vivas a Fidel señalaban la entrada del Comandante en Jefe y la comitiva que lo acompañaba, entre ellos una delegación soviética, presidida por el Viceministro de Salud Pública de la URSS.
El distinguido visitante y el doctor José Ramón Machado Ventura, ministro de Salud Pública de Cuba, en esos momentos (1960-67), fueron los oradores que precedieron a Fidel, quien tras saludar a la presidencia, a médicos y estomatólogos que recibirían sus títulos en el Pico Turquino, como parte de la Primera Graduación de profesionales formados por la Revolución y a otras personalidades, sus primeras palabras fueron para los holguineros, los orientales, en franca complicidad con su pueblo.
Habló de la génesis de este hospital, de cómo en un principio se concibió para 450 camas y, posteriormente analizaron que eran mayores las necesidades de asistencia médica en la región oriental. Recordó cómo para ese momento el gobierno soviético ya había donado todo el equipamiento, por lo cual el Minsap tuvo que buscar alternativas y con los recursos disponibles ampliar las capacidades del “Lenin” hasta 850 camas hospitalarias. Así abriría sus puertas como el segundo de Cuba, en esos momentos, y dotado de los equipos más sofisticados de la época.
Durante su discurso Fidel también se refirió al personal que trabajaría en la institución y muy enfáticamente afirmó que este centro representaba “la solidaridad entre los pueblos y el esfuerzo de la Revolución para atender la salud de su pueblo”.

Testifican que esa noche el Líder de la Revolución cubana fue ovacionado e interrumpido muchas veces por la multitud, que seguía sus palabras con detenimiento y entusiasmo. Hoy más de uno de aquellos asistentes a la Plaza tiene a buen recaudo un viejo periódico con varios párrafos subrayados, entre ellos tomé uno a sugerencia de uno de los galenos fundadores del “Lenin”.
“Unos se marchan y otros ingresan; unos se marchan y se inscriben en una lista, y más de 400 médicos- que empezaron a estudiar con la Revolución (Aplausos) se graduarán el día 14 en el Turquino, en otra extraordinariamente simbólica y revolucionaria graduación. Es que unos van cuesta abajo por el camino de la vida, sin principios, desmoralizados, y otros van cuesta arriba: Y lo importante es que los que marchan cuesta arriba no solo son muchos más, sino que son mucho mejores que los que marchan cuesta abajo (Aplausos)”.
Finalmente al despedirse del pueblo el líder preconizó que el “Lenin” sería un gran hospital y prestaría los mejores servicios al pueblo para así corresponder al esfuerzo hecho por los constructores, los técnicos, los obreros que laboraron en su ejecución y al pueblo soviético que facilitara el equipamiento de manera desinteresada, así como el asesoramiento médico en varias de las especialidades desde el inicio cuando comenzaron cerca de 50 doctores y técnicos soviéticos.
Y no se equivocó. Medio siglo después de aquel vaticinio el gigante de la Salud Pública holguinera acumula cifras que dicen por sí solas de cuánto ha hecho su colectivo, integrado por más de 2 mil trabajadores, de los cuales la mayoría son médicos, con varios doctores en Ciencias y especialistas; el personal de enfermería sobresale por su preparación profesional; técnicos muy bien calificados y tecnólogos de la salud.

Así desde su estreno empezó a inscribir en su historia hechos únicos en la medicina holguinera y cubana, como el primer trasplante de córnea realizado en Cuba, protagonizado por el doctor Elio Marrero Faz (fallecido); la primera separación quirúrgica de gemelas xifópagas con éxito realizada en América Latina, en 1973 por el DrC Rafael Vázquez Fernández (fallecido); el inicio en la provincia por aquí de los transplantes hepáticos y renales por el doctor José Lorenzo Díaz y un equipo multidisciplinario o los resultados del Centro de Reproducción Asistida, con varios nacimientos por fertilización in vitro (FIV).
Y para reafirmar cómo este coloso del sistema de sanitario ha llevado las riendas de los servicios médicos en la provincia de Holguín y de otras provincias vecinas están las cifras desde sus inicios hasta ahora: entre 1965 y 2025 han realizado un millón 488 mil 144 cirugías, ingresado 16 mil 368 pacientes y atendidos en consulta externa 201 mil 634, entre otras cifras que hablan del quehacer de este Coloso.
Dentro del “Lenin” resalta la labor del Centro Territorial Oncológico con consultas, salón quirúrgico y equipos de Radioterapia y laboratorio de Medicina Nuclear, donde entre 2021 a septiembre de 2025 acumulan más de 58 mil atenciones en Radioterapia y hecho 8 mil 623 intervenciones quirúrgicas, entre otros procederes.

Siempre se ha asegurado que uno de cada tres holguineros ha nacido en la maternidad del Hospital Lenin, de lo cual no hay dudas: hay un acumulado de 461 mil 572 partos. Con notable número de nacimientos gemelares, de ellos seis de trillizos, con tasas de mortalidad cada año de 2,0 o por debajo de esa cifra, a pesar que en este centro se realiza la mayor cantidad de partos del país al año.
También sus salas y aulas han contribuido decisivamente a la preparación del recurso humano de la provincia y de otras del país y de muchas naciones. Por ejemplo, para Holguín ha representado la graduación de cientos de especialistas en más de 25 especialidades médicas, de enfermeras y otros técnicos.
Otra página meritoria de reconocimiento es su aporte al internacionalismo con 2 mil 820, que han prestado servicios en cerca de 30 países de América Latina y el Caribe, África y Oceanía. Actualmente 123 cumplen con esa honrosa tarea.
Pudiera seguirse enumerando logros, hazañas, pero es que el Hospital Lenin es más que cifras. Es empeño, sacrificio, bienestar vida, salud. Es una parte indisoluble de cada holguinero.
