La Aduana tiene rostro joven en Holguín
- Por Yanela Ruiz González
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Fotos: Elder Leyva
De jóvenes está integrada en su mayoría la unidad de Aduana ubicada en la terminal aérea “Frank País García” de Holguín, primera imagen que percibe el pasajero arribante por esta frontera.
Resultado del fruto de la Escuela Nacional de Formación Aduanera y de cursos desarrollados en la jefatura de la Aduana en Holguín, los jóvenes que hoy engrosan estas filas tienen el gran compromiso de mantener el buen trato, velar por una frontera segura y contribuir con ello a la protección del pueblo, una de las principales misiones de este órgano de control.
Conscientes de este encargo, las nuevas generaciones de aduaneros asumen largas jornadas en esta unidad, una de las más complejas por el volumen de operaciones que allí se ejecutan diariamente.
Que quienes realicen estas tareas sean muchachos y muchachas de poco más de 20 años de edad, y quienes dirigen sus procesos sean también jóvenes que no exceden los 30 años exige mucha preparación, disciplina, seriedad y ser ejemplo ante todo.
Amalia Fagundo Cleger, segunda jefa de la Unidad de Aduana en la terminal aérea Frank País García, refiere la constante preparación que reciben los jóvenes.
“Respecto a esto somos estrictos, porque sabemos el medio en que estamos y las complejidades que se puedan presentar”, comenta Amalia Fagundo Cleger, segunda jefa de la unidad de Aduana en la terminal Frank País.
“Les damos preparación tanto por parte de la jefatura de la unidad como del resto de los órganos de control que confluimos en la terminal. Hacemos trabajo profiláctico sobre seguridad y mantenemos actualización de lo que acontece en el país. Constantemente buscamos métodos para llegar a ellos con la información y el mensaje que necesitamos interioricen para mejorar siempre su propia labor”, subraya.
Ella, graduada de técnico medio superior de Aduana, es un ejemplo de que cuando se trabaja con los jóvenes, se les atiende y capacita pueden rendir buenos frutos en su desempeño.
El oficial Ronal Ortiz Torres, jefe de brigada, significa la responsabilidad que entraña el trabajo de los aduaneros en la seguridad y protección de la frontera.
Similar ocurre con el joven oficial Ronald Ortiz Torres. A sus 24 años de edad asumió la misión de jefe de brigada, responsabilidad que implica estar pendiente del buen desempeño del equipo en su turno de trabajo y requerir como se debe, cuando alguno se equivoca.
“He tenido que superar un poco la timidez para expresarme en público, dirigir y que fluya lo mejor posible mi labor. Estamos expuestos a muchas tentaciones, actos de corrupción que se puedan dar y debemos ser precavidos. Me toca entonces supervisar también el comportamiento adecuado del personal, su disciplina, dinamismo y organización en las áreas.
“Por eso la preparación tiene que ser constante y mucho más por la fluctuación del personal. Además del dominio de las leyes o regulaciones que hay que cumplir al pie de la letra, es muy necesario prestar atención al acontecer nacional e internacional, a las alertas emitidas por otras Aduanas y todo lo que se relacione con nuestra labor de proteger y asegurar las fronteras.
“Un error que cometamos en nuestra actuación ante algún hecho extraordinario la repercusión no es solo a lo individual del oficial responsable, sino para la entidad y el país”, afirma Ronal.
Lexis, una de las jóvenes reconocidas en su colectivo por su buen desempeño en el entrenamiento a hechos extraordinarios.
Tanto él como su novia Lexis Hidalgo Ramos, también oficial de Aduana, recientemente recibieron reconocimientos por su excelente desempeño. En el caso de ella, tres años de trabajo en esta unidad le han permitido ganar en mayor seguridad para actuar como corresponde ante las diversas situaciones.
“He detectado mercancías que para sacarlas del país requieren de autorización, por eso debemos siempre hacer revisiones exhaustivas y cumplir con lo establecido. Este trabajo puede parecer sencillo, pero es delicado. Cualquier cosa puede poner en riesgo nuestra integridad”, asegura Lexis.
Jorge Pascual Rodríguez Bejerano defiende la profesionalidad que implica la labor de Aduana.
Procedente de un curso intensivo, Jorge Pascual Rodríguez Bejerano pronto arribará a sus dos primeros años de labor como oficial de Aduana en la terminal aérea. Todo lo que aprendió en el aula lo aplica en la cotidianidad, en la medida que ha rotado por las diferentes posiciones de trabajo, primeramente en el marcaje de equipaje según su clasificación y luego en la línea de enfrentamiento en el salón, donde participó en la detección de varios casos positivos a drogas, armas, y otros hallazgos relacionados con la importación de alimentos sin los debidos procedimientos, así como en el Contrabando.
“Se debe actuar con mucha profesionalidad, es una máxima que defiendo, como también el trato y comportamiento adecuados en el trabajo, en la calle, con los vecinos, en cualquier escenario. Aquí he ganado en responsabilidad y madurez y eso lo transmito a los demás. No es solo revisar equipajes e interactuar con personas, este trabajo ayuda a pensar de manera distinta. Impedir que penetre al país o salga algo que va en contra de lo establecido tiene una trascendencia que muchas veces no apreciamos en toda su magnitud. Los buenos resultados motivan a superarte”, significa.
Yaidis Suárez Osorio, segunda jefa de Operaciones aduaneras.
Similar piensa Yaidis Suárez Osorio, segunda jefa de Operaciones aduaneras, quien junto a Ronal y otros dos compañeros se mantiene pendiente de todos los procesos, desde que el pasajero entra por el puesto de inspección y registro hasta los diferentes canales de actuación. Antes tuvo que demostrar sus habilidades en otras áreas.
“Me enamoré del trabajo en el área de salida, donde velamos por la seguridad de los vuelos a partir de que los pasajeros cumplan los requerimientos para abordar la aeronave. Ahí también hemos detectado hechos extraordinarios de contrabando, incluso con documentos de alto valor patrimonial”, revela.
Víctor Manuel, estudiante de la ENFA.
Muchos son los jóvenes que pudieran aportar sus experiencias, como Leyanis María Arias Pérez, técnico asistente de Aduana, quien ratifica el orgullo de contribuir con la seguridad del pueblo y su familia, o Daima Rodríguez Rodríguez y Víctor Manuel Prado Portelles, estudiantes de la ENFA, de práctica en estos momentos, quienes refieren la oportunidad de aprender y la confianza depositada en ellos para desempeñarse en las diferentes áreas junto al resto de los compañeros.
“En la escuela enseñan lo esencial, pero estar en la frontera significa estar en la primera línea. Que el pasajero se lleve la mejor impresión de nuestra labor y del país a partir de la ética, respeto y profesionalidad conque actuemos depende mucho del compromiso y el interés de superarnos”, acota Víctor Manuel.
Sobre las cuatro de la mañana comienzan las jornadas de estos jóvenes, cuando el reloj les avisa la hora de alistarse para salir a coger el transporte que los llevará a la terminal, donde permanecen hasta la llegada del último vuelo, algo que puede ocurrir en las primeras horas de la madrugada del día siguiente y solo entonces podrán regresar a su hogar.
Esta dinámica no los amilana, la asumen con mucha naturalidad. Tanto es el ímpetu a esta edad que para ellos no pasan por alto ni fechas ni acontecimientos. Lo mismo improvisan una mesa cubana que se van para la finca de autoconsumo a brindar su aporte en la producción de alimentos y a hacer caldosa, como este 4 de abril que celebraron el aniversario 63 de la Unión de Jóvenes Comunistas, porque la Aduana de Holguín tiene rostro joven y eso se lo debe a estos muchachos.