Con el corazón en Palestina
- Por Jorge Fernández Pérez y Yanela Ruiz González
- Hits: 2695
Fotos: Alexis del Toro
¿Te imaginas la impotencia que provoca saber que tu familia y compatriotas están en riesgo, mientras te encuentras separados de ellos? Ahora piensa en que ese peligro está dado por agresiones genocidas, confirmadas con un elevado saldo de vidas humanas, multiplicado cada día.
Esa es la realidad, en este minuto, de Palestina y su gente. Allí mueren personas e ilusiones, con la rapidez de los segundos, pues, cuando el dolor se intensifica, difícilmente es divisable la luz al final de un túnel plagado de luto y destrucción. Sin embargo, existe una salida: la paz, esa que piden a gritos naciones enteras, incapaces de contener sus voces ante semejante injusticia.
Cuba ha sido constante en su reclamo por el fin de la masacre y la provincia de Holguín no se ha quedado atrás. Los habitantes de este nororiental territorio saben que es inmoral guardar silencio, siempre que se pueda pedir por la paz, y se han sumado a la campaña mundial en favor de la libertad de la nación oprimida.
Entre los miles de rostros que dan vida a la geografía holguinera, hay tres que sienten significativa conmoción por los sucesos perpetrados en ese país. Las redes sociales y los medios de comunicación digitales son sus fieles aliados para mantenerse informados de lo que allí acontece, en medio de tantas fake news.
En la Isla antillana han podido crecer y desarrollarse, en diferentes ámbitos, pero en Palestina se encuentra una parte importante de sus historias personales.
Derecho a vivir
Wadee Mostafa Nakhla.
Una oportunidad del destino, mediada por las bondades y conquistas de la Revolución cubana, trajo a Wadee Mostafa Nakhla a nuestro país, hace más de una década. A pesar de que nunca soñó con ser médico, este palestino tuvo la dicha de convertirse en un hombre útil, entre batas blancas y hospitales.
“Llegué por una beca que me ofrecieron para estudiar Medicina, en el año 2009. Luego de una etapa preparatoria, comencé mis estudios en 2010. Realmente, nunca pensé en ser médico hasta que vine a Cuba y el Comandante Fidel Castro nos ofreció formar parte del ejercito de batas blancas”.
El residente de Dermatología, cuenta que al principio sintió temor, pues en sus manos estaría la salud y recuperación de seres humanos, pero, con apoyo y esfuerzo, consolidó su adaptación y hoy no disimula el agradecimiento que lo mantiene unido a la Patria de José Martí.
“Me hice médico, gracias a Cuba, y casi soy especialista, gracias a Cuba. Agradezco mucho al gobierno y su pueblo, pues la medicina de este país está por encima de la realidad que se vive en el mundo entero. Las limitaciones materiales pueden resolverse y se sobrellevan cuando las personas tienen el valor necesario.
“Soy residente permanente en Cuba, pero pienso ejercer algún día mi profesión en la tierra palestina. De esa forma, podré aplicar los conocimientos adquiridos en mi lugar de origen, que tan necesitado está de médicos”.
El joven se muestra indignado por la realidad del país donde nació, con el añadido de saber que allá tiene muchos seres queridos en riesgo, pues los efectos de la barbarie no tienen rostro ni conocen límites, en un escenario plagado de odio.
“Está ocurriendo un genocidio muy grave, que no es reciente y ha aumentado con el tiempo. Allá está mi familia y también tengo vecinos y amigos, cuyo bienestar me preocupa. Uno siempre está con la inquietud, creo que todos los seres humanos tienen derecho a vivir”.
Segunda Patria
Tarek Taome.
Quince años en Cuba le han servido a Tarek Taome para conocer y vivir la experiencia de la solidaridad de este pueblo que lo acogió como a un hijo. Así se siente este joven palestino, que llegó a Holguín para estudiar Medicina mediante el programa de becas que ofrece el gobierno cubano.
Presente en la mañana de este sábado en la marcha solidaria con su país, el actual residente en la especialidad de Oftalmología agradece la unión de tantas voces en reclamo por el cese del genocidio que sufre su gente en la franja de Gaza y Cisjordania, una muestra de que ya el sionismo israelí y el imperialismo yanqui no pueden seguir ocultando la verdad de este conflicto al mundo.
“Ahora hay un apoyo muy grande porque se ve quién es el afectado y quien ataca. Sentimos lo que está pasando el pueblo palestino, no es la primera vez que ocurren estos conflictos, pero en esta ocasión es una guerra más marcada, muchos muertos, más niños sin vidas.
“Desde lejos vivimos ese sentimiento de dolor por todas las familias afectadas, tengo un primo que está aquí estudiando también Medicina y ha sufrido esas pérdidas en la distancia. Mi familia está bien, pero todos los días en peligro de que les pase algo. Estamos muy preocupados con la guerra que cada día cobra más fuerza, no hay cese al fuego, no hay acuerdos y es lamentable lo que está pasando”, expresó.
Tarek Taome siente, además, que es muy positivo que los pueblos alcen sus voces en solidaridad con palestina, porque significa que se reconoce su causa, una lucha que data de más de 75 años.
“Vivimos un holocausto en 2024, pues más de un millón de palestinos quedaron sin casas. Hasta el momento, más de 35 mil personas han sido asesinadas por Israel. Se contabilizan más de 90 mil heridos y más de 30 mil palestinos desaparecidos bajo escombros, algunos ya sin vida.
De los asesinados, dijo, más de 15 mil han sido mujeres y niños. Igualmente, es significativo el número de hospitales destruidos totalmente, iglesias, mezquitas, 121 escuelas atacadas y destrozadas, lo que constituye una violación a los derechos humanos.
“El resto de los centros sanitarios trabajan con menos del 10 por ciento de su capacidad, sin oxígeno, sin recursos. La unidad de neonatología ha sido atacada, privando de vida a criaturas recién nacidas. Actualmente, la ciudad de Rafah está bajo ataques, centros de refugiados han sido destruidos y los niños mueren por sed y hambre”, subrayó.
Pero este joven no pierde la esperanza de que exista paz en su pueblo y triunfe la justicia, mientras tanto, continúa su formación en la Universidad de Ciencias Médicas de Holguín, un territorio que desconocía, ni siquiera dominaba el idioma y menos la cultura, y hoy lo siente muy familiar.
“El pueblo cubano es muy acogedor y me siento bien aquí, esta es mi segunda Patria, le debo mucho a Cuba”, sentenció.
Palestina en sus venas
Mabel Suliman Roldán.
“Soy cubana, pero mi padre vino a Cuba cuando tenía 17 años, procedente de Palestina. Eso fue en los años 20, del pasado siglo”, narra con orgullo Mabel Suliman Roldán, quien atesora la herencia de tradiciones e historias de ese país, legada por su progenitor.
“El sueño de mi vida siempre ha sido una Palestina libre, lo pido cada 31 de diciembre y siempre que alguien me da la posibilidad de pedir un deseo. Adoro a ese pueblo y, a pesar de la distancia, lo siento como parte indisoluble de lo que soy”.
La fémina comenta sobre la existencia de tres hermanos, también nacidos en la Isla, y lo mucho que la entristece no tener contacto con sus parientes en esa lejana, y a la vez próxima, nación.
“Mi papá falleció hace 30 años, pero desde antes perdimos la comunicación con su familia. Es criminal lo que están haciendo en esa nación, lloro cada vez que me
muestran videos o fotos, porque siento como si nos estuviera ocurriendo a mí o a mis hijas. Mientras viva, defenderé la paz”.
Estas historias evidencian los sólidos vínculos que entrelazan a ambos países y son una muestra de los muchos ejemplos similares, que de seguro existen por todo el archipiélago cubano. Somos una misma humanidad, aunque algunos poderosos sin escrúpulos no lo tengan en cuenta. Por más que insistan en minimizar la cruel realidad, hoy el corazón del planeta está con la causa palestina.