El día en que un T-34 cruzó la ciudad de Holguín

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flora3El Teniente Coronel (R) Ángel Rivero Ferrer atravesó la ciudad de Holguín a bordo de un tanque T-34 para cumplir una misión de Fidel en los días del Flora. Foto: Alexis del Toro y Rosana Rivero.

Jamás sospeché lo que me depararía el destino. Ni siquiera pocos meses antes, cuando varios profesores, entre ellos, algunos veteranos de la Segunda Guerra Mundial, nos preparaban con ahínco en una escuela militar de la Unión Soviética. Debía de enfrentarme con una técnica de combate a un evento que no tenía frente, flancos ni retaguardia.

Era 4 de octubre de 1963. En horas de la mañana llegó una comunicación al Estado Mayor de la División de Infantería. Había entrado por el sur del territorio oriental Flora, un ciclón de gran intensidad, y debían cumplirse, de inmediato, las medidas establecidas en los planes.

flora2Tanque T-34, protagonista en los días de Girón y en las acciones de rescate y salvamento durante el paso del huracán Flora. Foto: Alexis del Toro y Rosana Rivero.

Se movilizaron las tropas para su protección y aseguraron todas las instalaciones, parqueos de la técnica, armamento y demás medios materiales. Además, se organizaron brigadas de transporte preparadas para salir al rescate y evacuación de la población en las zonas afectadas.

El día 7 se dio la orden de evacuación del 94 Batallón de Tanques para el dispositivo permanente. El mismo se encontraba desplegado en condiciones de campaña en un bosque de la zona de Mayabe, hoy Parque José Martí. Su jefe era el entonces capitán Carlos Laite y yo, su adjunto para la técnica.

En horas de la tarde me dirigí hasta el parqueo de la técnica. Todo estaba en orden y me retiré a descansar. Apenas aflojé los cordones de las botas.
A las 4 de la madrugada del día 8 me llaman para presentarme al Estado Mayor de la División. Me esperaba el teniente Aroldo Casalí Gómez, jefe de operaciones. Me ordenó dirigirme al polígono para trasladar un tanque que debía estar a las 5 de la madrugada en áreas del tercer cuerpo del ejército en Ciudad Jardín.

ciclon FAnfibio ocupado por Fidel que por varios años estuvo en Mangos de Baraguá y hoy se encuentra expuesto en el Museo del Ejército Oriental.

Dirigí la vista hasta el tanque T-34. Ya frente a él, recordaría el crudo invierno soviético y las clases centradas en el estudio de la técnica de este tanque. Llegaron a mis recuerdos su participación en grandes acontecimientos de la historia, como las batallas dirigidas por el ejército soviético durante la Segunda Guerra Mundial y el combate en Playa Girón, en 1961, dirigido por el Comandante en Jefe. En la actualidad es el tanque insignia de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa y encabeza los grandes desfiles militares en la Plaza Roja de Moscú.

Sin embargo, la misión del tanque T-34 no sería combativa. Estaba desartillado y sin el armamento. En su torreta lo marcaba el número 319. Realicé una breve inspección. Lo conocía perfectamente por ser su técnico.

Llegue hasta la dotación que se encontraba en posición de firme frente a su tanque, jóvenes y valientes soldados. Les di las instrucciones sobre la posible misión que realizarían: avanzar por grandes obstáculos, lomas, zonas boscosas, terrenos pantanosos, arroyos y ríos con el objetivo de abrir caminos para el paso del transporte y otros medios que facilitarían la evacuación de personas aisladas, así como el remolque de equipos pesados.
Para transportar el T-34 se encontraba una rastra en el lugar. El chofer se notaba nervioso. Revisé la rastra y determiné que no tenía capacidad para transportar un tanque de 32 toneladas de peso. Le comuniqué que se retirara, lo que cumplió rápidamente.

flora6Foto: Cortesía de Víctor Aguilera Nonell

Solo quedaban 30 minutos para cumplir la orden que se me había dado. Tomé la decisión de trasladar el tanque sobre su propio eje y ordené a la dotación ocupar sus puestos. Conduciría el tanque para evitar accidentes durante el paso por la ciudad.

Avancé por el itinerario carretera de Mayarí, calle Aricochea. Lo hacía con mucho cuidado para no hacer giros bruscos que dañaran las calles. Seguí Libertad y Frexes, rumbo Carretera Central. Saliendo de la ciudad pensé que, algún día, la población de Holguín conocería que, durante el ciclón Flora, un tanque T-34 pasó rodando por el centro de su ciudad, en cumplimiento de una misión especial.

Llegué al lugar acordado a las 4:50 de la madrugada. No llovía ni hacía viento. Me esperaba el jefe de operaciones al que informé lo sucedido y me dio la orden de avanzar por la Carretera Central vía Bayamo. Indicó que detrás marcharía una columna de vehículos que debía dejar pasar.

Por la anchura del tanque, de la carretera y sus posibles roturas, podría haber accidentes al dejar pasar la columna. Por eso, realicé regulaciones técnicas al mecanismo del acelerador, para aumentar potencia y velocidad, y me alejé de la columna.

El tanque avanzaba a buena velocidad, con la escotilla del conductor abierta. Se veía el color gris de la carretera. Dentro de la oscuridad del compartimento del conductor se observaban los relojes de luces refractarias que marcaban la velocidad de marcha, presión, temperatura del motor y el amperaje del sistema eléctrico.

ciclofloraholguinFoto: Cortesía de Víctor Aguilera Nonell.

Cerca de Cauto Cristo detuve el tanque, en un lugar llamado El Naranjal, a unos 20 kilómetros de Cacocum. La carretera estaba cortada a partir de ahí por las crecientes que venían de los ríos Cauto y Camazán.

Había un gran canal por donde pasaba una ruidosa y fuerte corriente de agua. Toda la zona estaba inundada. Aquello parecía un mar. A la orilla de la carretera estaban dos lanchas abandonadas. Giré el tanque sobre la misma carretera a 180 grados en la dirección que venía y comencé la espera de la columna.

A los pocos minutos llegó. Se desmontó de un vehículo un corpulento hombre con casco y capa de campaña. Era el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Me dirigí hasta él, lo saludé militarmente y le informé que el tanque estaba detenido por roturas de la carretera, que la dotación se encontraba lista y el tanque en buen estado para cumplir misión.

Me ordenó que el tanque permaneciera en el lugar. Comprendí al instante que la participación del T-34 en esta operación fue decisión de Fidel. Él tenía mucha confianza en el equipo desde sus días de combate en Girón.

ciclonfloraholguin1Fotos: Cortesía de Víctor Aguilera Nonell.

De inmediato comenzaron los trabajos organizativos y de preparación, dirigidos por Fidel, para atravesar con los anfibios la corriente de agua. Se amarraron con sogas recámaras infladas a los equipos anfibios. Fidel se subió en uno de ellos para intentar pasar al otro lado del canal. Las fuertes corrientes de agua arremetieron al anfibio contra el puente.

Fidel saltó y se arreguindó de la baranda del puente. En el interior se encontraba un furioso y agresivo toro y se realizaron varios disparos de pistola que neutralizaron al animal. Seguramente fueron sus escoltas.

Luego se reorganizaron los trabajos. Ya había llegado algún refuerzo. Las condiciones del día habían mejorado. Fidel y sus acompañantes con los anfibios continuaron su recorrido por las zonas afectadas en dirección sur.

ciclonfloraholguin2Foto: Cortesía de Víctor Aguilera Nonell.

Yo continué con mi tarea de evacuar la técnica dañada y sacar el anfibio hundido en el canal que hoy se exhibe en el Museo del Ejército Oriental.


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