Responsabilidad, control y vacunación, armas contra la COVID-19

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 COVID-19 El mal uso del nasobuco y las aglomeraciones de público sin respetar el distanciamiento físico dos de las infracciones más comunes. Fotos de la autora


En momentos, cuando la gran mayoría de las provincias cubanas disminuyen, de manera paulatina, el reporte de casos positivos al SARS-CoV-2, Holguín es epicentro de la pandemia hace casi un mes, con cifras sostenidas de unos 80 casos diarios, como promedio, para acumular más de 800 en los primeros 10 días de marzo y exhibir tasa de incidencia de 78,1 por 100 mil habitantes.


Ante esta situación nada halagüeña para este nororiental territorio, de más de un millón de habitantes, muchos se preguntan qué está pasando y ciertamente algunos señalan que acá se analiza un mayor número de muestras diarias o que esta es de las provincias más pobladas y extensas del país y otros argumentos que soslayan, sin lugar a dudas, varios problemas que hoy sí reconocen epidemiólogos de larga experiencia.


Por ejemplo, la doctora María Eugenia Escobar, especialista de Segundo Grado en Higiene y Epidemiología, con unos 45 años de práctica afirma que ante una epidemia toda la sociedad está en la obligación de accionar en su control, para de manera unida y a partir de la voluntad política existente y la estructura del sistema de salud con que contamos, desde la atención primaria, secundaria y terciaria, cumplir y hacer cumplir con los protocolos fijados.


La especialista explica que “hoy se mantienen las consultas de respiratorio a nivel de la Atención Primaria de Salud, los hospitales están preparados para los casos que deban ser ingresados; la intersectorialidad con todos los sectores y organizaciones están en función de esta problemática sanitaria, pero mientras no haya participación activa de la población en el enfrentamiento no habrá control”.


Y detalla que si analizamos, en el caso específico de la pandemia, enfermedad de trasmisión respiratoria, muy difusible, (sobre todo las dos últimas cepas Omicrom y Delta), cuya puerta de salida del virus es la boca y la nariz de un enfermo o de una persona infectada que está incubando la enfermedad, cualquier medida de prevención personal y colectiva es insuficiente, de ahí la importancia de la responsabilidad de cada individuo.


Para reafirmar la aseveración lanza varias interrogantes, que bien pudiéramos hacernos todos: quiénes ponen a circular la infección, quiénes la lleva a sus casas y por qué se infectan los niños pequeños y lactantes o personas encamadas.


La respuesta es fácil en todos los casos, son aquellos del mismo núcleo familiar, amigos de la casa o visitantes que incumplieron con las más elementales acciones a observar en situación de epidemia.

 

COVID 19 responsabilidad 2

 

Por otra parte, ya fuera del marco hogareño todavía hay personas en las calles sin el nasobuco, con la mascarilla en la barbilla o sin cubrirse la nariz, pero el colmo ahora es la moda de algunos: colgarse este medio de protección en el codo, infracciones que podrían llevar a perpetuar el virus, pues lo ponen a circular, en la casa, trabajo, cola, el estadio de pelota hasta en el sitio menos creíble.


También aún hay trabajadores que asisten a sus centros con síntomas respiratorios, alegando que “no es coronavirus, es un catarro malo”; sin embargo, en estos momentos de epidemia cualquiera que sea el virus respiratorio no es permisible la entrada a un centro laboral, la escuela, círculo infantil u otros lugares donde haya aglomeración de personas.


Ante cualquier síntoma el paciente está en la obligación de acudir a la “consulta de respiratorio” de su área de salud y se aísla en el hogar sino cumpliera con los requisitos de ingreso hospitalario, según protocolo.


Y para los que quedan en casa está bien definido que el médico o la enfermera de la familia tiene que visitarlos, saber diariamente cuál es su situación y estar al tanto de los resultados de las pruebas y del comportamiento de los otros miembros del núcleo familiar. Esta medida no puede fallar y ante cualquier violación existen los canales correspondientes en las áreas de salud para informar las preocupaciones.


Este actuar de los equipos básicos de trabajo a nivel de comunidad deben ir más allá, es decir, al control de cada una de las personas que pertenecen a su consultorio y para ello la acción más eficaz es la pesquisa activa, con énfasis hacia sus grupos con mayor vulnerabilidad, entre ellos los recién nacidos, lactantes; embarazadas, puérperas, mayores de 60 años y otros con enfermedades crónicas.


Es en la APS donde se decide esta batalla por la salud, que también debe ir acompañada del chequeo sistemático de cómo marcha el esquema de vacunación en cada una de las personas mayores de dos años de su radio de acción, así como de la dosis de refuerzo.


Son entonces, la acción médica consecuente, la responsabilidad individual y colectiva y la vacunación las armas más efectivas para lograr el control de la pandemia en Holguín.

 


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