La madre holguinera de APKlis
- Por Rosana Rivero Ricardo
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Fotos: Tomadas del perfil de Facebook de la entrevistada.
Sobre las dos de la madrugada todo estaba listo. Había sido un día largo. Aunque estaba planificado, la vida real no se programa como la informática. Sonda y suero. Ahora el pinchazo adormecedor en la columna, lo más enroscada que le permitía su barriga. Para aplacar los nervios decidió pensar en algo lindo, algo así como los Manantiales, la localidad de Velasco donde entonces era ella, Yaiselis Ramírez, la que nacía, 29 años atrás.
“Tuve una infancia muy feliz con unos padres, hermana, abuela y vecinos maravillosos que se encargaron de que así fuera. Manantiales era un pequeño lugar donde no existía ni corriente eléctrica. Acceder a estudios secundarios era muy difícil, principalmente para mí, una niña hiper flaquita y pequeña que apenas podía montar en una bicicleta. La escuela más cercana quedaba en Velasco, como a ocho kilómetros del lugar y con unos caminos que, cuando llovía, eran prácticamente intransitables.
“Cuando llegué al sexto grado mis padres me preguntaron qué iba a hacer. Les respondí muy convencida: ‘Mi hermana estudió; pues yo también’. A esa hora buscamos la mejor alternativa. Me fui a la casa de una pareja en Velasco, donde me empecé a quedar estilo un alquiler. Al principio fue difícil, pero luego se convirtieron en parte de mi familia. Hoy me siento muy feliz, pues los niños que viven allá tienen otras oportunidades”.
De Manantiales Yaiselis guarda las amistades más increíbles, la inocencia, la calidez del hogar y los recuerdos más lindos, esos que la ayudaron a darle Ctrl+Z a los nervios de la eminente cesárea. El niño venía sentado, quizás emulando la postura de su mami, de frente a la computadora durante horas. A las tres de la mañana, con 39 semanas de embarazo y después de haberle cortado y suturado siete capas de tejido, había conocido al amor de su vida.
No hablar ni mover la cabeza le recomendaron los médicos para evitar los efectos adversos de la anestesia. Dos horas después, la llamaban del Banco Metropolitano y ella atendía casi sin poder hablar. El despliegue de aplicaciones informáticas vinculadas al reordenamiento económico en Cuba necesitaba de su asesoría.
“Cuando uno ama lo que hace y trabaja para el público no tiene horario fijo. Los informáticos somos nocturnos. Pueden darnos las tres de la mañana frente a una computadora. Hay días en que los usuarios se ponen intensos y hay que solucionarle sus problemas. He tenido un 31 de diciembre algún problema informático y hay que dejar la fiesta para resolverlo”, dice la hoy treinteañera que, 15 años atrás, ya se había enamorado de las matemáticas:
“En la secundaria tuve, como se dice, el mejor profesor del mundo mundial. Le decíamos Vitin. Él me enseñó a amar a las matemáticas y que era más fácil resolver un problema matemático que uno en la vida real. La carrera de Informática lo cogí, en parte, por estar más cerca de mi hermana que trabajaba en aquel entonces en la Universidad de Ciencias Informáticas y por seguir a medio grupo de la Vocacional José Martí. La verdad fue la mejor elección que he tenido en mi vida.
“Vivimos en un mundo donde la informatización es parte del día a día y aportar un granito de arena es algo genial. Uno puede ayudar a muchas personas y resolver problemas reales de la sociedad”.
Sin malestares vespertinos, ni barriga creciendo mes a mes; sin dolores de parto o cesárea, a ella le había nacido otro hijo que, sin embargo, le obsequió muchas madrugadas en vela:
“Al graduarme regresaba a mi tierra o me quedaba en La Habana trabajando en el proyecto Nova. Fue una decisión difícil. Por un lado, estaba mi familia. Por otro, oportunidades laborales de innovación y mi novio, actualmente mi esposo. Al final, me quedé en la capital. Con el tiempo mis padres me alcanzaron; pero siempre queda la añoranza de mi tierra.
“Después llegaron otros proyectos. Antes de la aparición de los datos móviles en Cuba fue necesario crear un ecosistema con páginas web y aplicaciones que eran provistas por sistemas extranjeros. Para ello se creó un grupo de desarrollo al que cariñosamente lo llamamos Z-17, pues radicábamos en un edificio cuyo número era el 17. Al frente del equipo estaba Allan Pierra.
“Él se sentó conmigo para proponerme liderar el proyecto APKlis. En aquel entonces estaban las ideas iniciales y ni ese nombre tenía. El bautizo fue después, como resultado del acrónimo de las aplicaciones Android, más lis, el nombre de una flor que es símbolo de poder, soberanía, lealtad. La mariposa que acompaña el logo hace alusión a la Phoebis Avellanada, una especie autóctona que debe su nombre a la poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda.
Yaiselys recibe premio por APKlis en evento Innova 2021.
“Muchos nos arriesgamos en aquel sueño. Hoy estos proyectos son una parte importante de mi vida. Y como me dicen varios: Apklis es mi otro niño pequeño.
“Para desarrollarla nos guiamos mucho por Google Play, padre de APKlis. Con Google Play sucede que la mayoría de los servicios están bloqueados para Cuba. Existen otras tiendas que no son oficiales y, por tanto, no son 100 por ciento seguras.
“El pasado 17 de noviembre Apklis se presentó en el evento de innovación Innova 2021. En el mismo obtuve el premio principal en la categoría de Aplicación Informática. Es un resultado que nos puso feliz a todo el equipo, pues hemos trabajado bastante por lograr un buen resultado”.
Ya ha pasado un año desde que Yaiselis conoció a Diaguito. Casi obligada tomó tres meses de licencia de maternidad. Su vida se basa en dos lenguajes: el de la programación y el de los balbuceos y primeras palabras del pequeño:
“Los bebés son más felices cuando los padres lo son y, además de mi hijo, algo que me hace muy feliz es trabajar. Ni en el hospital dejé de hacerlo, pues la comunidad de usuarios hacía preguntas y no podía evitar responderles. A veces tengo en una mano al bebé y en otra la computadora. Mi madre me ayuda muchísimo o tengo que trabajar a altas hora de la noche. El teletrabajo también ha ayudado cantidad y el buen equipo que tengo.
La aparición de la Covid-19 dinamizó el mundo de unos y ceros de la joven informática:
“Cuando se propagó el Coronavirus en Cuba nos dieron la misión de colaborar con el Ministerio de Salud Pública y con el país en general. Así nacieron el Pesquisador Virtual y Portero, ambas aplicaciones reconocidas por la Organización de Naciones Unidas (ONU). Fueron días y noches difíciles, pero aportamos nuestro granito de arena. Parte del equipo desarrolla también el Pasaporte Electrónico, plataforma que otorga a la población que va a viajar un documento legal que certifica las vacunas recibidas”.
Yayselys es además artista de la plástica.
Gracias también a la informática Yaiselis ejecutó el comando de una vocación que en ella estaba suspendida:
“Cuando entré a la Universidad de Ciencias Informáticas, empecé en su Movimiento de Artistas Aficionados. Allí conocí lo que son los performance, instalaciones, happening y fotografía; áreas de las artes visuales que amé y me sacan un poco de la realidad. Me atreví a participar en los festivales y en 2016 alcancé el Gran Premio Nacional como artista aficionada. Luego, en los salones Habana también obtuve el Gran Premio y en el Evento Internacional de Género, el Premio de la Popularidad.
Yaiselys Ramirez a la derecha de la foto.
“He participado además en el Festival de Arte Efímera de la Bienal de La Habana, el evento de performance de la Asociación Hermanos Saíz Puente Sur, en la Jornada Cucalambeana en Las Tunas y otros festivales nacionales y eventos internacionales. Mi última exposición fue dedicada al Día de la Mujer en 2019. Solo me queda el deseo de hacer una exposición o participar en algún evento en mi tierra Holguinera”.
Con la llegada de Diaguito, en casa, como en el trabajo, los hombres son mayoría. Con la misma delicadeza que marca su cromosoma XX se ha abierto paso en un mundo tradicionalmente reservado para ellos:
“Trabajo con un equipo donde la mayoría son hombres. Hace muy poco que se incorporaron otras féminas. La mujer en el mundo de la informática llega hasta donde ella misma luche por llegar. Muchas lo ven como que quienes triunfan son los hombres y no dan el primer paso. Creo que en este mundo la mayoría de los límites nos los ponemos nosotras mismas”.
Junto a su esposo, también informático, Yaiselis hace el pase de magia para atender al bebé y estirar el salario más que un culebrón brasileño. Desde que el equipo pasó a formar parte del sistema de pago del Parque Tecnológico se sintieron más aliviado los bolsillos. Pero su trabajo, dice Yaiselis, no solo se trata de economía: “Es bonito sentirse que una aporta a la sociedad y que media Cuba usa lo que uno hace”.
Comentarios
Un fuerte abrazo, y que tengas muchos más exitos,te lo mereces.
Necesitamos muchos jóvenes
Como tú. Un abrazo.
Admiro a la gente q triunfan a partir del esfuerzo y la entereza.y está "guajira" tiene los dotes para llegar lejos en su profesión.Es un ejemplo q muchos jóvenes cubanos deben seguir.
Para Yayseli mi más profundo reconocimiento y admiración Te deseo sigas cosechando éxito en beneficio de nuestro pueblo.
También a ti Rosana por este bello trabajo.