Tinta y sudor en la imprenta de Banes

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Fotos: Radio BanesFotos: Radio BanesEl sonido de las máquinas, el olor del papel recién impreso y cortado invita a entrar a ese espacio donde las producciones abarrotan el lugar y el amor inmenso por su profesión hace que cada producto que sale de las máquinas parezca creado con pinceladas mágicas.
 
Este es el escenario diario de los trabajadores gráficos del municipio holguinero de Banes, que han convertido la imprenta del territorio en un centro en el cual prima la innovación y una labor de excelencia.
 
Misael Guernón, operador de la guillotina, significó: “Mi función es picar el papel con las medidas adecuadas a las que se van a imprimir. Esta máquina es bastante antigua, data de 1906, por lo que en reiteradas ocasiones debemos, como digo yo, darle un cariñito y hacerle reparaciones o inventos que, en buen cubano, la dejan otra vez funcionando, porque sin ella no pudiéramos realizar con calidad la producción.”
 
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“Muchos dicen que es casi museable, y es cierto, pero para mí es como una abuelita caprichosa a la que hay que darle colorete de vez en cuando. También tenemos otra guillotina, que es de 1901, pero esa casi no la usamos, solo en situaciones excepcionales, porque para esta ya no existen piezas de repuesto, solo la que nosotros mismos podamos conservar”.
 
Y aunque ya se han dejado de hacer algunos tipos de producciones con materiales finos o la encuadernación, todo lo que sale de esas viejas máquinas, que cuesta un poco echarlas andar, se realiza con esfuerzo y sacrificio, pero sobre todo con mucho amor.
 
Al respecto, comenta Jorge Martínez: “Desde hace 20 años pongo en marcha a este linotipo, que es de 1907. Con él fundo las letras en plomo y siempre trato de darle mantenimiento para que continúe con su vida útil. Para mí es una joya, pues gracias a este equipo no solo realizo una labor que me encanta, sino que también sostengo la economía de mi hogar y muchas veces digo en mi casa que creo que ese linotipo es parte de la familia, porque siempre estoy pensando en qué hacer para que siga funcionando y realmente los años de trabajo hace que uno se vaya enamorando de lo que hace a diario”.
 
El prensista Lorenzo Martínez es el trabajador más joven en la imprenta. “Ya no me imagino en otra profesión, me gusta lo que hago porque aquí se palpa realmente el resultado de una obra terminada, porque empezamos con el papel en blanco y lo convertimos en documentos impresos, que se reproducen en instantes. Este proceso es hermoso y, poco a poco, se va haciendo parte indispensable de la vida”.
 
Cuando la materia prima inunda el lugar, el sonido de las máquinas es incesante y no culmina hasta que no se cumpla con la fecha establecida para la entrega. Todos saben manejar las diferentes maquinarias que parecen sacadas de libros de historia y cuando alguna quiere hacerse la perezosa, las estrategias varían para ponerla rápido a funcionar.
 
La técnica de la imprenta de Banes cuenta ya con más de un siglo de explotación
 
Yoannis Luis Betancourt es el encargado de conformar los moldes de las tipografías y comenta sobre las peripecias que muchas veces ponen a prueba sus capacidades cuando hay que arreglar lo que parecía inservible: “Cuando alguno de los aparatos se daña, tenemos que buscarle rápido una solución porque este es un trabajo en cadena, en el que se necesita que todo esté en óptimas condiciones para entregar un producto de calidad, por esa razón innovamos y tratamos de salir adelante. Mi labor demanda de gran responsabilidad y concentración, porque si alguna letra es incorrecta todo lo que se imprime tendrá un error y eso atentaría con la eficacia de la producción”.
 
Así es la rutina de los trabajadores gráficos, una labor en la que la tradición y el compromiso se han convertido en parte del quehacer cotidiano y acompañan cada una de las obras que llevan acuñadas el orgullo y la satisfacción que sienten los que hoy trabajan en la imprenta del municipio de Banes.

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