Maylín del Pino: energía sanadora

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mailincabreraFoto: Bernardo Cabrera.

 

El mar de fondo, el verano reverberando sobre nosotros, típica escena del Trópico podría ser esta de gente junto a la playa, más no en Holguín, no en 2021. No este septiembre en que el dolor por tantas pérdidas y la extensión de una epidemia que dura ya casi dos años, altera cualquier viso de normalidad con el que se quiera pintar la vida.


Estamos un equipo de prensa y casi un centenar de profesionales de la salud en Villa Don Lino, donde vienen a reorganizarse, a reponer fuerzas, a buscar orientaciones y a seguir trabajando.


Esto comenzó como una entrevista rápida porque ella es la jefa del grupo de enfermeras de esta brigada Henry Reeve que desde el 10 de agosto llegó a Holguín y que ha ido engrosando sus filas con la encomienda de sanar a una ciudad, a una provincia. Algunos vienen del otro lado del mundo para servir aquí.


Maylín del Pino Zamora hace las cosas a su manera, según me cuenta, al parecer eso significa ir componiendo lo maltrecho, ajustando mecanismos vencidos para hacerlos marchar.


Dice que llegó al hospital improvisado en cierto centro escolar holguinero y no le pareció encontrar las cosas a su gusto, o sea, limpias, organizadas, así que llamó a su equipo, juntas pulieron cada detalle, y cuando ya parecía que dejarían listas las instalaciones para recibir a los enfermos, fueron llamadas para ir a otro hospital. ¿Qué si hubo resistencia? Tal vez un segundo, pero ¡no! Están aquí para servir, sin importar dónde. Y allá se fueron.
“¡Qué energía tienes!” Le han dicho, “has trabajado como una mula”.


Puede no sonar a elogio, pero ella repite la anécdota orgullosa.


Es santiaguera, aunque llegó a Holguín desde Matanzas, donde cambiaron la triste realidad con el esfuerzo de todos, y, como asegura, cerrando el hospital. Está convencida de que los familiares tienen que entender que no pueden estar acompañando a los pacientes en las salas, porque es un riesgo muy grande, incluso mayor que el que corre el enfermo, a este se le trata, pero al acompañante como se supone sano, no recibe atención médica, y puede ser fatal.


La enfermera, mulata, de curvas marcadas y charla fluida es, además, graduada de Comunicación, promotora de salud y máster en atención integral a la mujer. Me habla de los niños que ayudó a nacer en medio de la COVID-19 en occidente, de los que no llegaron con vida, que fueron menos, pero no puede evitar el sobrecogimiento.


También se estremece al hablar del joven veinteañero del que pocos tenían esperanza de supervivencia, pero se empeñó, “yo lo voy a entregar vivo”, y así lo hizo.


A veces encuentra barreras por ser recién llegada, mas no se detiene ante eso, si, por ejemplo, ve la necesidad de higiene, moviliza, busca responsables, inquiere, ¿por qué la basura acumulada en un espacio donde el virus puede aprovechar cualquier resquicio para hacer daño? y empieza otra vez a indicar, a hacer, a curar también de un modo otro, irradiando.


“Nosotros lo vamos a lograr, pero necesitamos que la gente colabore”.


Me habla de pacientes y de nudos en la garganta, que si llegan debe parar, salir, llorar, pero luego vuelve, a pelearse con la muerte, a empujarla fuera de sus predios, donde parece mandar solo ella, con una simpatía que desborda, con una humanidad sin límites.


“Para mí es un orgullo estar en esta provincia, la primera misión es salvar vidas. No tenemos horario. Quiero decirles a los holguineros que sientan la confianza del equipo de la brigada Henry Reeve unidos a los profesionales de Holguín”.


No termina de contarme, ya la reclaman en otro sitio, debe coordinar, dirigir, encausar. Lo que comenzó como una breve entrevista con mar de fondo se volvió una sacudida movilizadora de la gratitud a quienes, como Maylín, se entregan.

 

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Liset Prego Díaz
Author: Liset Prego Díaz
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Yo vivo de preguntar… porque saber no puede ser lujo. Esta periodista muestra la cotidiana realidad, como la percibe o la siente, trastocada quizá por un vicio de graficar las vivencias como vistas con unos particulares lentes

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