“Delicias” de la Historia

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NovoaAl historiador José Novoa estuvo dedicada la recién finalizada Semana de la Cultura Holguinera. Foto: Wilker López
 
En incontables espacios había escuchado su nombre y más de un compañero en la Universidad de Holguín mencionaba sus dotes como profesor, de la fluidez y el discurso atemperado a las nuevas tendencias en sano vínculo con los tiempos pasados.
 
Arrastrada por el “ajetreo” que demanda para los holguineros la Semana de la Cultura, llegué hasta el Museo Provincial La Periquera para la inauguración de una muestra en homenaje a las personalidades a quienes está dedicado en esta ocasión el cumpleaños del pueblo.

En medio de aquella multitud apacible fue el primer rostro que distinguí y supe, quizá por el “olfato periodístico” o aguda intuición, que no podía dejar escapar la semana sin acercarme un poco a la vida de José Fernando Novoa Betancourt o Novoa, el historiador, como todos lo conocen.

Al otro día, en una oficina que usurpé por algunos minutos, el doctor en ciencias históricas, profesor e investigador confesó sus orígenes: “Yo nací en Delicias, pero me siento holguinero, porque el Holguín antiguo incluía los actuales municipios de Jesús Menéndez, Puerto Padre y Manatí”.

Dialogar con José Novoa es una experiencia maravillosa, alejada de los calificativos absurdos con que suelen los necios catalogar a los asuntos históricos. Cada anécdota transporta en el tiempo, los hechos y las palabras cobran vida, lo añejo se torna encantador.

“Desde la primaria me interesó la historia. En el año `68 mi mamá y una de mis tías me regalaron dos libros muy bellos: La tierra del mambí y La Revolución de Yara, eso aumentó mi interés. Me formé como historiador en el destacamento pedagógico y decidí ser marxista. No por propaganda ideológica, sino porque lo consideré el mejor método del conocimiento”, explicó Novoa.

Comentó luego acerca de la inclinación hacia las aristas económica y social de la especialidad, de las haciendas comuneras que centraron su investigación doctoral y aseguró: “En el caso de Holguín trabajo el período comprendido entre la conquista española y 1867, no incluyo las guerras de independencia, las conozco, pero las respeto”.

Títulos como América y Europa, encuentro de dos mundos; Nuestras raíces regionales, una vía de autoafirmación, Cita con la cubanidad; Acerca del proceso cultural de las muertes del aborigen en Cuba, Gómez y Martí, sus discordias;  Las muertes del Indio y Conspiración antiesclavista, entre otros, exponen de manera magistral el resultado de sus estudios.

El profe Novoa

La pedagogía ha estado ligada a su vida profesional;al respecto reconoce que para él es más complicado porque no imparte Historia de Cuba en la Universidad de Holguín, sino Historia de Europa, Historia Regional y Filosofía.

No existen fórmulas específicas o métodos particulares y “todo no se puede enseñar igual. La clase debe ser entretenida, tienes que saber detalles para usarlos como gancho, despertar el interés de los estudiantes y conectarlos con sus emociones”, acota.

Por la abarcadora trayectoria y los aportes de Novoa a la historiografía cubana, ostenta varios premios y aunque asegura ser “alérgico” a los reconocimientos, estos se imponen, como el Premio Vasconcelos, otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista por su biografía del conquistador García Holguín, las distinciones Casa de Iberoamérica y Por la Cultura Nacional, además de ser Hijo Ilustre y poseer el Aldabón de La Periquera.

Calificativos diversos acompañan su nombre, como muestra de un incansable accionar, pues es, además, máster en Historia y Cultura cubanas, miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, de la Unión de Historiadores, de la Sociedad Cultural José Martí y desde 2015 dirige el Centro de Estudios sobre Cultura e Identidad.

Festejar los 300 gigantescamente

Novoa prefiere ser útil, por eso aceptó pasar todas las canteras de valoraciones para ser escogido como personalidad en la edición 38 de la Semana de la Cultura, y porque “es justo que un historiador esté en los 300” para explicar lo referente a las fechas del Hato, la creación del pueblo y el otorgamiento del Título de Ciudad.

Además, al referirse a esas razones, en su exposición reluce la figura de Lalita Curbelo Barberán, “cuyos 90 años debemos conmemorar como se merece. Fue una mujer comprometida con la Revolución, fiel a sus creencias religiosas y siempre defendió el patriotismo”.

La Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, la Casa de Iberoamérica y el Centro Provincial del Libro y la Literatura son reconocidas instituciones que prestigian el entramado cultural de la provincia y han acogido en determinados momentos a José Novoa Betancourt como parte del colectivo.

Se remite entonces a cómo se “cocinó” la cultura cubana, por regiones, zonas y localidades, al poder de lo autóctono, lo propio, lo local e insiste: “El aniversario 300 del pueblo de Holguín hay que festejarlo gigantescamente, porque es el surgimiento de la identidad de un territorio, desde Nipe hasta Manatí”.

De Holguín le gusta la belleza, la tranquilidad y los holguineros. Con la seguridad de que “se cumple 300 una sola vez”, afirma: “El Holguín que yo sueño se parece mucho al de ahora, donde se crea, se restaura. La diferencia radica en el plano constructivo y el respeto al patrimonio arquitectónico. Por ejemplo, el edificio de La Periquera no se ha terminado, los guiones de la exposición real están guardados y el pueblo necesita ese palacio”.

La historia continúa

Ha tenido una vida “poco aburrida” y a sus 64 años expresa: “He vivido más de lo pensado, me ha sucedido casi de todo, cosas buenas y malas”. Pero el trabajo no cesa, está dispuesto a aprender, descubrir, aportar.

“Estoy inmerso en un tema demográfico sobre el pueblo de Holguín y otro relacionado con la historia de Cuba y México, junto con Ángela Peña Obregón y José Abréu Cardet”.

Reflexiona. El tono de la voz cambia, como un amigo, un pedagogo o un padre, exhorta: “El día que no te lees algo, ese día está perdido; siempre se aprende de los libros y de las personas”.

En ese instante asoman tantas interrogantes, porque en pocas ocasiones se tiene la oportunidad de platicar con seres humanos excepcionales y la curiosidad, a veces, te consume e impulsa a preguntar.

Muchos abogan por humanizar la historia, por estudiar a las personas, qué piensan, qué quieren, cómo viven, qué sueñan. José confiesa que le gusta el mar, conversar, leer y ver la televisión. “Tomo café, pero no estoy amarrado a él, mi vicio son mis amigos”.
 
 
Darianna Mendoza Lobaina
Author: Darianna Mendoza Lobaina
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Soy amante de las artes, el café y la poesía. No me gusta la cocina, pero creo que cada palabra tiene su propio sabor, y los textos hay que sazonarlos bien.

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