La palabra precisa en medio del caos

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entrevista nathalyFoto: De los autores

Mayo es un mes especial para el arte joven en Cuba y el mundo, al reunir cada año a diversas voces de su vanguardia artística. Esta es la tercera ocasión en que la matancera Náthaly Hernández Chávez, narradora, poeta y periodista, regresa a las Romerías de Mayo, el cual considera un espacio ideal para alimentar el alma del artista joven.

Hasta ahora, Náthaly ha proyectado su creación en varios géneros de la literatura como son la poesía, el cuento y la novela, desde los cuales ha abordado distintos temas, con diferentes puntos de vista. Ganadora del Premio Celestino de Cuento 2023, convocado por Ediciones La Luz, siente que Holguín se ha convertido en su segunda ciudad, en la cual disfruta siempre del fantástico ambiente artístico que se respira.

La escritora considera que los estándares, para que una obra sea publicable o no, son muy variados. Comenta que “se ha avanzado mucho en nuestro país respecto a este tema, no del todo, pero ahora mismo los artistas sienten un poco más de confianza al mostrar sus obras. También en estos momentos hay un poco más de comunicación entre las instituciones y los artistas. Aunque no es menos cierta la existencia de la censura, de que si no se cumple con una o varias reglas determinadas, la obra no ve la luz o tal vez lo hace, pero con limitaciones”.

A la vez, dice que este tema es más flexible de lo que aparenta: “Por ejemplo, hay autores como Pedro Juan Gutiérrez, con contenido que podría decirse escandaloso: la violencia, el sexo, y sale publicado. Se le respeta su voz como autor, su corriente literaria, que es el realismo sucio. Realmente, pienso que ahora mismo hay más obras publicadas de lo que la gente cree”.

Has mencionado en algunas ocasiones que escribes para concursos, ¿crees que esta práctica limita la libertad creativa del autor?

No es que yo produzca para concursos; es decir, cuando me encuentro escribiendo, de hecho casi siempre cuando empiezo a escribir, no estoy pensando en concursos; veo convocatorias abiertas, y eso me sirve de incentivo, me pongo una fecha límite para terminar la obra.

Por otro lado, a la hora de comenzar a crear me permito la libertad creativa de hacerlo cuando quiera y como quiera, porque si algo necesita un autor, es precisamente esa libertad.

¿Piensas que los límites formales que imponen muchos concursos afectan negativamente la originalidad de una obra?

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Los límites formales pueden afectar en algunos momentos la originalidad o a la obra por completo. Y no solo la originalidad de la obra; por ejemplo, en el caso de mi última y primera novela, La biblioteca de Alexa, Premio Calendario 2024 en la categoría de Ciencia Ficción, ya tenía un trabajo avanzado, pero tuve que disminuir su alcance, dejarla sin desarrollar y centrarme solo en la trama principal, pues no cumplía con el límite máximo de páginas que convocaba el concurso. La biblioteca de Alexa es una obra que me gustaría seguir trabajando en un futuro y hacer, a lo mejor, una versión ampliada.

Ahora, ¿por qué sucede esto? Establecen un límite máximo de páginas debido a la crisis de papel y tinta. Es cierto que los textos que se publican son breves, exceptuando algunos concursos como los convocados por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), que sí permiten una mayor cantidad de páginas.

La mayoría de los concursos en Cuba exigen un máximo de menos de cien cuartillas para ser aceptada y esta cuestión en géneros como la novela, que necesita muchas veces “aire” y extensión para desarrollar personajes, tramas, subtramas, puede limitar al autor.

Yo sería partidaria ‒pues ahora existen nuevas estrategias; por ejemplo, el formato digital‒ de ampliar un poco la cantidad de páginas máximas en concursos, para que los autores tengan la posibilidad de escribir textos más nutridos.

¿Ser miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) es un requisito práctico para acceder a oportunidades editoriales en Cuba?

Ser miembro del AHS no es un requisito indispensable. Conozco personas que no son miembros, y sin embargo, han ganado concursos convocados por la asociación. Han sido publicados incluso.

Opino que lo necesario para acceder a estas oportunidades editoriales, es la vía para saber que existen y la vía para trabajar tu obra. Es decir, pienso que influyen mucho los talleres literarios o la posibilidad de que un joven autor encuentre cierta forma de tutelaje con autores maduros, que los logren direccionar. A veces, se da el caso de que muchos autores jóvenes están produciendo, pero no tienen una formación crítica.

Es posible que no hayan chocado con un editor o con un proceso de edición, no tienen conocimiento de las oportunidades existentes o de cómo se maneja la dinámica editorial cubana, que es distinta a la de otros países. Por ejemplo, pienso en el fenómeno Wattpad, en donde muchos jóvenes escriben, los que a la vez están acostumbrados a no recibir crítica sino halago, y al escribir con ciertos formatos, con ciertas temáticas, son obras que muy difícilmente encuentran cabida en el sistema editorial cubano.

Entonces, ¿cómo reconciliamos el abismo de esos jóvenes que escriben con las editoriales? Muchos lo logran a través de talleres, de contacto real con las editoriales, de encontrar un tutelaje, aunque no es menos cierto que muchas veces se queda de la mano: está el azar de por medio, que se dé la oportunidad. Pero no es requisito indispensable.

Ahora, una vez que perteneces a la asociación las oportunidades son muchas: ellos te ponen en contacto con escritores y editores. Te facilitan la invitación a eventos como las Romerías de Mayo, la Feria del Libro de La Habana, en donde te rodeas de un mundo lleno de posibilidades: coordinadores, directores de las editoriales que publican a los jóvenes, lo cual, por supuesto, te facilita más el trabajo.

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¿Dirías que la AHS actúa como una instancia reguladora dentro del ámbito artístico joven?

Sí actúa como una especie de reguladora, pues el papel de la AHS es por un lado promocionar, y por el otro orientarte, que encuentres cabida y logres conectarte con artistas de otros puntos del país. La asociación sirve de intermediario, de plataforma para que puedas de alguna manera insertarte en el universo creativo joven de Cuba.

¿Crees que los espacios oficiales de legitimación artística en Cuba favorecen a una élite en lugar de promover la diversidad creativa?

Considero que no es elitista, porque si no, jamás me hubieran dejado entrar, en primer lugar. Pienso que promueven la diversidad creativa, más que favorecer a una élite. ¿En qué sentido? Yo misma no me considero una élite. Yo fui alguien que aprendió desde un taller literario, se fue acercando, creció en la AHS y realizó todo este proceso que he comentado.

De existir un comportamiento elitista, yo no lo veo así, pero de existir, tampoco es cerrado. Por ejemplo, en mi caso llegué a estar en el grupo de asociados y lo hice por mis propios medios. Era alguien sin contactos en el mundo literario hasta que fui a mi primer taller y la persona que lo llevaba me amadrinó.

Creo que hay cierta incomunicación entre los que están dentro de las asociaciones y aquellos que lo ven desde afuera. Por posturas de ambos. Y creo que si se trabajara más en mejorar esa falta de comunicación, se dejaría de ver, en algunos momentos, como una élite.

¿Cómo percibes la evolución de la literatura cubana contemporánea y tu lugar dentro de ella?

La evolución de la literatura cubana contemporánea es como un animalito salvaje. Ahora mismo hay muchos autores con voces variadas. La narrativa, y en especial la poesía, es muy diversa. Encuentro mucha calidad, tenemos un diapasón de voces que me parece extraordinario, pues hay eventos en los que también he podido entrar en contacto con autores de América Latina y el Caribe, y eso me ha hecho comprobar la alta calidad de la literatura y el arte que se crea en Cuba.

Esto es algo de lo que muchas veces no estamos conscientes, porque de cierta forma nuestra condición de isla, más otras situaciones, nos mantiene un poco aislados del arte contemporáneo que se consume en nuestra área geográfica.

Cuba tiene una tradición literaria muy rica y se ha logrado continuar, mantener y está creciendo. A pesar de todos los problemas que hay, a pesar de lo difícil de la situación, pienso que nuestro arte es un arte de resistencia, que vamos a mantener incluso cuando las condiciones sean las más adversas, lo que nos hace ser algo que va a evolucionar y que se va a resistir a ser aniquilado. Es cierto que va a cambiar, pero se mantendrá.

Y yo soy una artista más que está deseando incluirse en esa corriente del arte contemporáneo, tratando de hacer lo que me toca, y sobre todo queriendo ser leída, publicada. Es lo que pienso yo, al igual que casi todos los autores jóvenes, llegar a un público, poder compartir con él, ya sea desde el libro impreso o desde los eventos, tener un lugar, ser parte de ello.

¿Consideras que el valor de una obra está más en su contenido que en la forma en que fue creada?

La dicotomía, forma y contenido, el qué es más importante en una obra, es algo que se viene preguntando desde hace mucho tiempo, y algo curioso es que todos los artistas tienen su propia visión al respecto.

Soy alguien que piensa que ambas cosas deben ser llevadas a la par. La forma es muy importante, por supuesto. Una historia por muy buena que sea, si no se comunica bien, no llega al lector. Al mismo tiempo, tampoco estoy del lado de las personas que piensan que se pueden contar o transmitir cualquier cosa, mientras se haga bien.

Soy partidaria de que tiene que haber algo que le aporte peso. Escribes algo que sea más o menos entendible, sí, pero a la vez necesita un contenido que llene. De otra forma, el lector, al concluir la lectura, sea del poemario, el libro de cuentos, la novela, quedará con un vacío tremendo. Por tanto, ambas cosas deben ser llevadas a la par.

De hecho, las obras de la literatura universal y contemporánea que más he disfrutado leer han sido las que han cuidado ambas cosas y eso es lo que aspiro también desde mi obra.

Con la novela La biblioteca de Alexa te sumerges en temas como los sueños y el alcance de la libertad e incluso la cuestión de la inteligencia artificial (IA). Sobre esto último, ¿crees que una obra generada con ayuda de inteligencia artificial puede ser considerada auténticamente literaria?

El tema de la inteligencia artificial es complejo. En lo personal, no me gustaría opinar sobre si puede ser considerado auténticamente literario, pero de permitirse, diría que no lo es.

¿En qué sentido? Algo tan personal como la creación artística, que necesita tanto de la visión propia, no puede ser suplido por una IA. Conozco personas que le sugieren elementos y ella les da ideas de argumentos. Yo les digo que están ignorando una de las mejores cosas de ser artista.

No quiero que la IA me diga cómo hacer eso, escribir la idea de un poema o de una novela. Necesito sentir la satisfacción, ese chispazo que uno tiene a veces cuando tiene una revelación. Me provoca placer, yo lo disfruto, ¿cómo voy a dejar que la IA me lo quite? ¿Cómo yo misma voy a provocar que la IA me lo arrebate? ¡No quiero renunciar a eso!

Como sea, el valor de lo hecho por uno mismo debería primar. El orgullo como creador, lo de saber que eso salió de ti por completo. Considero que también le aporta parte del valor que tiene la obra artística.

¿En tu opinión, el uso de inteligencia artificial en la escritura debería considerarse una forma de plagio?

Recuerdo un chiste que dice: tomar de una investigación es plagio, y tomar de muchas fuentes, es investigación. De alguna manera pienso que sí es plagio, aunque no necesariamente.

La IA, muchas veces, bebe de un cúmulo de información y de ahí toma elementos generales. La IA investiga por ti y te lo sirve en bandeja. Al final, también es cierto que nosotros no creamos obras de la nada. O sea, nosotros cuando creamos, tomamos elementos de todo lo que hemos leído y del arte que hemos consumido. Sin embargo, pienso que lo que hacemos es nuestra propia forma de tomar todo, procesarlo y de ahí generar algo. La IA en cambio lo hace de forma automática. Nosotros lo hacemos de forma creativa.

Cuando dejas de utilizar una herramienta, pierdes la habilidad para usarla. Creo que en ese automatismo estaría de alguna manera el susodicho plagio. No recomendaría hacerlo, pues te resta. Si los autores nos recostamos en la IA para que ella nos ayude a crear argumentos, vamos a perder la capacidad de crearlos, y es algo que nos limitaría como artistas.

¿Piensas que la inteligencia artificial puede reemplazar en algún momento el proceso creativo humano en la literatura?

El que la IA pueda reemplazar en algún momento el proceso creativo humano depende solo de nosotros. El arte, la creación funciona de forma diferente a otras actividades humanas. La inteligencia artificial nos suplantará si nosotros queremos, si nosotros nos acomodamos y dejamos que sea más fácil que se generen obras de esta manera. Igual, al final siempre habrá personas que defiendan la postura del artista y veremos entonces, en ese conflicto, quien termina ganando.

¿Qué te gustaría que quedara de ti en quienes leen tus textos?

Que sintieran que no perdieron el tiempo. La peor sensación es terminar de leer un libro y saber que no valió la pena. Un lector se compromete mucho; por lo menos yo me entrego por completo, y quisiera que las personas hicieran lo mismo con mis textos: que los disfruten.

Incluso que los releyeran en otro momento, que les quedara en la cabeza algo, un detalle, una historia o un verso de un poema. A eso aspiro. Y, sobre todo, que las personas no sientan que perdieron su tiempo y su dinero comprando y leyendo mi libro, sino que termine siendo algo provechoso para ellos.


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