Camilo de la Peña: De su “cuño” y letra
- Por Rosana Rivero Ricardo
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Fotos: Cortesía del entrevistado.
Pocos, muy pocos, como él, tienen ese doble don. Camilo de la Peña puede curar el cuerpo y también puede curar el alma. Él es médico por vocación y músico por naturaleza.
Trabaja como cualquier doctor: toma la presión a los viejitos, escribe incansable en las historias clínicas de embarazadas y lactantes, hace terrenos e incluso, guardias de 24 horas. Es posible que, en algunas de estas guardias, cuando todo está tranquilo y la madrugada invente a echar un repelón en la litera, a Camilo le haya nacido una de sus cien canciones. Como también es posible que, en alguna presentación como músico, haya dado consultas, recete algún medicamento o asista a alguien con problemas.
En esa singular combinación de estetoscopio y guitarra, ha vivido Camilo por 58 octubres. Cuenta que, en su casa, siempre se respiró cultura: “Mi papá recitaba y mi mamá tocaba el piano y cantaba. Mis hermanos tocaban guitarra.
Camilo (al centro) con sus hermanos.
“Con mi hermano Eduardo y unos amigos comencé a los 10 años a tocar ese instrumento. En cuanto lo tomé por primera vez, comencé a componer algo que yo llamaba canciones. Ambas cosas, la guitarra y la composición, surgieron casi al unísono.
Más tarde, al entrar al Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas José Martí, tuve por primera vez instructores de arte que me ayudaron a desarrollar la pasión por la música y la guitarra en particular. Allí formé parte de agrupaciones de música tradicional y electrónica. También fui trovador y acompañaba con la guitarra a otros cantantes. Paralelamente, fundé en Buenaventura el Septeto ‘19 de abril’ que formó parte de las principales instituciones culturales del municipio”.
Camilo hubiese sido solamente músico de haber existido en su infancia las escuelas de arte de hoy. Por eso, estudiar otra carrera era la norma y eligió la Medicina.
Finca Mayabe. Casi en los inicios de Zenda.
Con la experiencia musical del preuniversitario y al concluir su especialidad, decidió crear su propio grupo. El formato sería el de un septeto de música tradicional. Así surgió, en 1995, Zenda; aunque no bajo ese título:
“Nos hicimos llamar Rumbos. Ese era el nombre de una cadena turística a la cual pertenecía la Finca Mayabe, donde empezamos a trabajar. Se hizo un concurso para participar en una Convención Internacional de Turismo en la Habana y lo ganamos. En ese momento, realizamos un concurso en la radio para cambiarle el nombre al grupo; pues no solo representábamos a Rumbos, sino a todo el turismo en Holguín.
“Le pusimos Zenda, porque era similar a Rumbos etimológicamente. Lo inscribimos con Z, como una falta ortografía, para llamar la atención, por sugerencia del periodista Cleanel Ricardo.
“En sus orígenes el grupo lo integraban amigos universitarios: dos matemáticos, un químico, un profesor de inglés y un profesor de percusión. De ellos, sólo Katia, nuestra vocalista, y yo nos mantenemos aún en plantilla. Han pasado por la agrupación en estos 26 años de trabajo decenas de valiosos músicos holguineros”.
Zenda ha representado a Cuba internacionalmente en varias ocasiones en Colombia, Venezuela, Honduras y México. Su padre, Camilo, tuvo que dejarla atrás por dos años cuando tuvo que cumplir misión médica por dos años en Guyana:
“Fue un momento difícil, a pesar de la importancia de la tarea; pero sentí la comprensión de todos los músicos y Zenda siguió funcionando, a pesar de mi ausencia.
Bodeguita del Medio Puerto Vallarta, México. La Luma con el Septeto Zenda. ¡Un año completo de trabajo!
“Han sido más los momentos gratos que hemos vivido con la agrupación, como las grandes tribunas de las que formábamos parte en la lucha por el retorno del niño Elián. También lo son el hecho de pertenecer al Catálogo de Excelencia de la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos Faustino Oramas, la grabación de nuestro primer CD, el videoclip realizado por Jimmy Ochoa a la canción ‘!Como yo te amo!’, uno de nuestros temas más recientes... En fin”.
Llevar las dos profesiones no siempre es fácil: “Lo primero es sentir verdadera pasión por ambas y mucha comprensión por parte de los administrativos. En mi caso, eso nunca ha sido un problema.
“Incluso haciendo guardias, siempre hay tiempo para crear, grabar, actuar. Los ensayos con el grupo generalmente se planifican una vez a la semana, en horarios de la tarde. Llevo preconcebido lo que vamos a ensayar o a montar y cada cual aporta su criterio.
“No obstante, son tiempos difíciles para mantener un grupo. Algunos de mis músicos trabajan en otras agrupaciones o tienen otras profesiones como yo. En ocasiones, tienes que buscar un bateador emergente para realizar una actuación. Otras, tienes que cambiar el repertorio para que ese bateador emergente pueda trabajar más fácil contigo”.
Miles de recetas tienen el cuño de Camilo el médico. Pero más importante aún: un centenar de canciones tienen el sello de Camilo el músico. La mayoría son de música popular bailable; algunas, trovadorescas.
Cuando se me ocurre una idea para una canción, no paro de pensar hasta que no la termino. Cuando viene la musa, ni duermo. Lo mismo ocurre si estoy haciendo el arreglo para un tema.
Casi siempre la última canción que compones es la que más te entusiasma. Sin embargo, le tengo un cariño especial a ‘Don José’, un tema que le dediqué a mi papá y con el cual se realizó un video clip”.
Camilo el médico “se presenta” en el Políclínico Pedro del Toro para atender a sus propios compañeros de trabajo. Camilo el músico “da consulta” junto a Zenda en disímiles espacios de a ciudad de Holguín como la Casa de la Trova, la Casa de la música, la Plaza de la marqueta, la Casa de Iberoamérica.
“Me siento muy satisfecho de ser Camilo el músico y Camilo el médico. Cuando llegue el momento, está claro que dejaré de ejercer como doctor, pero estoy seguro de que la música estará conmigo hasta el último de mis días”.