El futuro del pasado

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Tecnologias presente futuro Ana MCollage: Ana Maidé Hernández

Diariamente generamos millones de bits de información digital. Fotos, audios, videos y documentos se apilan en las memorias cada vez más grandes de nuestros dispositivos electrónicos. Pero ante las increíbles posibilidades de almacenamiento que surgen aceleradamente vale preguntarse, cuál será el futuro del pasado.

Cuando los tocadiscos, radiocaseteras, reproductores de cintas, de CD, VHS, VCD, DVD, ya no sean más que piezas museables, cosa que debe estar pasando ahora mismo, a juzgar por la velocidad con que cambian los soportes hoy día, cómo podremos escuchar esos viejos casetes, mirar las fotos de nuestros días de secundaria y preuniversitario, revisar documentos quemados en un CD hace menos de una década, ya ni hablar de oír un disco Areíto (de los que no se rayan) con un Silvio jovencito y delgado afuera.

Es realmente preocupante el hecho de la fragilidad de muchos de estos soportes, lo sabemos los que enfrentamos las cuatro fases del duelo después de haber perdido una PC y sus respectivos 500 gigas de información irrecuperable, con ellos desaparecieron como si nunca hubieran existido ideas, pasado en imágenes y proyectos en germen.

Hablo por todos los que en una memoria micro SD arruinada perdieron momentos trascendentes y contactos de amigos, el audio de una entrevista aún por transcribir y el capítulo 1 de la tesis de grado.

La fragilidad de estos soportes y dispositivos y lo que se siente al percatarnos de que no conservamos salvas en ningún sitio, aunque siempre lo pensamos, solo es comparable con la sensación de estupidez que nos invade al cerrar sin guardar un documento rumiado por horas que vuelve a cero por no apretar Ctrl + G, esto elevado a la décima potencia. Hecho el cálculo traduzco que es muy fácil perder la información que generamos en los dispositivos electrónicos y no tan fácil recuperarla.
Tecnologias presente futuro
 
Y más preocupante resulta esta interrogante que les dejo: ¿Qué pasará dentro de 20 años con esas remembranzas y evidencias de nuestros días sobre la tierra que ahora están en código binario? ¿Qué pasará con las que, en papel de foto, viejos negativos y acetatos empolvados, manuscritos o cintas que se acumulan aún en posesión de gente más apegada al ayer?

A pequeña escala dependerá de cada uno, pero en el mundo, la Unesco, desde 2001 está apuntando a los estados miembros, la urgencia de tomar en cuenta este fenómeno ante la acelerada obsolescencia de los dispositivos electrónicos en la sociedad.

En 2003 se creó la Carta para la preservación del patrimonio digital, donde se sugería establecer protocolos para protegerlo, seleccionar aquellos productos de la cultura sensibles de ser conservados, e instaba a generar un aparato jurídico que les diera un carácter vinculante a estas disposiciones y al mismo tiempo planteaba la democratización del patrimonio preservado.

Ya en 2010 el organismo internacional en cooperación con la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios e Instituciones dio a conocer su Manifiesto sobre las Bibliotecas Digitales cuyo propósito era similar al de la Carta y buscaba eliminar la brecha digital.

Desde entonces los estados han ido construyendo sus propias estrategias que avanzan cada uno a su ritmo. Aún en Cuba el proceso de digitalización de los archivos de distintas instituciones es una realidad en construcción mientras que en otras continúa siendo una quimera.
Pero no debe dejarse de lado tampoco el cuidado de lo que se construye en el presente porque mañana, ya sea en holograma o entregado por una impresora 3D, nosotros seremos el pasado y nuestros recuerdos dependerán de lo que seamos capaces de preservar hoy.

Liset Prego Díaz
Author: Liset Prego Díaz
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Yo vivo de preguntar… porque saber no puede ser lujo. Esta periodista muestra la cotidiana realidad, como la percibe o la siente, trastocada quizá por un vicio de graficar las vivencias como vistas con unos particulares lentes

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