Nuestra historia, como un pan de cada día

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historia de cuba
 
Aquel niño se encogió de hombros y no pronunció ninguna palabra, cuando le pregunté sobre el nombre que llevaba su instalación deportiva. Una jovencita atleta se acercó e insistí con ella: ¿de quién se trata la personalidad que identifica a este lugar? Silencio como respuesta. ¿Un mártir? ¿Fue un deportista destacado?, seguí inquiriendo, nadie contestó.

Hace poco que sucedió lo que les cuento, pero esta semana, mientras pasaba frente a un centro escolar, recordé aquel hecho decepcionante, y le indagué con un estudiante por el mártir que nombraba a su escuela. Se quedó pensativo y luego dijo: no…no sé, señor; menos mal que una avispada niña, que escuchaba la conversación, contestó favorablemente mi interrogante.

Estos son detalles de un problema más amplio. La historia Patria se considera y es un asunto prioritario de la escuela y otras instituciones; sin embargo: ¿Basta con lo que se hace? ¿Se hace todo bien...?

En general, a nadie se le cuestiona por no resolver una operación matemática, por desconocer un principio de la física o un fórmula química; digamos que esos son temas de especialistas, más ¡cuánto vacío y orfandad se manifiesta en una persona que desconoce datos elementales de la historia nacional y local?

No todos tenemos que ser historiadores, mucho menos especialistas en esa materia, mas saber de lo que sucedió antes, y de dónde vinimos, no es solo mostrar nivel cultural, que de por sí es importante; resulta imprescindible como identidad, sentido de pertenencia y para completar la formación espiritual y ética del individuo; comprender la existencia y saber por dónde ir.

Las clases de historia, sus libros de textos, los matutinos, la recordación de efemérides y los homenajes a fechas y personalidades son tareas que se realizan, necesarias, que ayudan a la formación integral, pero hace falta más en la labor escolar y extraescolar, de otras instituciones; más allá de formalidades y cumplimientos de orientaciones.

Impregna y educa más lo que se recrea y humaniza en los acontecimientos y personajes, tales como fueron. Nada de la historia debe negarse u omitir; no obviar episodios tristes, ni la posible parte negativa de grandes hombres. Enorgullece lo bueno y enseña lo negativo, ambas calificaciones nos hacen más fuertes.

Creo que fue en una reunión de intelectuales, con visitantes extranjeros y la presencia de Fidel, donde Eusebio Leal, Historiador de La Habana, dijo, aproximadamente: “La historia es como fue y no siempre, necesariamente, como queremos que fuera”.

Los cubanos tenemos muchos motivos para enorgullecernos de nuestro recorrido de lucha por la independencia, soberanía y dignidad del país, y por lo que han hecho muchos de sus hijos en diversos campos del accionar humano.

Los niños, jóvenes y la población en general deben conocer mucho más de ese andar de su pueblo y comportamiento de las generaciones que le antecedieron, pero esos saberes deben llegar con más sistematicidad y hondura, de diversas formas y con múltiples métodos, como parte de la actividad continua de la escuela, de la vida cotidiana, del trabajo que se realiza, de los eventos culturales y deportivos, la literatura y labor de la prensa.

Me reconfortó mucho observar recientemente cómo en un área de béisbol, junto a la técnica y practica de la disciplina, están presentes y se enseñan de manera creativa la historia y otros valores.

También la historia local es un importante componente en la formación completa del ciudadano. Holguín como ciudad y provincia tiene mucho qué contar, desde sus hechos fundacionales, seguida por la heroicidad mambisa encabezada por el Mayor General Calixto García, hasta la epopeya de la Revolución Cubana, conducida por dos de sus oriundos, Fidel y Raúl.

Es difícil encontrar una manifestación de la educación, medicina, ciencia, arte, literatura, ingeniería, deporte y de otros campos dónde los holguineros no hayan tenido ni tengan una figura prominente. De ese andar y raíces hay que pertrecharse siempre.

Pobre los pueblos que no saben y olvidan. “Beber” de nuestros antecedentes, de lo ocurrido en nuestra historia, debe ser como un pan de cada día.
 
Calixto González Betancourt
Author: Calixto González Betancourt
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Master en Comunicación Social, Licenciado en Periodismo. Especializado en temáticas deportivas. Responsable de la Columna “En esta Serie” por más de 30 años.

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Comentarios  

# VENTURA CARBALLIDO PUPO 09-04-2019 17:19
Lamentablente no es el ''pan de cada dia'' conocer, estudiar, proteger, atesorar la historia como referente para la accion cotidiana y para el avance al futuro. Mis dos nietos más pequeños me sirven de trasmisor sobre lo que en la ecuela se hace sobre el tema. No me canso de inquirir y si bien tienen claridad de quin es Fidel, el Che, Camilo, porque parece que se lo han reiterado mucho y en consecuencia lo han fijado ; noto que la ensenánza de la história no es realmente una prioruidad en nuestros planteles ?Estaran preparado nuestros educadores sobre el tema? me parece que tenemos debilidaes en este sentido. Tambien para hacer una buena interpretacion de la historia revolucionaria el profesor tiene que tener una sólida edcacion patriotica ideologica. Si no es asi; no esta en capaciad de llegar a los alumnos con la objetivi dad y profundidad que se requiere. Felicito al autor estos son particulares muy necesario que deben ser retomado por los medios por resultar algo inobjetable para estos tiempos y para todos los tiempos.
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