Papeles
- Por Jorge Suñol Robles
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Con su permiso Polito. Le robo esta canción y la tarareo. Envuelvo entre palabras la idea, entre papeles por nada, disfrazados, ridículos, viejos, empolvados. Papeles constantes, que invaden a la sociedad, a la Cuba profunda del XXI, que burocratizan mecanismos, acciones, movimientos. Papeles presentes y cotidianos, que dan lugar a un peloteo absurdo e incompresible, a decepciones mayores, a buscar alternativas por “la izquierda”, que atrasan sueños e ilusiones. Papeles que demoran o nunca llegan.
Nuestro Semanario llega cada sábado a ustedes, y como no entiende de extensos trámites (al no ser el de correos y su distribución) y de “otras” envolturas que pudiéramos enumerar, llega para denunciar, conmover y hasta seducir, una vez más a los implicados (que somos todos) sobre lo que se ha convertido ya en el deporte nacional, y no hablo precisamente del béisbol, sino del peloteo. “De aquí pa’ allá y de alla pa’ acá”. Reguilete, te conviertes en eso. Vas, como pelota sin guantes que la sostengan, de un lado a otro, para buscar respuestas y soluciones, pero no la encuentras, no se alumbran los caminos.
A veces ni discutes, te come la inercia, la necesidad, y es mejor no buscarte problemas. Pero hay días en que no aguantas más. Reclamas y recibes insultos y no explicaciones. La espera, por “portarte mal”, se incrementa. Es una rutina, un esquema dondequiera que vayas. No es un secreto: nuestra sociedad está contaminada de un burocratismo enfermizo y agotador. A pesar de los debates, de los esfuerzos. Pero no es debatir, es asumir.
Por los diccionarios el término pelotear significa repasar y señalar las partidas de una cuenta y cotejarlas con sus justificantes respectivos. También se refiere a jugar a la pelota por puro entretenimiento y sin la formalidad de haber hecho un partido. En la práctica, es otra cosa bien distinta. Lo definimos como: arrojar una cosa de una parte a otra, disputar, controvertir.
La idea no está en alterar el orden, no radica en violar procederes establecidos. El logro sería viabilizar las acciones, los enormes trámites de vivienda, carné de identidad, emigración, el banco nacional… por solo citar ejemplos claros. Hace falta compromiso con lo que se hace, más explicaciones a los usuarios sobré qué dirección debe tomar su caso y hacia dónde deben dirigirse concretamente.
¿Por qué mandar al cliente que solicita un servicio específico a ver hasta cuatro personas, si va directo con el trabajador que supuestamente debe estar capacitado para brindarlo? ¿Por qué tardar semanas, incluso meses, en hacer una simple planilla, que pudiera realizarse en días? ¿Lo han vivido no? Si no ha sido víctima, lo felicito.
He aplazado por meses renovar mi carné de identidad. El pobre, ya no aguanta más. Pero temo a perder todo el día en una cola interminable y al final no pueda tener mi “plaquita” nueva. Pero eso solo lleva una madrugada y una espera perseverante. Eso es solucionable. Lo triste del caso es entrar a oficinas de Recursos Humanos y ver papeles acumulados, del siglo pasado incluso, totalmente ignorados que luego se conviertan en basura, rica materia prima que una vez atrasó o impidió a alguien un sueño, un trabajo ¿Papeles para mañana?
Cuba cambia, nuestra constitución cambia, pero hace falta cambiar mentalidades, viejas y erradas decisiones. Hace falta librarnos de tantas firmas y planillas, tanto ir y venir, tanto peloteo, que no es para nada apasionante, como ir al estadio y ver a los cachorros jugando.
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