Mi carnaval entre luces y sombras
- Por Maribel Flamand Sánchez
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A María la de mi barrio lo que le gusta es bailar, por eso durante los carnavales disfrutó a plenitud porque hubo música para todos los gustos y anduvo de área en área tras las agrupaciones de su preferencia. Pero para los músicos holguineros fue otra la historia.
La mayoría, unas 38 agrupaciones programadas, apenas pudo ofrecer dos conciertos bailables y hubo quienes tuvieron que conformarse con sólo uno.
Sin embargo, y de acuerdo con una programación llegada a mis manos, fueron mayoría, unas 47, las orquestas de otros territorios presentes en el carnaval de Holguín.
Según los propios músicos del patio en las fiestas populares de Granma, a pesar de la gestión realizada, no se aceptó a ninguna agrupación holguinera, Guantánamo recibido sólo una y en Las Tunas respondieron que el dinero del carnaval era para sus músicos.
Por qué entonces en Holguín se es tan generoso al punto de afectar a los artistas locales. Nadie disputa la participación en nuestros festejos de orquestas de reconocida popularidad vengan de donde vengan, pero es cuestionable la presencia numerosa de aquellas desconocidas y calidad no convincente. La historia se repite y nuestra gente continúa llevándose la peor parte.
Lizet no se perdió ninguno de los tres días del desfile de carrozas, comparsas y paseos. Disfrutó de los muñecones, bailó con los tambores del rumbón, se deleitó con el vestuario suntuoso de algunas de las carrozas, pero a pesar de su corta edad supo percibir que esta vez el paseo bajó su nivel.
En unas carrozas hubo sobreabundancias de atuendos que a otras le faltaron y en algunas comparsas y paseos faltó organización y sentido de espectáculo.
Pero su inocencia de niña no le permitió advertir que nuestro paseo se convierte cada vez más en una extensión del santiaguero, a juzgar por la participación creciente, evidente o encubierta, en carrozas y comparsas, de bailadores y músicos de aquella provincia.
Tampoco avistó lo injusto de no reconocerse el trabajo coreográfico de paseos y comparsas, que se premia en su modalidad por lo complejo que resulta crear coreografías para ser interpretadas por tantas personas no profesionales del arte, a quienes hay que enseñar a bailar y luego coreografiar.
Héctor tiene más de catador que de bebedor, por eso se atreve a afirmar que hubo cerveza suficiente, Mayabe y Tínima, pero que en las áreas pequeñas estuvo mejor que en las grandes donde encontró bebidas “con sabor a purgante de pelo de gato”. Y los inspectores dónde estuvieron, se preguntan muchos.
Caridad fue más incisiva que María, Lizet y Héctor, se pregunta por qué el Teatro del Pueblo no vuelve a un área abierta, donde el pueblo pueda disfrutar de este. Por qué en el carnaval no se topan los precios para que una mazorca de maíz hervida no pueda ser comercializada a cinco pesos y una cajita con un diminuto muslo de pollo a 25.
Liborio disfrutó con seguridad y tranquilidad de sus carnavales, para conseguir este propósito fueron muchos los empeñados, pero el logrado goce colectivo no nos puede hacer mirar de soslayo los lunares y menos aquellos que se resisten para que nuestras fiestas populares transcurran con mayor luz.
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Comentarios
Esos precios exhorbitantes de una mazorca de maíz 5,00 cup, un minúsculo tamal a igual precio, el pan con lechón a 10,00 cup con una cantidad ínfima de carne, pero presentada de una forma que parece que la carne es abundantísima. el precio para montar en los juegos infantiles como los inflabes, ya resultan prohibitivos para un gran porciento de los bolsillos de padres y abuelos. Otro análisis merecen los termos de cerveza, Esos muchachones merecen un premio nobel de la física pues a un termo de 10 hectolitros le sacan 12, con sus "aportes" de espuma y en vez de dar 1500 mililitros, te dan 1200 a lo sumo y ni reclames, que le razón la tienen siempre ellos. debía revisarse también la calidad de la cerveza que se expende pues en todos esos días, yo solamente pude adquirir Mayabe un solo día, el resto Tínima, que cuando se calienta sabe a "Vampisol". ¿Y los cocheros?, hicieron zafra con sus precios. Pero como positivo aprecié buena disciplina, alegría del pueblo, bastantes y variadas ofertas de alimentos y el pueblo hasta altas horas de la noche disfrutando de sus merecidas fiestas populares. Si puliéramos esos detalles, disfrutaríamos más.
lo que muchos infelices no tenían la posibilidad de llegar, no nos podemos conformarcon los precios tan injustos aplicados a los alimentos, comidas excesivas en precios, aparatos para el disfrute de los niños que por poco tiempo cobraban demanera exagerada, una masorca de maiz hervida dura a precios muy altos por poner detalles, ya las fiestas populares a mi modo de verlas se han convertido en explotadoras al pueblo, sobre esto la prensa debe trabajar para ayudar a buscar
justeza, saludos
Aunque encontré buenas ofertas gastronómicas, los precios me parecieron injustos. El maíz hervido y la caldosa incrementaron el precio, pero no la calidad ni la cantidad en el caso de la segunda. Un cuarto de pollo se dividió en tres raciones de pollo frito, de ahí que algunos toparon con un muslo, a veces de pequeño tamaño. Aunque parezca increíble, un cerdo asado triplicó la cantidad de bocaditos. Aunque es imposible comprar una manzana en las tiendas y cafeterías recaudadoras de divisa (a $ 0,45), abundan las ofertas de manzanas, pero a 25 o 30 pesos, o sea, más del 50 por ciento de ganancia, solo por revenderlas. Son detalles que deben revisarse por las autoridades, pues no siempre estuvieron a mano los inspectores para llamar al orden.
Cultura popular no significa vulgar, aspecto que deben revisar los que tienen que ver con el desfile de carrozas, comparsas y paseos. Hay en esta región del Oriente cubano talento artístico de sobra para ofrecer al pueblo un espectáculo que compita en buena lid con los santiagueros. Pero para ello hay que promover más estas actividades. Las comparsas no deben ser cosa de unas semanas antes del carnaval. Creo que se puede organizar durante todo el año para que se seleccione con rigurosidad el elenco, se preparen mejor las coreografías y los vestuarios se confeccionen con tiempo que permita la selección y compra de tejidos apropiados. Esto no quiere decir que las comparsas y paseos se conviertan en compañías profesionales, hay muchos instructores de Arte y promotores culturales en las comunidades que pueden aportar a un movimiento popular que de realce al Carnaval holguinero. Hay mucho, pero creo que la periodista es una voz autorizada en materia de cultura popular y las autoridades a cargo harían bien en escuchar su opinión.
No soy de la provincia de Holguín pero todos los años la visito para esta fecha de los carnavales, de estos últimos puedo decir que no se puede decir que estuvieron malos pero que si hay cosas que los dirigentes deben de tomar de las manos como los altos precios de la comida y los aparatos para el disfrute de nuestros pequeños y velar porque cumplan las condiciones requeridas para la seguridad de los niños otra cosa que vi fue en el área de Ramón Quintana el sábado estuvo en horas de la mañana 3 horas sin cerveza y por la tarde 2 y cuando llenaban los termo que eran 6 solo vendían 1o2 termos y los inspectores bien en ausencia son cosas de debemos mejorar para el pleno disfrute del pueblo y nos vemos en el 2019