Diecisiete Robert Pattinsons

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Este artículo contiene spoilers del filme Mickey 17 (2025)

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¿Recuerdan cuando todo el mundo odiaba a Robert Pattinson? Con "todo el mundo" en realidad me refiero a todos los hombres que recelaban del éxito que la franquicia de Twilight (2008) tenía allá por los dosmil, y veían en el joven vampiro un amaneramiento del conde de Transilvania que, por motivos desconocidos, recelaban de una manera muy, pero que muy intensa (hablo de cantidades exageradas de discurso en redes en torno a lo detestable que era).

Bueno, yo tampoco me acuerdo, ha pasado mucho tiempo. Twilight, me parece a mí, no sé, que se prendió en fuego y ahora es una pila de cenizas (¿entienden?). Pattinson, por su parte, con películas como Good Time (2017) de los hermanos Safdie y El Faro (2019) de Robert Eggers, ha demostrado con creces que sabe actuar.

Espero con ansias verlo como el asesino cambiaformas en la próxima película de Dune o en una nueva de Batman. Mientras tanto, tengo que conformarme con una de sus nuevas películas, que ya desde su premisa prometía Pattinson en cantidades industriales: Mickey 17 (2025).

Dice el New York Times, tómenlo como quieran, que Parásitos (2019) de Bong Joon-ho es la mejor película de lo que llevamos de siglo XXI. Tiene ese excelente filme muchas cosas para celebrar. Por ejemplo, llevarse la estatuilla a mejor película siendo un filme que no es de habla inglesa, sentando un precedente que ojalá se repita en años venideros.

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La filmografía del surcoreano, que también dirige Mickey 17, parece oscilar entre dos tipos de historia: el drama social y realista por un lado, representado, por las maravillosas subversiones del thriller que son Memorias de un Asesino (2003) y Madre (2009), y por el otro, películas de ciencia ficción más comerciales como Snowpiercer (2013) y Okja (2017). Mickey 17 se posiciona en este último grupo.

Inspirada en la novela homónima de Edward Ashton, nos cuenta la historia de Mickey Barnes. Este atolondrado joven, luego de verse acosado por las deudas con un siniestro mafioso, decide escapar de su planeta sumándose a una expedición espacial financiada por el multimillonario Kenneth Marshall, con el objetivo de colonizar un planeta distante.

Por desgracia para Mickey, para poder alistarse a esta suerte de versión MAGA de la Fundación de Asimov, tendrá que hacerlo como un "descartable". ¿Qué es un descartable, se preguntan? Bueno, en este universo existe la tecnología para "imprimir" seres humanos. En la Tierra, es vista como una abominación, ah, pero en el espacio, esa frontera carente de derechos y regulaciones, es una oportunidad tremenda para llevar la ciencia hasta sus límites menos morales.

Mickey Foto 03¿Qué pasa en el cine con el impermeable amarillo este que siempre que alguien lo usa pasa algo malo?

Así, la función que cumple Mickey es la de morir, una enorme cantidad de veces, en experimentos que el equipo científico emplea para facilitar la supervivencia de los colonos espaciales. Por ejemplo, someterlo a múltiples gases tóxicos para desarrollar una vacuna que permita a los humanos respirar la atmósfera del planeta.

Cada vez que muere, Mickey es vuelto a imprimir, cargando con el trauma y sumando un nuevo número a su nombre que para el inicio del filme ya va por 17. El conflicto principal se desata cuando Mickey es abandonado a su suerte en una de las grutas nevadas del planeta y, pensando que había muerto, imprimen una nueva versión, provocando la existencia de dos Mickeys al mismo tiempo.

En su desarrollo, el filme se nos revela como una suerte de comedia negra que satiriza múltiples aspectos de la sociedad moderna, en especial de aquellas de los países desarrollados que enfrentan una continua precarización laboral.

La nave es una suerte de microcosmos distópico donde el director puede explayarse por ese filón de denuncia que tan bien se le da, aunque claro, en un tono más desenfadado y menos ácido que de costumbre.

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Metidos en estas paredes grises y monótonas, de comida miserable, medidas arbitrarias y emisiones de telebasura dedicadas a construir el culto a la personalidad de Marshall, Joon-ho puede enorgullecerse de conservar buena parte de su personalidad en una superproducción de este estilo, con una cinematografía funcional, sin demasiado vuelo dentro de su opaca paleta de colores.

Las interpretaciones son, a mi parecer, uno de los puntos fuertes. Desprenden una suerte de ligereza posmoderna un poco esquizoide, muy cercana a sensibilidades millenials y gen z, lo cual casi nunca es bueno, pero en este caso aporta un poco de verosimilitud a esta aventura espacial.

Pattinson se luce en el rol protagónico, viéndose envuelto en el dilema del doble, que ha obsesionado a creadores de toda especie desde hace muchísimo tiempo (se me vienen a la cabeza Poe, Borges, Dostoievski, Saramago y la extraña adaptación de este último que hizo Villeneuve en Enemy (2013)). Es la narración forrestgumpiana¹ de Mickey la que sostiene buena parte del ritmo del filme, que por lo demás fluye bastante bien aunque se dilate un poco en los compases finales.

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El desarrollo de Mickey irá encaminado en encontrar su propia dignidad cuando las condiciones económicas lo han vuelto un despojo. Por otro lado, Mickey el múltiple, como símbolo, encarna en su ser a todos los que murieron en nombre de un supuesto progreso, una idea que daba para exploraciones más profundas y que al final se queda en lo superficial.

Otras interpretaciones que destacan son la de Naomi Ackie como Nasha, la pareja de Mickey, que tiene una capacidad de insultar realmente admirable, y las de Mark Ruffalo y Toni Collette, que dan vida a Kenneth Marshall y su esposa Ylfa, los antagonistas del filme, una pareja de individuos detestables que de no tener en nuestro mundo a sus equivalentes de carne y hueso, se sentirían como caricaturas, en especial Marshall, una especie de amalgama entre Trump, Musk y Mussolini.

El final de la película, al que llegamos con una buena cantidad de conveniencias, es típico en su resolución y tibio en su análisis de las causas que provocaron los enredos del argumento, nada nuevo bajo el sol.

Me disgustó especialmente cómo después de construir una amenaza palpable cuando los aliens rodean la nave, se nos diga que se trataba de un amago. Sí, entiendo el mensaje, pero eso le quita muchísimo peso a buena parte del largo conflicto resolutivo y afecta severamente el interés del público por verla de nuevo, si es que alguien sale con ganas de verla otra vez.

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En fin, Mickey 17 es dentro de la filmografía de Bong Joon-ho un punto algo mediocre. Una película entretenida, inteligente por momentos, exagerada por otros, pero que se siente como un episodio de Black Mirror estirado durante dos horas.

Me quedo con una lástima muy personal, una que no se debe tomar demasiado en serio, de que no aparecieran en pantalla diecisiete Mickeys, interactuando con sus diecisiete personalidades. Me parece que eso era lo que todo el mundo quería.

1-Forresgumpeano: esta palabreja me la acabo de inventar, con ella designo a una narración con voz en off parecida a la de Forrest Gump (1994).


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