Vender con buena ortografía

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Mi tía, graduada del pedagógico, conoce varios poemas y juegos didácticos que acompañaron mi infancia. Uno lo recuerdo con claridad. Su título es Amor con faltas de ortografía y pertenece al libro Veinte poesías de amor y un cuento desesperado, de la argentina Liliana Cinetto.

Cuenta la historia de un joven que escribía cartas de amor con faltas de ortografía. Y aunque el afecto y las misivas no tienen que ver con este texto, a ambos ocupa el mismo problema de la lengua, en diferentes escenarios.

La escritura es de las formas de comunicación más comunes. A su vez, las redes sociales son un espacio importante para el intercambio de información y contenido. ¿No es una paradoja que sea en ellas donde peor se escribe?

Según la revista digital Cubahora, Facebook es la preferida por los cubanos. Esta plataforma es un mercado instantáneo para comprar, vender o revender de todo. También, uno lleno de errores ortográficos que rozan lo inexplicable.

Alarma encontrar en los grupos 'Revolico' la oferta de un "vello par de sapatos", una "oya de precion" y hasta "medikmentos". Aún con más frecuencia, los interesados omiten la indicación de contactar "al pv" y preguntan en los comentarios por el "presio", si "asen domicilio" o si el producto es traído del "yuma" o de producción nacional.

Tampoco falta a quien, además del monto o la procedencia del artículo en venta, le preocupe el post. Como observador, he seguido el hilo de intercambios que pasan de acalorados a sofocantes. En este caso sí conviene remitir al privado, para evitar percances que denotan otras carencias aparte de las lingüísticas y materiales.

En plataformas de mensajería como WhatsApp o Telegram se prioriza la rapidez y el contenido del mensaje sobre la forma en que están escritos. De ellas es propia la escritura abreviada, sin acentos, con emoticonos y traducciones fonéticas. Entre los errores más frecuentes está omitir mayúsculas y signos de puntuación, olvidar que existe la h, o cambiar la c por k.

La necesidad de chatear y publicar con decencia no es capricho mío, o de mi profesor de Gramática en la Universidad de Holguín. Leer y escribir errores de manera continua crea una inadecuada representación de las palabras y, considerando el tiempo que navegamos en internet, preocupa que los malos hábitos de escritura trasciendan a otros contextos.

Desconocer las reglas básicas es una causa importante; nadie está exento de cometer errores, sobre todo en palabras técnicas o extranjerismos. Pero también lo son la no tan justificable distracción y la escasa importancia que se atribuye a esta rama del conocimiento.

El carácter informal de las redes contribuye a la falta de interés por cuidar la ortografía. La vara de edad para utilizar un teléfono celular cada día es menos exigente, y para quienes están en etapa de adquirir y perfeccionar el lenguaje, no es saludable la exposición a hábitos de escritura poco ortodoxos.

Lingüistas de la Universidad de Alcalá, en España, señalan que los jóvenes asimilan más rápido estos patrones. Aunque he visto a no pocos profesionales, e incluso graduados de saberes humanísticos, escribir con igual descuido e irreverencia en los espacios digitales.

Escribir bien debe ser interés de cada cual, pues un mensaje pulcro dice mucho del interlocutor. Leer libros, revistas y periódicos es un ejercicio práctico y funcional. Memoriza cómo están escritas las palabras y busca el significado de las que desconozcas. Te ayudará a recordarlas y a ampliar tu vocabulario.

Las redes sociales facilitan la vida y ayudan a optimizar tiempo. La solución no es restringir su acceso, sino darles un uso adecuado. Consta la efectividad de recursos tecnológicos como las plataformas educativas, diccionarios y traductores online para fomentar buenas prácticas ortográficas.

En el poema de Cinetto, el joven estudió ortografía para ser correspondido. En cualquier caso y escenario, los motivos para redactar sin errores son sobrados. Sé respetuoso en tu jerga con la lengua. Amar, publicar, vender o cualquier otro verbo es más efectivo si está bien escrito. Yo, lo aprendí de mi tía.


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