¿Existimos solo en redes sociales?
- Por Alionuska Vilche Blanco, estudiante de periodismo
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Rebeca viene a mí con una urgencia: su teléfono está en medio de una reparación y hace días que no publica fotos en Facebook. "Sin eso no existo", argumenta, y más tarde agrega su cuenta en mi celular.
Reviso su perfil. Tiene 706 seguidores, publica con regularidad qué está pensando y comiendo, por qué está soltera, a qué famosos se parece más, qué la hace estar triste, dónde está y con quién o quiénes. Casi todas sus publicaciones superan los 300 "likes" y almacena más de 2 mil amigos.
Encuentro un comentario suyo en una publicación en la que la han etiquetado: "Que en paz descanses Edelsa, te querré siempre".
Muchos de nosotros encontramos en las redes sociales una forma de compartir nuestras experiencias y conectar con otros, pero a veces más que eso. Encontramos allí validación, importancia, atención y una forma de construir nuestra identidad. Conozco a personas que, como Rebeca, fotografían sus vidas y las muestran a todos. Gente que va a un concierto y en vez de disfrutarlo, lo graban.
Es importante cuestionarnos si nuestra existencia se limita exclusivamente a lo que mostramos en las redes sociales. Pueden convertirse en una especie de vitrina en la que exhibimos las versiones más seleccionadas y editadas de nuestras vidas. Buscamos la validación externa a través de "me gusta" y comentarios, y podemos caer en la creencia de que solo existimos si recibimos esa validación. Esto me hace preguntarme si la autoestima y el sentido de valía de mi amiga están siendo definidos por la atención y aprobación que ella cree que recibe en línea.
La realidad es que la vida trasciende las redes sociales. Nuestra existencia no puede ser reducida a una serie de publicaciones y fotos cuidadosamente curadas. Somos mucho más que eso. Tenemos pensamientos, emociones y experiencias que no necesariamente compartimos en línea. También tenemos relaciones y conexiones fuera de la pantalla, momentos de introspección y aprendizaje que no se reflejan en una biografía digital.
Es fundamental recordar que la felicidad y la existencia van más allá de cuántos seguidores tenemos o de cuántas veces somos etiquetados en publicaciones. La verdadera felicidad radica en la conexión con nosotros mismos, en tener relaciones significativas y en encontrar un sentido de propósito en nuestras vidas. Enfocarnos en la calidad de nuestras experiencias y relaciones, en lugar de la cantidad de "me gusta", puede ayudarnos a redefinir nuestra percepción de la vida.
Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de la responsabilidad que conlleva la información que compartimos. A medida que construimos nuestra identidad digital, debemos ser auténticos y transparentes, evitando la tentación de idealizar o distorsionar nuestra realidad. También debemos ser empáticos y considerados con los demás, recordando que nuestras publicaciones pueden afectar a las personas de maneras que no siempre somos capaces de ver.
Es importante encontrar un equilibrio entre la vida digital y la vida real: algo que intenté explicarle a Rebeca, pero ella no comprende ni quiere hacerlo. Su novio la ha dejado por otra y hace unos días lanzó su teléfono contra la pared. La veo arreglarse como quien se va de fiesta, aunque en realidad se pasará la noche llorando en mi hombro. Desde mi móvil postea una imagen suya: maquillaje de lujo, blusa de Shein, short cachetero: "Rebeca González Ruíz está donde la traición no se perdona con 90 personas más. Triple M: más buena, más dura, más level.
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