Tranquilidad ciudadana

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La tranquilidad ciudadana en Cuba constituye un orgullo de la Revolución, desde el mismo primero de enero de 1959, una conquista de su pueblo para disfrutar en paz sus calles, parques y barrios.


No se puede permitir que nadie conspire contra la concordia, cariño, tranquilidad, seguridad, respeto, sentimiento de solidaridad y el orgullo para vivir felices con la familia al gozar de un entorno seguro.

El orden público indica la coexistencia pacífica de un país, según las relaciones interpersonales, el respeto a la convivencia y a la ley.

De nuevo volvemos a ratificar el compromiso de defender la seguridad ciudadana, ante el intento de sembrar la desconfianza en las fuerzas del orden y brindar al mundo una imagen desfigurada del país.

Hoy, más que nunca, la realidad exige no abrir brechas a nada que debilite la confianza de andar, a cualquier hora del día, por las calles y barrios de toda Cuba.

Porque cualquier expresión de delito, indisciplina social y corrupción atentan contra lo más sagrado del proceso de construcción de la sociedad cubana, como uno de sus principales pilares, que tanto envidia el Gigante de la Siete Leguas.

La particularidad justiciera de la Revolución solo admite las diferencias entre delincuentes y personas honradas, quienes cometen crímenes o respetan la ley, obscenos o decorosos.

Aquí no legitiman actos de violencia evitables, pero tampoco implica temor al pleno ejercicio de la autoridad para el respeto a la Constitución de la República, mantener la adecuada convivencia, hacer cumplir las leyes, la civilidad, la propiedad social e individual, con la más correcta ética y moral.

El pueblo confía en que, cada vez más, su policía, de la cual tanto depende el bienestar colectivo, sea más profesional, con firmeza, buena educación y los requeridos recursos materiales para la defensa personal, conjuntamente con la preparación que la capacite para actuar, en cada situación, lo más intachablemente.

Incluso a menudo, popularmente, se le censura a la policía por la tendencia en comportamientos tolerantes, por su proceder de respeto a la dignidad humana y el afán de evitar la violencia, de los cuales, a veces, se valen delincuentes y otras personas de conductas indeseables.

Pero jamás se permitirá a los malhechores aprovecharse de esa generosidad y menos que incumpla su misión para evitar inadmisibles acusaciones de supuestas violaciones de derechos humanos porque, por encima de todo, debe cuidar y mantener el orden para vivir en paz en todo el Archipiélago Nacional.

Como defiende Fidel desde los primeros días de enero de 1959: "El crimen más grande que pueda cometerse hoy en Cuba… sería un crimen contra la paz. Lo que no perdonaría hoy nadie en Cuba sería que alguien conspirase contra la paz".

Esa paz es sagrada y su dueño es el pueblo que, mayoritariamente, admira con total cariño a su policía, al escudo del país, eterno guardián de la seguridad del Estado y el orden interior.

En el editorial del periódico Granma, del 15 junio 2023: “La guardia revolucionaria no se descuidará jamás”, refrenda: “Montados en guiones manidos para arremeter contra el respeto a los derechos humanos en Cuba, tratan de demonizar a los miembros del Ministerio del Interior y con más énfasis arremeten contra la Policía Nacional Revolucionaria”.

Y destaca que las fuerzas del orden han realizado, en lo que va de 2023, más de 11 mil 500 acciones de prevención y enfrentamiento contra el delito, en las cuales más de 12 000 individuos fueron imputados por ser comisores de diversas modalidades y los implicados en hechos de mayor gravedad y connotación se pusieron a disposición de los tribunales.

Es la decisión de luchar desde el heroísmo para mantener la justicia, con valentía, firmeza para salvaguardar la belleza de nuestro orden, a pesar de los constantes “golpes de esa guerra no declarada contra la economía y la sociedad, contra la vida cotidiana y los sueños de progreso de la nación”, como denuncia Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba. 

Rodobaldo Martínez Pérez
Author: Rodobaldo Martínez Pérez
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Máster en Comunicación Social, autor del blog Holguín Ahora.

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