La travesía de la victoria
- Por Danay Elizabeth / Estudiante de Periodismo
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Amanece en Los Cayuelos, es 2 de diciembre de 1956. Una embarcación se aproxima sigilosamente a las costas del oriente cubano, pero no es un barco cualquiera, sino uno cargado de héroes, traen consigo un hervidero de sentimientos.
Vienen asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes; combatientes de la clandestinidad, revolucionarios todos, que traen un objetivo: liberar a Cuba de las siniestras garras del desgobierno de turno.
Al frente Fidel Castro; con él, más de 80 hombres en la pequeña embarcación. Son incontables las necesidades que pasan durante toda la travesía hasta la orilla, el fango, la fetidez del agua, los mangles; a pesar de ser lo suficientemente silenciosos sentían inseguridad por ser detectados.
El camino desde el yate hasta tierra firme fue largo y tortuoso, extenuante, pero al fin consiguieron llegar a suelo patrio. Los presentimientos de ser descubiertos son ciertos, tienen que actuar rápidamente. Reagruparse resultó complejo, algunos tomaron la dirección equivocada y se perdieron.
Así un grupo de valiosos luchadores revolucionarios da comienzo a una nueva y decisiva etapa para el pueblo cubano.
El desembarco de los expedicionarios del Granma se convirtió en el hecho que propició la formación del Ejército Rebelde, algunos días después.
Llegaron a nuestro país los hombres que alcanzarían la victoria definitiva el Primero de Enero de 1959. Hoy los jóvenes, el relevo de la Patria, son los encargados de rememorar la efeméride cada año, los que siguen los pasos de Fidel.
Por la significación histórica de esta fecha, se toma para celebrar el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), reconocimiento merecido para hombres y mujeres que hacen de su trabajo una pasión, y que convierten su día a día en un reto.