Casa escuela

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Para lograr un mejor ser humano es primordial la educación e instrucción tanto en la familia, como en la escuela, fraguas del venir de una sociedad, para la más exquisita cultura.


Cuba, contra adversidades y retos, reinició su curso escolar 2021-22, este 5 de septiembre, para no dejar un solo talento que no se abra a la luz, como dice Fidel: “el puñado de semillas que se siembra en el surco de la Revolución para hacer el porvenir”.

Hoy, en este complejo mundo, en nuestro país la escuela debe modernizarse cada vez más, al ritmo de la vida, para incidir en la formación de ese hombre nuevo con el humanismo de la Revolución, en cualquier situación de la existencia.

Tanto la familia, como la escuela educan e instruyen, con absoluta responsabilidad para la sociedad, a tono con los propósitos de lograr ese hombre nuevo que aprenda a pensar, con proactividad, resistencia creativa, sin miedo al error, apasionado por el conocimiento, la investigación, con ética, moral, sin rendirse jamás, conocedor de su historia y del resto de la humanidad, así como el respeto a las diferencias.

La actual modernidad requiere, desde las primeras edades, ilustrar el mejor uso de las redes sociales, educarse divirtiéndose, con el maestro en el corazón, ejemplo en todo, verdadero evangelio, luminaria, con dignidad a toda prueba, solidario, generoso, flexible, paciente, saber perdonar, reconocer sus errores, ser optimista, humilde y empático.

La relación familia- escuela- comunidad debe caracterizarse por la vocación de trabajar conjuntamente para alcanzar las metas propuestas, con responsabilidad compartida en la compleja y decisoria labor: educación-aprendizaje, sin culpar a ninguna, con un diálogo claro, comprensión y empatía, para lograr los fines conjuntos de generaciones servidoras a su Patria, con el más genuino patriotismo y orgullosas de sus valores, capaces de reverenciar la elegancia, en todos los momentos.

Al lograr, entre todos, el propósito de promover un modo de vida sano y culto, con el mejoramiento cualitativo de la vida en el desarrollo físico, emocional, espiritual, motivacional, intelectual, en defensa siempre de la verdad.

Esa identidad de autonomía, intimidad, adquisición de los valores, que nacen en la cuna, deben fomentarse en todos los tiempos, con los aportes singulares de familia-escuela-sociedad, desde los inicios de los responsables hasta el desandar durante toda la vida, con un sistema de influencias en cada uno de los momentos que permitan su desarrollo armónico.

En Cuba la Reforma Integral de la Enseñanza se declara en 1959, en el siglo pasado y, desde entonces, determina que el objetivo primordial de la educación es el pleno desarrollo del ser humano.

Como defiende Fidel “…la Revolución alcanzará tanto más avance y tanto más éxito, cuanto más trabaje en el campo de la educación, cuantos más técnicos competentes, hombres, administradores competentes, maestros, técnicos, cuadros revolucionarios, tenga. Y en eso está lo fundamental… Para una Revolución que aspira a cambiar radicalmente la vida de un país y a construir una sociedad nueva, ¿qué es lo más importante? El maestro; el maestro es lo más importante en una Revolución…eleva el papel del maestro, la función del maestro. Naturalmente, trata de elevar también las condiciones subjetivas del magisterio, la conciencia revolucionaria del magisterio…”

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Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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