Romper el círculo de la inflación

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inflación juventud rebelde

 

No es solo parte de una canción de Buena Fe y Eliades Ochoa, es una realidad el precio de la libra de la carne de cerdo funciona, en Cuba, como el índice bursátil Dow Jones, que arrastra tras de sí todos los demás precios del mercado y en nuestro criollísimo caso incluye, también, el de las divisas, MLC, CL (y todas las nuevas siglas) así como al “nuevamente” flaco bolsillo cubano de cada día.


Los primeros tres meses del 2021 venían, tras la subida de los salarios, con un poco de oxígeno para los pulmones, lo comprobamos en el presupuesto doméstico y también a través de un reportaje publicado en estas mismas páginas donde varios trabajadores expresaban su satisfacción con la aplicación de la Tarea Ordenamiento y sus esperanzas de progreso y ahorro.


Todo indicaba que quienes vivimos del salario íbamos a quedar en mejores condiciones. Sin embargo, los pronósticos marcharon hacia la derecha y la realidad, hacia la izquierda, nos caímos de la cama y nos dimos de bruces contra el duro piso cementado con precios hasta 12 veces más altos que lo esperado.


La sacudida comenzó en abril y desde esa fecha hasta este fin de año que se acerca hemos presenciado y sufrido una inflación galopante y desmedida que amenaza con arrojar números de dos e incluso tres dígitos (por centuales) de crecimiento en el valor de cada producto o servicio y ese ascenso exponencial se ha constatado, básicamente, en los precios relacionados con la alimentación, el transporte y la vivienda.


Algunos expertos hablan de exceso de circulante, pero habría que ver quienes lo tienen, pues seguro los trabajadores honestos no. Esa “platica” debe estar en manos de revendedores del mercado negro, en cuyos oscuros terrenos hoy un dólar ya vale casi 80 pesos; el papel sanitario se cotiza a 70 pesos cubanos cada rollo y 160 pesos una libra de pollo, si lo encuentras, entre un amplio surtido de productos que nunca sabrás como llegan a sus manos.


No quiero ahondar, esta vez, en la visible indulgencia ante el mercado informal, porque se ve a lo largo y ancho de cualquiera de las calles holguineras y porque me asaltan diversas interrogantes como: falta actuación represiva contra quienes adquieren mercancías en el comercio estatal y las revenden a precios de extorsión? Hay actuación cómplice entre empleados y directivos de las tiendas? Hay cierto grado de impunidad por controles inadecuados o complicidad de los superiores? Demasiadas variables economicas y sociales, algunas muy antiguas, que caen sobre la espalda del reordenamiento y a la postre afectan la economía familiar.


Todos hablan de buscar la forma de controlar la situación, pero en este asunto solo hay dos cosas claras como el agua: ni los precios, ni la inflación se controlan desde un buró, sino por el antiguo mecanismo de la oferta y demanda, y solamente la producción acelerada de bienes y servicios ostenta la verdadera mano ganadora.


Para ello se aprobaron y se valoran nuevas leyes y regulaciones, pero como reza el viejo adagio: “en lo que el hacha va y viene el árbol descansa” por ello resulta vital eliminar las trabas que atan a las fuerzas productivas y despejar el camino a los emprendedores, a las nuevas formas de gestión, de organización e incluso de propiedad.


No es un secreto que el impacto del reforzamiento del bloqueo estadounidense y de la pandemia ha puesto en aprietos a la economía nacional; debido a esos efectos, Cuba dejó de percibir más de tres mil millones de dólares en ingresos desde el 2020 y este año no parece que tenga positivas diferencias.


Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se estima que en 2021 el PIB de Cuba crecería un 2,2 por ciento, sostenido por el gasto público y por la mejora de las exportaciones de bienes y servicios, pero la reactivación económica estará afectada, negativamente, por el rebrote de COVID-19 que vivió el país desde comienzos de 2021.


La inflación, es un fenómeno que ocurre en casi todos los países, de hecho, los bancos centrales siempre tratan de que en su país haya algo de inflación, normalmente entre el dos y el tres por ciento, ya que la subida de los precios provoca que la gente prefiera consumir ahora en vez de más tarde, algo fundamental para que el dinero circule y haya transmisión de bienes en una economía.


Pero cuando hay, como lo vivimos hoy, una acelerada pérdida del poder adquisitivo, pues la subida de los salarios es menor que la experimentada por los precios y si a ello se unen otras causas y factores de impacto como la guerra no convencional que estrangula las operaciones comerciales y financieras del país y las deficiencias internas de nuestro modelo de desarrollo, la situación realmente se torna muy dura.


Lo cierto es que ahora cuando faltan solo unos días para finalizar el 2021, en medio de múltiples preocupaciones, para el cubano lo más comentado vuelve a ser “su índice Dow Jones”, pues la carne del mamífero nacional se cotiza a 200 pesos la libra y ante el galope incesante de los precios que hemos experimentado este año, quien sabe cuánto valdrá el 31 de diciembre, el primer día de enero y el resto de los días y meses del 2022. Al menos para esto deberíamos encontrar una respuesta.

 

 


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