Educación a distancia, pero no distante

  • Hits: 2555

distanteFoto: Granma.cu

 

Frente al celular, parece entretenida, distante, cuesta reconstruir la imagen, la idea, de que no pierde el tiempo en la pantalla. Esto es estudiar, trabajar, crear, ser productiva, aportar, aunque esté en pijamas a deshora, porque el aula es la casa, justo en el sitio de mejor cobertura y el horario docente es ese momento en que los datos están mejores. Aprendemos y enseñamos diferente a como lo hacíamos hace un año.

 

Porque sí, ha pasado un año. Doce meses de una pandemia que ha alterado nuestros planes y rutinas, nuestras maneras de ver el mundo y de interactuar con él, que ha trastornado los procesos sociales que nos implican. Ahora pareciera que todo se resume a la expectativa, la precaución y la búsqueda de maneras de construir una nueva normalidad.

 

A casi todos nos impacta de alguna manera la incidencia de las restricciones por COVID-19 en los distintos niveles de la enseñanza, ya sea que tengamos familiares, conocidos en las aulas, que trabajemos o seamos alumnos o ambos.

 

En la primera etapa de esta crisis, hubo teleclases que intentaban sistematizar los contenidos impartidos en un curso cercano a su final; pero hoy la realidad es otra, en algunos casos el curso apenas iniciaba y era evidente que este quietismo no podía ser, que eran necesarias y urgentes alternativas para echar a andar la maquinaria de la educación.

 

Las teleclases han vuelto. A ellas se añaden otras maneras de conectarse. Los maestros visitan a sus alumnos, al menos conozco casos que así lo hacen, aunque otros no han vuelto a dar señales de vida.

 

Y eso es inaceptable, las clases a distancia no implican la lejanía de profesores y alumnos, que, sin exponerse, deben inventar modos de aproximarse, porque el suyo es un vínculo imprescindible.

 

Ahora, las clases a distancia son el centro de los procesos de enseñanza aprendizaje, plataformas como Moodle, con acceso gratuito, CubaEduca, redes sociales, aplicaciones de mensajería como WhatsApp, los correos electrónicos, el Repasador Virtual y la telefonía fija complementan la estrategia que persigue mantener las mentes activas.

 

Pero aunque las opciones son ricas, diversas, modernas y funcionales por su propia naturaleza, la vida es más rica aún. Pensemos en un alumno, digamos…de Moa; La Melba, por ejemplo.

 

Supongamos que no tiene móvil. Me dirías: “Tal vez, un compañero de aula le puede poner al tanto”. Pensemos que de los habitantes de este lugar solo él o ella cursan esa carrera X. Entonces me dirás: “Puede ir al Joven Club”.

 

¿Y si no hay ninguno allí?, ¿debería moverse a la cabecera municipal para recibir las orientaciones, en medio de un contexto donde se han paralizado el transporte y mucho de la cotidianeidad?

 

Y esto es solo hipotético, aunque sé de alumnos de la ciudad de Holguín que se quejan no solo de no tener un teléfono móvil, o lo tienen, pero no con WhatsApp, y de que la plataforma dispuesta para su aprendizaje es inestable. He sabido de profesores rompiéndose la cabeza para poner a disposición de los estudiantes los contenidos, tratando de entenderse con la tecnología.

 

Pareciera que educadores y educandos fueron tomados por sorpresa, realmente la mayoría no estaba lista para comenzar, de sopetón, un modo de enseñanza pletórico de opciones, lleno de recursos que muestran potencialidades ilimitadas para instruir, pero que por sí solos no conducirán a la formación integral a la que se aspira. No obstante, en gran medida van poniéndose a tono con las demandas de la circunstancia.

 

Hay un esfuerzo enorme de la institucionalidad para sostener todos los procesos, para llegar a cada alumno y mantener vivas las entidades docentes. Son momentos complejos, lo óptimo es difícilmente alcanzable. Todo deberá ir ajustándose, pero los daños colaterales de este ajuste deben ser tenidos en cuenta.

 

En medio de tanta incertidumbre no puede obviarse que gran parte de la enseñanza debe ser resultado de la autogestión del conocimiento, que es menester esforzarse, pero el esfuerzo que se pida tiene que ser lógico y humano, porque los precios, por ejemplo, de un móvil o una computadora, superan hoy los límites de lo racional.


Cada cual haga lo que le corresponde lo mejor posible, pero pensemos en plural al tomar medidas, que, si bien favorecen a un gran grupo, no priven a una parte de los beneficios que tocan a todos.

 

Liset Prego Díaz
Author: Liset Prego Díaz
MÁS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
Yo vivo de preguntar… porque saber no puede ser lujo. Esta periodista muestra la cotidiana realidad, como la percibe o la siente, trastocada quizá por un vicio de graficar las vivencias como vistas con unos particulares lentes

Escribir un comentario